A los 93 años de edad el docente y escritor Carlos René Ibacache recibió, acaso, el reconocimiento más importante de su extensa trayectoria: desde ayer es "Hijo Ilustre" de Chillán, ciudad en la que ha residido la mayor parte de su vida.

Con una vitalidad sorprendente, el columnista de Diario Crónica Chillán dijo elocuente que en Chillán se ha forjado como "docente y ser humano", al tiempo que recordó a otros hijos ilustres de la capital de Ñuble, como Claudio Arrau, Ramón Vinay y Arturo Pacheco Altamirano.

El Concejo Municipal visó el decreto N° 15.508, con fecha 22 de diciembre de 2017, que convierte a Ibacache en nuevo "Hijo Ilustre" de Chillán.

"Me parece extraordinario tener la posibilidad de entrar en ese privilegio. Toda la vida que he vivido en Chillán, de verdad, ha sido una vida común y corriente como la de cualquier ciudadano, solamente empeñado en ser una persona honesta, una persona contribuyente que trabaje junto a su entorno", dijo quien se ha empeñado en hacer prevalecer el gentilicio "chillanense" por sobre el "chillanejo".

En la última década, Carlos René Ibacache había sido distinguido con el reconocimiento de "Ciudadano Destacado" y nombrado como director fundador de la Corporación Cultural del Teatro Municipal de Chillán.

"Mi intención ha estado relacionada con hacer cosas que dejen algo, enseñar, siempre desde una perspectiva positiva", agregó.

Las letras y el aula

A los cinco años llegó Carlos René Ibacache a Ñuble, más concretamente a la localidad de El Rosal, en la comuna de Pinto. Había nacido en 1924 en Valparaíso. Sus estudios primarios los realizó en la Escuela El Tejar (N° 6) para luego pasar al Seminario Padre Alberto Hurtado de Chillán, donde egresó de Humanidades.

Estudió en la Escuela Normal de Victoria y se especializó en la carrera de Pedagogía en Lenguaje en la Universidad Austral de Valdivia, ciudad en la que inició como docente.

En Chillán, ejerció como profesor en múltiples universidades (U. de Chile, Pedro de Valdivia, República) y colegios (Concepción, Padre Hurtado). También ha sido miembro angular del Grupo Literario de Ñuble y de la agrupación pro "Ñuble Región", y su pluma ha llenado las páginas de diarios y revistas del quehacer cultural.

"Este 'Hijo Ilustre' espera serlo hasta que se muera. "Muchas gracias y el tiempo que me quede seguiré dedicándoselo a esta ciudad, que es mi ciudad", fueron las palabras de Carlos René Ibacache al momento de recibir un nuevo reconocimiento a su incesante labor.

Matías Troncoso Carrasco

En la Sala Principal del Teatro Municipal de Chillán se congregó ayer parte importante del universo artístico cultural, para reconocer in-situ a los tres galardonados de la jornada: la violinista Carmen Gloria Mella, el novel pintor Felipe Quezada y el historiador Alejandro Witker.

La instancia fue la ceremonia de entrega de los Premios Municipales de Arte 2017 (Mella se quedó con la categoría "Adultos" y Quezada se lo adjudicó en "Estudiantes") y de la Medalla Municipal de la Cultura y las Artes Claudio Arrau (para Witker), además de servir para otro anuncio a modo de homenaje, la distinción de "Hijo Ilustre" para el profesor Carlos René Ibacache (ver nota en página 3).

Otorgados por la Municipalidad de Chillán a través de su Dirección de Cultura Municipal, los premios responden a una valorización institucional de la labor y trayectoria de artistas y movilizadores culturales que crean y obran desde la comuna.

"Estamos tomando siempre la determinación de reconocer a lo mejor de nuestra ciudad; a los actores, a los gestores, a los que le hacen tanto bien al desarrollo de nuestro querido Chillán. Este año, como en los años anteriores, los ganadores tienen todos los méritos para recibir estos premios. La verdad es que es un lujo para esta ciudad tenerlos", comentó en la ceremonia el alcalde Sergio Zarzar.

Años de dedicación

La Premio Municipal de Arte 2017, Carmen Gloria Mella, ha hecho de sus labores docente y direccional una constante en el ámbito de la música clásica local. Hace 15 años está a la cabeza de la Orquesta Sinfónica Infanto-Juvenil de la Escuela de Cultura y Difusión Artística Claudio Arrau (institución que la postuló al galardón), generando desde allí espacios y propulsiones para nuevos talentos.

"Cuando comencé, mi sueño era sólo tocar bien mi instrumento, el violín, pero la vida nos va encausando y yo me siento privilegiada y orgullosa de estas oportunidades, de poder formar niños y, en primera instancia, tener un bagaje que permite volcar la experiencia en favor de las nuevas generaciones. Es realmente maravilloso ver los resultados producto de la constancia y la disciplina", indicó la músico.

Emergida desde la Universidad de Concepción y con pasos profesionales por la Escuela de Música Experimental de la Universidad de Guayaquil y por la Universidad de Talca, en Ñuble ha destacado su trabajo incansable en la conformación de conjuntos musicales en entidades públicas. El jurado dirimió por unanimidad en favor de la violinista.

"Me siento honrada de poder representar el valor cultural de esta ciudad, donde he participado por muchos años a través de la formación y la difusión de la música", agregó la docente. Al momento de subir al escenario a recibir el premio, se produjo una ovación relampagueante de parte del público asistente a la ceremonia.

La savia nueva

Cuando el pasado 12 de diciembre este matutino le comunicó al pintor Felipe Quezada que había sido anunciado como Premio Municipal de Arte 2017 en la categoría "Estudiantes", su escepticismo fue latente. Aún no lo notificaban oficialmente y se resistía a creer que un reconocimiento de tamaña magnitud recayera en él.

Ayer, cuando recibió el galardón de manos del concejal Patricio Huepe, seguía igual de absorto ante la atenta mirada de su madre, a quien agradeció particularmente por permitirle incursionar en el arte, su "máxima pasión", según relató.

Propuesto por el Colegio Coyam, donde este año cursó tercero medio, Felipe, de 16 años, ha demostrado virtuosismo en su corta trayectoria pictórica. Sus cuadros al óleo, repletos de alusiones a la naturaleza, despertaron la admiración de los integrantes del jurado.

"Me siento extraño, nunca creí tener los méritos para ser reconocido de esta manera. Sólo cuando vi una nota en el diario al día siguiente empecé a tomarle el peso. Eso es como un aliciente para continuar haciendo lo que más me gusta y confiar en que lo estoy haciendo bien. Espero seguir disfrutando de las cosas de la vida, me encanta el arte y si se me da la oportunidad podré hacerlo por mucho tiempo", expresó el incipiente artista, depositario del mismo designio de tantas y tantos que otrora crearon desde y para esta tierra.

Archivo histórico

Unánime fue también la elección del historiador Alejandro Witker para hacerse acreedor de la Medalla Claudio Arrau, distinción bienal entregada a personalidades artístico-culturales e intelectuales de relieve y larga data.

Director de la revista "Quinchamalí. Artes, letras, sociedad" y del Taller de Cultura Regional de la UBB, Witker ha actuado como un verdadero émbolo identitario, recopilando pasajes inéditos de la historia popular de lo que actualmente es la Octava Región (en especial de Ñuble).

En un discurso que se prolongó por más de 30 minutos, recordó largos pasajes de su vida -como el exilio que vivió en México de 1974 a 1989- y su relación indisoluble con las artes y las letras locales.

"Creo que el premio es un reconocimiento a una obra que cubre más de 50 años. En una entrevista me preguntaron 'cuál había sido mi primera acción en la difusión de la cultura', y haciendo memoria puedo situar aquella acción alrededor del año 1962", contó el también gestor cultural.

Aquel año, según prosiguió, fue invitado a la radio de la Universidad de Concepción a realizar un programa sobre "movimientos de los pueblos del Tercer Mundo, lo que fue un tremendo desafío porque no tenía conocimiento cabal del tema. Sin embargo, una buena formación como historiador, recibida en esa misma universidad (la casa de estudios penquista), me permitió sacar el proyecto adelante". Ese fue un hito iniciático para su posterior trayectoria.

En el último tiempo, destacan su publicación insigne denominada "Quinchamalí" (que desde su creación en el año 2010 ha editado un total de 17 números a la fecha) y la confección de los "Cuadernos del Bío Bío".

Llamado de atención

Además de agradecer, en este caso, a la Municipalidad de Chillán por haberles otorgado sus respectivos reconocimientos, Carmen Gloria Mella y Alejandro Witker repararon en la imperiosa necesidad de mejorar y ampliar las iniciativas e infraestructura en materia cultural. Conminaron a las instituciones oficiales -tanto a nivel regional como nacional- a abordar las políticas culturales con seriedad y proyección en el tiempo.

"Se dice que los intelectuales y los artistas debemos ser la conciencia crítica de la sociedad. Sería mucho más fácil, en un evento como este, tener buenas palabras y utilizar el verbo para decir nada. No ha sido ese mi estilo en mi vida, ni menos en esta hora. Hay que librar una batalla con todos los actores culturales de Ñuble, para que los fondos de nuestro gobierno regional se dispongan para que la cultura sea manejada por los que saben de cultura y no por los políticos que solo saben de sus intereses. " Fueron los dardos lanzados por Witker.

Por su parte, la Premio Municipal de Arte 2017 hizo hincapié en la "urgencia de un nuevo edificio para la Escuela de Cultura Artística" y pensar ésta como un conservatorio o instituto con formación profesional.

Las loas, eso sí, apuntaron al Teatro Municipal y a la posibilidad de que el nuevo Centro Cultural de Chillán (ver recuadro) se convierta en un bien público para la ciudad.

"Hay que librar una batalla con todos los actores culturales de Ñuble (...) para que la cultura sea manejada por los que saben de cultura y no por los políticos que sólo saben de sus intereses".

Alejandro Witker, Medalla Claudio Arrau 2017"

1954 Primera entrega Ese año se instauraron los Premios Municipales de Arte organizados por la Municipal de Chillán. En 2017, en tanto, se creó la Medalla Municipal de la Cultura y las Artes Claudio Arrau.

2016 Los últimos El año pasado los Premios Municipales de Arte recayeron en el folclorista fundador del grupo Peñihuén, Miguel Romero, y en el pianista de la Escuela Artística, Israel Manríquez.