Acoso sexual en espacios públicos
El Concejo Municipal de Recoleta aprobó la primera ordenanza que lo prohíbe y sanciona, pero el proyecto de ley duerme hace 2 años.
Una vez más el Concejo Municipal de la comuna de Recoleta marca una pauta a sus pares en todo el país al aprobar una inédita ordenanza municipal que prohíbe y sanciona a quien ejerza acciones de "acoso sexual en la vía pública", con multas en dinero que pueden llegar a los $236 mil, si son comprobados los hechos ante el Juzgado de Policía Local. Se trata de la primera normativa de este tipo impulsada desde un municipio, a solicitud de sus propios vecinos, mientras que el proyecto de Ley de Respeto Callejero, que busca normar y penalizar este tipo de actitudes, ya cumple dos años de discusión en el Congreso Nacional.
El tema no es nuevo y ha sido permanentemente puesto en la agenda de los medios de comunicación desde que se creó el Observatorio Contra el Acoso Callejero de Chile, una fundación sin fines de lucro que se ha abocado en los últimos años a sensibilizar a una sociedad que tiende a considerar como "normal" las conductas en espacios públicos que puedan resultar atentatorias o violentas en el contexto de género.
Si bien la iniciativa no trata de penalizar los "piropos", sí busca erradicar hechos más serios, como que una menor de edad reciba comentarios, insinuaciones o gestos obscenos, bocinazos o silbidos, que una persona sea intimidada por medio de seguimientos o la toma de imágenes o algún registro audiovisual al cuerpo de una persona, con clara connotación sexual y sin su consentimiento; hasta llegar a hechos aún más graves como el exhibicionismo o la automanipulación genital pública.
Según un sondeo realizado en 2015 por INJUV entre 1.114 jóvenes de 15 hasta 29 años, en las 15 regiones del país, al menos uno de cada cuatro encuestados declara haber sido víctima de acoso sexual callejero, el 51% mediante acercamientos intimidantes y un 17% a través de toma de fotografías sin consentimiento. La encuesta también reveló que, a pesar de los avances sobre la percepción de las prácticas que constituyen acoso sexual callejero, un 72% considera que los "piropos", bocinazos y silbidos son "típicos de la cultura chilena".
Quizás esta misma percepción es la que ha entrabado la discusión legislativa del proyecto que ingresó el 17 de marzo de 2015 por iniciativa de un grupo transversal de diputados, fue aprobado unánimemente el 12 de abril de 2016, pero posteriormente no ha pasado de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara alta. En el mismo lapso, según estimaciones del Observatorio contra el Acoso Sexual Callejero, han ocurrido más de 30 millones de acosos en espacios públicos sólo en la Región Metropolitana. ¿Estaría la comunidad de Chillán dispuesta a que también se normara esta problemática en la Región de Ñuble? Sin duda, resulta oportuno abrir el debate.