Ayer domingo 22 de abril se conmemoró el Día Internacional de la Tierra, fecha instaurada en 1970 y cuyo lema para este 2018 fue: "Terminar con la contaminación de los plásticos". Esta instancia nació por iniciativa del senador estadounidense Gaylord Nelson, con la finalidad de crear conciencia común a los problemas de sobrepoblación, contaminación, conservación de la biodiversidad y así proteger el planeta en que vivimos y obtenemos nuestro sustento.
La fecha resulta propicia como una instancia para reflexionar, pero también para tomar acciones concretas como sus habitantes, de que si no evitamos la polución, si no cambiamos las acciones contaminantes por otras sustentables, los propios seres humanos podrían poner en riesgo su propia existencia.
Una manera de aterrizar este tema a nuestra cotidianeidad como ñublensinos es mirar dentro de nuestros propios hogares y darnos cuenta qué tan poco aportamos a la protección del medio ambiente.
Según cifras que publicamos en la presente edición de Crónica Chillán, la cantidad de desechos domiciliarios que los chillanejos producimos cada año han experimentado un incremento exponencial en un corto lapso de tiempo. Por ejemplo, si en 2011 en Chillán se produjeron 61.362 toneladas de basura que se envió directamente al relleno sanitario de Llollinco, seis años más tarde esa cantidad llegó a 72.307. Sin duda que en ello influye el crecimiento poblacional, pero por sobre todo, la falta de acciones personales.
Sabemos por el estudio realizado en 2011 para la elaboración de un Plan Maestro de Residuos Domiciliarios que el 62% de la basura es orgánica, y por tanto reaprovechable en un 100%, por ejemplo para la generación de compost que luego permitiría abonar la tierra. No obstante, por el desechable estilo de vida actual, no nos preocupamos de implementar medidas tan simples como separar las basuras.
La actual administración municipal de Chillán ha impulsado la habilitación de puntos verdes en el territorio de la comuna, que hoy llegan a 23. En 2017, se reciclaron en estos puntos 260 toneladas de desechos. Sin embargo, a falta de una campaña masiva de concientización y promoción del reciclaje, esto representa apenas un 0,3 por ciento del total de desperdicios producidos en la comuna. Un porcentaje vergonzoso.
Otras políticas, como la eliminación de las bolsas plásticas o el Plan de Descontaminación tienen muchísimo menor impacto que lo que cada vecino puede lograr en su entorno familiar y luego replicar estos ejemplos a otros. Es hora de tomar el liderazgo en Chillán en cuanto a protección medioambiental y asumir esta tarea con el compromiso ciudadano.