¡Ésta sí que es buena! El mismo día en que se informó que las isapres ganaron "solamente" $ 70 mil millones en el último año, un 40% más que en el anterior, el ministro de Salud señaló que "le pondremos el cascabel al gato". Desde luego, con esa antigua metáfora se refirió a los abusos, excesos de todo tipo y al desmedido afán de lucro de la salud privada, que tiene un millón de afiliados.
La respuesta de la Asociación de Isapres no se dejó esperar: su presidente dijo que el cascabel hay que ponérselo al sistema público, no sólo en cuanto a atención, sino también en el pago de 270 mil licencias y de 2,5 millones de personas que llevan esperando cirugías. La perla de la torta la colocó sólo 24 horas después, al afirmar que el lucro en salud es necesario.
Como se trata de la salud, invito al lector a participar en el diagnóstico: sin duda, el enfermo está grave o "con pronóstico reservado", expresión que gusta mucho a los médicos.
El ministro de Salud tiene razón. Y el presidente de las isapres también. Pero el sector privado no puede pretender "sacarse el pillo", como en el pool, endosando cargos al público. Los problemas del sector fiscal son los de un enfermo crónico. Los del sector privado, corresponden a un paciente que podría estar mejor, si no se realizaran intervenciones quirúrgicas virtuales, vía cobros médicos, de clínicas y laboratorios, muchas veces innecesarios.
Es cierto que el lucro es necesario. ¡Pero no tanto! No se puede abusar en nombre de la innovación y de la mejor atención de las isapres, porque ése es su deber. Por algo ingresaron al negocio y se dan el lujo de ganar $ 70 mil millones en doce meses. En 2018 podrían ser más, porque cuatro de ellas aplicarán alza bajo el pretexto del incremento del GES.
Hace pocos días, conversaba con un colega, quien me señaló algo en que todo el mundo está de acuerdo: la reforma de la salud pública y privada ha sido un tema tabú para los gobiernos de centroizquierda y centroderecha en los últimos treinta años. Muchos ruidos y poquísimas nueces. En el caso público, por temor a las presiones de los gremios. En el privado, por el intensísimo lobby que han practicado las isapres.
Visto así, el paciente llamado salud se mantiene con un respirador artificial. Y esto afecta a los sectores medio y modesto de la población, que no entienden de "cartas de adecuación" (alzas) ni de las madrugadas ante las puertas de los consultorios. Ojalá que el nuevo gobierno cumpla su promesa y sea quien le ponga de verdad el cascabel al gato. Aunque, en justicia, el tema no es de cascabeles ni de gatos, sino de la vida de todos los chilenos. Lo triste es que, hasta ahora, los pacientes públicos y privados continuamos siendo los gatos.
Raúl Rojas, Periodista y Académico.