Diáconos y crisis en la Iglesia
Señor Director:En los últimos meses la Iglesia de Chile ha estado en el centro de la noticia, derivado de la tardía o nula reacción que algunos de sus Obispos han tenido frente a la denuncia que los afectados o sus familiares les habrían hecho por los abusos sexuales sufridos por parte de clérigos cuando eran menores de edad.
El Papa Francisco ha señalado que, el dolor causado a las víctimas, es tremendo, pues es un crimen que deja a los afectados con vida y, de cuyas secuelas, sin embargo, quizás nunca se podrán recuperar plenamente. Esto, dicho así, es terrible y más aún cuando el crimen fuera perpetrado por quienes están llamados a proteger a los niños y desvalidos, lo que no es admisible en parte alguna, al interior de la Iglesia, rotundamente, ni siquiera debiera ser concebible.
Al momento del retorno de los Obispos al país desde Roma, a donde habían sido citados, cada uno de ellos ha puesto, con su firma, su cargo a disposición del Papa, para que éste, con mayor libertad, pueda tomar las medidas de gobierno que juzgue necesarias.
Nosotros, Diáconos de la Diócesis de Chillán, estamos conmovidos por esta situación que afecta a nuestra Iglesia; en primer lugar, por el daño causado a menores de edad, lo que provoca un inmenso dolor y angustia a las víctimas y sus familias y, luego, porque ha restado credibilidad a la Iglesia y ha resentido su actividad evangelizadora. Las personas, hoy, desconfían de ella y sus ministros.
Expresamos nuestra adhesión plena a esta Iglesia santa y pecadora, formada asimismo por santos y pecadores. Como parte de este cuerpo eclesial, hacemos lo propio y pedimos perdón a todas aquellas personas afectadas por la falta de consecuencia en nuestro servicio. Queremos seguir contribuyendo, con la ayuda del Espíritu Santo, al que hoy invocamos, para seguir anunciando el Evangelio de Jesucristo en todos los ambientes para que, con su influjo, nos renueve desde dentro y nos haga personas más justas, comprometidas y solidarias con los más desfavorecidos, los predilectos del Señor.
Diáconos de la Diócesis de Chillán.
Legislación medioambiental
Señor Director:Respecto a la política medioambiental chilena, es importante fortalecer la legislación penal destinada a proteger el medioambiente, ya que este ordenamiento no ha logrado sancionar con presidio las conductas contaminantes contenidas en el artículo 291 del Código Penal y el artículo 136 de la Ley de Pesca. Solo se establece la aplicación de multas a beneficio fiscal, que no tienen por objeto la reparación del daño y carecen del efecto ejemplificador.
Por dos motivos existe una limitación que impide determinar responsables en estos delitos. El primero es que no se encuentran establecidas sanciones para hechos culposos, a la vez que se exige la existencia de dolo para aplicar sanciones penales. Esto dificulta una investigación acabada de los hechos que, en la mayoría de los casos, son culpa de personas o procesos internos deficientes. El segundo es la necesidad de establecer sanciones a las personas jurídicas, por medio de la modificación de la Ley Nº 20.393, lo que conlleva una mayor fiscalización de los procesos internos de cada una de las empresas susceptibles de contaminar.
Resulta indispensable una legislación penal ambiental que otorgue protección efectiva a bienes jurídicos de carácter ambiental con el fin de fortalecer, efectivamente, las políticas medioambientales.
Tomás Martínez, Abogado de Lagos & Asociados.
Equivocado foco de equidad
Señor Director:Llama la atención que la discusión sobre equidad de género se haya enfocado en sólo una de las medidas que anunció el Presidente: terminar con la discriminación por género en las Isapres; considerando que, del total de la población chilena que cotiza, sólo un 20% lo hace a través de este sistema. Es decir, la minoría. Entonces, se quitó el foco de las medidas anunciadas que efectivamente afectarán a una gran mayoría.
Expongo aquí algunos datos que, a mí parecer, debiesen ser los que alerten a la opinión pública en esta materia: durante la última década, 441 mujeres han sido asesinadas por sus esposos o convivientes; de 10 chilenos sin ingresos propios, 7 son mujeres (Casen 2015); más de la mitad de los chilenos cree que la familia es abandonada cuando la mujer trabaja jornada completa (Encuesta Bicentenario 2017), y así podríamos seguir.
Poner la discusión en el anuncio de una medida de la que aún no hay una propuesta concreta y así desviarlo de los anuncios que realmente impactan a un importante número de mujeres; como lo son el de tolerancia cero a la violencia y discriminación, la corresponsabilidad familiar y la mayor autonomía laboral económica de la mujer es, decididamente, equivocar el foco.
Soledad Rodríguez.