Bernardo Stamateas escribió un libro realmente esclarecedor con respecto a un tipo de personas que nos rodea: La Gente Tóxica. Sin lugar a dudas, estamos llenos de estos seres que parece que se proponen andar tirando por el mundo negativismo y embarrando la vida de los demás. Si pudiéramos mirar con detención, nos diéramos cuenta que mucha gente que pasa por nuestra vida es tóxica y no nos damos cuenta. Lo más terrible que de vez en cuando nosotros mismos nos estamos convirtiendo en ese tipo de personas.
Te invito a descubrir juntos cuales son las características que no ayudan en nada a nuestro crecimiento personal.
Una de las cosas más fácil de detectar de estas personas es que son muy egocéntricas. Hablan continuamente y en exceso de sí mismas, olvidándose de las personas que tienen a su alrededor. De esta forma alimentan inconscientemente su ego tan necesitado de hacer acto de presencia. Además de eso, tienen una visión pesimista. Su discurso está construido a través de quejas y pesimismo. Son los típicos que sacan el lado oscuro a todo lo que les propongas o les cuentes a través de sus críticas y quejas continuas.
Estas personas se viven victimizando por la vida que llevan. Si tienes alguien que en tu entorno enseguida asume el rol de víctima, pretende ser el centro de atención constantemente o simplemente no quiere pasar desapercibido, entonces tienes muchas posibilidades de encontrarte ante una persona tóxica. La envidia es por cierto su mejor aliada y la esparcen por el mundo sin límite. Nunca van estar felices por algún logro que tenga algún amigo o persona cercana.
Y finalmente estos individuos no son felices ya que su modo de pensar les impedirá vivir en paz y en armonía con los demás y su alrededor. Todos somos responsables de cómo queremos y deseamos vivir, y en consecuencia disponemos por naturaleza de los recursos necesarios para modificar ciertas actitudes y gozar de más felicidad en nuestras vidas.
Lamentablemente hay gente que goza haciendo daño a los demás. Pero lo único que hacen es mostrar que están llenas de rencor, resentimiento, miedo, inseguridad entre otras cosas, pero que la destruyen lentamente y que seguramente le quitan su paz interior. Permite que tu vida no sea venenosa, porque el gran perjudicado(a) serás tú. Que tu carácter y personalidad contagie felicidad y alegría para los demás y no te conviertas en una persona tóxica.
Joaquín Pincheira Lagos, Periodista y Coach de inteligencia.