Dentro de pocas horas, comenzará a caer el telón del Campeonato Mundial de Fútbol Rusia 2018. Aparte de reconocer la gran calidad de la organización del evento, con la participación de 32 selecciones, este torneo del llamado "Deporte Rey" se ha caracterizado por la rareza de su desarrollo deportivo.
Cuando le comenté a una sobrina que encontraba raro que este torneo va a pasar a la historia por ser el Mundial sin estrellas, ella me contestó con una frase muy certera: "tío, es que los cegó tanto brillo". No clasificaron selecciones históricamente importantes, como Italia, Holanda o Chile, que venía de campeonar dos veces en el continente americano. Y, a las primeras de cambio, regresaron a casa otras que llegaron con el cartel de "favoritas".
Alemania, que era la vigente campeona del mundo, cayó en la primera fase de grupos. Ni Thomas Müller o Tony Kroos brillaron a la altura de que venían precedidos. Tampoco Perú, con Paolo Guerrero como estandarte. O la Polonia de Lewandowski. Luego, en Octavos, se nos fueron a casa la Argentina de Messy, del Kun Agüero; la selección de Portugal, con su gran estrella Cristiano Ronaldo; o España, con los Iniesta, Costa o Ramos. De los Latinos, México del "Frijolito", Márquez o Lozano; o la Colombia de James Rodríguez. No se quedaron para animar la fiesta.
En Cuartos de final, lo que no es tan malo pero que no deja de sorprender, el Brasil de Neymar y Coutinho, junto al Uruguay de Cavani y Luis Suárez, abandonaron el máximo evento del fútbol mundial.
Son muchas las estrellas que se apagaron prontamente. Pero surgieron otras, menos rutilantes pero si sorpresivas, iluminadoras del futuro, que alientan a seguirles en el firmamento. Por ejemplo, la selección de Japón, con su juego práctico y ordenado, sin dejar de estar dotado de técnica. El francés Kylian Mbappe o el belga Eden Hazard, ahora presas deseadas en el mercado de fichajes. O Bélgica, que es una selección dirigida por un español, Roberto "Bob" Martínez, quien aparece como su mayor relumbrón por haber convertido a ese equipo en un gran animador de torneos mayores.
A Islandia la dejo para el final, porque ha sido una grata sorpresa. Demuestra que el fútbol es deporte, en primer lugar. Con un Técnico que no cobra, con varios jugadores amateurs que sacrifican sus horas de descanso para dedicárselas a su deporte favorito. Islandia, país chiquitito, ha dado lecciones al mundo del espectáculo y alimenta la esperanza de que el Deporte Rey, sigue siendo todavía…¡deporte!
Miguel Ángel San Martín Periodista.