Según la RAE (Real Academia Española), la palabra mecenas se emplea en alusión a Cayo Mecenas, 69 - 8 a. C., consejero del emperador romano Augusto, protector de las letras y de los literatos. En la Italia del Renacimiento, fue sobresaliente el impulso de la familia Médici sobre el arte en todas sus manifestaciones.
Chillán ha tenido en el pasado, grandes mecenas y filántropos. Los Médici chillanejos son: José Miguel Mieres (siglo XIX), donó parte de los terrenos para construir el Hospital San Juan de Dios; Juan Schleyer Brandt, donó nueve hectáreas en la ciudad para construir un Parque; José Miguel Mardones, donó terrenos para una población y una escuela en Chillán; Narciso Tondreau Valin (1922), donó gran parte de su Biblioteca personal al Liceo de Hombres de Chillán; Herminda Martín Mieres (1938), legó su fortuna, la cual alcanzó para construir el Hospital de Chillán; la República de México (1942), donó un valioso patrimonio a la ciudad, una Escuela y los murales de Siqueiros y Guerrero, hoy monumento histórico; Otto Schäfer Hoffman (1956), donó gran parte de la Casa del Arte; Marta Brunet Cáraves (1967), legó todo su patrimonio material e intelectual a la Universidad de Chile, a cambio de dos becas completas en la universidad, para alumnos de Chillán, entre otras donaciones; Darío Brunet Molina (1964), donó su casa habitación al Hogar de Cristo, para un Hogar de niños y su valiosa Colección de bordados religiosos a Chillán (1959) y otras donaciones como un óleo de Rafael Correa a Tanagra; Fernando May Didier y familia (1973), donaron 33 hectáreas del Fundo El Mono a la Universidad de Chile (hoy Bío-Bío); Alfonso Lagos Villar (1976), donó su patrimonio, el diario y la radio La Discusión a la Universidad de Concepción; Arturo Pacheco Altamirano, donó una Colección de 20 de sus obras a la ciudad de Chillán; las Familias Arrau, Vinay y Colvin, donaron parte del patrimonio de estos grandes artistas a la ciudad de Chillán para los museos; Manuel Daziano Monti donó terreno a la Cámara de Comercio, Arturo Bonometti Brogi y familia, aportó a cinco escuelas de Ñuble; Hernando León ha donado parte de sus obras de arte a la ciudad y así tantos otros, que hasta daría tema, para escribir un libro.
En el siglo XXI, Ñuble necesita nuevos mecenas y filántropos que contribuyan al desarrollo de la región. Hoy existen incentivos estatales para las empresas, como la Ley de donaciones culturales, por ejemplo.
Invito a las personas, instituciones y empresas de Ñuble a "trascender" por medio de sus obras, como los mecenas y filántropos mencionados, los cuales dejaron un legado imperecedero, en la mayoría de los casos. Además, porque nunca he presenciado, tras un cortejo fúnebre, un camión de mudanzas con los bienes del fallecido y, rara vez, he visto mausoleos con flores frescas después de 100 años.
Alicia Romero Silva Licenciada en Historia.