Desde Ñuble, emerge como el primer soldado de Chile
Al hacerse evidente la amenaza de desembarcos realistas procedentes del Virreinato del Perú en las costas de Chile, Bernardo O'Higgins Riquelme ofrece sus servicios al Gobierno de entonces. A sus expensas equipa un regimiento formado por sus campesinos y asume un lugar destacado en la defensa del territorio. Participa en los principales combates de la Patria Vieja, destaca muy especialmente su accionar en la Batalla del Paso del Roble. El que fue ensalzado por el entonces general en jefe de las fuerzas republicanas, brigadier José Miguel Carrera Verdugo, quien en oficio dirigido al presidente del la Junta Gubernativa, señala: "Sin embargo, no puedo dejar en silencio el justo elogio que tan dignamente se merece el citado O'Higgins, a quien debe contar V. E. por el primer soldado capaz en sí solo de reconcentrar y unir heroicamente el mérito de las glorias y triunfos del Estado Chileno" (Colección de Historiadores y de Documentos relativos a la Independencia de Chile. Documentos del Diario Militar de don José Miguel Carrera, página 206).
Su obra castrense se incrementa con el curso del tiempo, salva los restos de la división derrotada en Rancagua y la conduce hasta Mendoza, capital de la provincia de Cuyo. Colabora estrechamente con su gobernador José de San Martín y Matorras en la organización del Ejército de Los Andes, cuyo objetivo es realizar la independencia de Chile y luego del Virreinato del Perú.
Convertido en Director Supremo de Chile, procura consolidar la integración de todo el territorio nacional bajo el Gobierno central. Tiene la conciencia de que sin fuerzas armadas adecuadas la seguridad nacional no está debidamente garantizada. Por ello, sus primeras preocupaciones son la creación de un ejército y armada, profesionales y eficaces. Contrata a Lord Thomas Alexander Cochrane, junto a numerosos oficiales británicos, Guise, Charles, entre otros; en cuanto a las fuerzas terrestres, un importante núcleo de oficiales veteranos de las guerras napoleónicas, entre los que destacan: Viel, Beauchef, Rondizzoni, Bell, Vic Tupper, Brayer, Arcos se incorporan al nuevo ejército de Chile.
Para asegurar la continuidad de estos esfuerzos, dispone la fundación de la Academia Militar y la Escuela Naval. En las que no se exigirá antecedentes familiares o sociales, que no sean el patriotismo y espíritu de servicio.
Quizás una de las mayores y más difíciles obras del prócer sea la expedición libertadora al Perú: la más poderosa armada que conociera América hasta entonces, alrededor de treintena navíos de guerra y transporte; más de 6.000 soldados debidamente armados y equipados. Llevaban consigo además un arsenal adecuado para los primeros cuerpos del futuro ejército peruano independiente.
Todos estos logros se hicieron con los recursos de un país devastado por la guerra, con más de la mitad de su territorio en manos de los realistas. Las provincias del Río de la Plata desgarradas por la guerra federal no cumplieron sus promesas de contribuir en esta magna empresa. Pese a ello, el general en jefe, muchos oficiales y alrededor de un 15% de la tropa procedían del Río de La Plata.
El 20 de agosto de 1820, cumpleaños de O'Higgins, la expedición libertadora zarparía rumbo al Perú.
Las Fuerzas Armadas creadas por el Capitán General cumplieron su cometido, sus herederas están hoy presentes llevando a cabo celosamente sus tareas: preservar la integridad del territorio, la defensa de nuestras fronteras y el mantenimiento del orden institucional.