Don Francisco Javier Méndez Urrejola : padre de don Vicente
BIOGRAFÍA. Terrateniente nacido en Parral, figura en la historia de colonizadores de Neuquén. Fue socio fundador del Club Social, del Banco de Concepción y considerado en una encuesta de Diario El Mercurio de Valparaíso como el cuarto hombre más rico de Chile hacia fines del 1800.
Aunque hoy lo mencionamos por ser padre de don Vicente Méndez, este es un personaje histórico tanto en el nuestro como en el vecino país de Argentina, cuya apasionante vida se merecería demás tener su propio libro biográfico.
Nacido en Parral, aproximadamente en el año 1847, era hijo de don Agustín Méndez Ibáñez, el que era hijo a su vez de don Juan Francisco Méndez y Tapia y Paula Ibáñez (abuelos paternos de don Francisco). Don Agustín también había nacido en Parral el año 1793 y se había convertido en el heredero de los bienes que su padre tenía en Parral y en Quito; también había sido teniente del ejército realista, cuyo coronel era don Luis de Urrejola, quien contrajo luego matrimonio con la sobrina de él, doña Juana Paula Urrejola y Lavandero (la madre de don Francisco), que era hija de don Francisco de Borja Urrejola y Lecret de Biscourt y María del Carmen Lavandero y Verdugo (abuelos maternos de don Francisco), la que había nacido en Concepción el 26 de junio de 1798.
Sus padres tuvieron entre ambos diecisiete hijos, de los cuales fallecieron nueve y solo sobrevivieron hasta la adultez ocho, en una época en la cual los partos se atendían en la casa y no existía la asepsia ni los antibióticos y en que la mortalidad perinatal era muy alta.
Los siete hermanos de Francisco Javier fueron: Juan Bautista (casada con Laura Eguiguren), Carmen Méndez (c.c. Juan Agustín Barros), María de los Ángeles (c.c. José Jesús Arrau), Loreto (c.c. Guillermo Cox), siendo tres de ellas monjas: Isabel y María de los Dolores, religiosas de la Providencia de Concepción, y María Rosa, religiosa de la Purísima Concepción de Chillán.
Sus padres, muy trabajadores y de una holgada situación económica, adquirieron en sociedad conyugal un tercio de la viña de Cucha Cucha, en el valle del Itata y la hacienda de Bustamante, en Niblinto, en la que sembraron de viñas, y la casa ubicada en la calle Comercio en Concepción. Su madre, ya viuda y luego de testar, murió en Concepción en 1865, a los 72 años. Con ello don Francisco recibió en herencia la hacienda Bustamante, la que luego heredaría a su hijo mayor, Vicente.
Sus bienes
Aprendiendo de sus trabajadores y honestos padres, desde adolescente le arrendó a su padre la gran hacienda Bustamante, la que luego heredaría, aumentando en ella la siembra de viñas en sus extensos valles y lomajes, junto a la explotación del molino colindante, adquiriendo ya más adulto y con el fruto de su trabajo el fundo El Colchón, en la precordillera de Niblinto, además de fundos en San Carlos y en los alrededores de Concepción.
Perteneciente desde joven a la sociedad penquista, por ser muy trabajador y emprendedor pronto fue adquiriendo una riqueza ascendente.
Por el año 1870 la zona de Malmarco y luego Valvalco, en el posterior departamento de Chos Malal, ubicada en el Neuquén argentino, al otro lado de los Andes, a la altura del volcán Chillán, era una gran y rica extensión de pastizales que pertenecían a los indios pehuenches, los que eran liderados por su cacique principal, Feliciano Purrán, y que arrendaban sus tierras a colonizadores chilenos. A raíz del tratado firmado entre el gobierno de Chile y Purrán en 1872, los hacendados chilenos afianzaron sus intereses en la zona de Varvarco, arrendando más tierras a Purrán en un tiempo que a esa zona se consideraba como una subdelegación civil administrada por autoridades del Chillán.
Don Francisco, el principal estanciero, levantó un establecimiento denominado "Látigo Verde", a 5 km. de la confluencia del río Varvarco con el Neuquén con extensos potreros cercados con madera, con casas parronales y galpones. Sumaba más de 20.000 las cabezas de ganado y tenía más de 100 trabajadores que cosechaban distintos productos. La mitad de ese ganado eran vacas, siempre en demanda desde Chile. Este establecimiento agrícola- ganadero contaba con ejército propio, con unos ochenta hombres armados y uniformados y 300 hombres que hacían labores agrícolas y de policía interna, que se sumaban en caso de necesidad al batallón comandado por don Vicente. El 5 de mayo de 1879 fue citado a rendirse y entregar el mando de su batallón ante el coronel Napoleón Uriburu, que comandaba las tropas de la IV División del ejército argentino enviado por el ministro de Guerra don Julio Roca, en la llamada "Campaña al desierto", con tropas enviadas desde Mendoza para cercar a los pehuenches y ocupar sus dominios, especialmente los valles de Varvarco, punto clave para ingresar a la Patagonia por el noroeste neuquino. Todo esto está documentado, siendo por ello don Francisco parte de la historia trasandina. Obviamente que él no se presentó a esa reunión y optó como respuesta enviar una furibunda misiva a La Moneda, dirigida en persona al presidente Federico Errázuriz Zañartu -con quien estaba emparentado por estar casado con una penquista Zañartu Zañartu-, denunciando el abuso, opresión e injusticia por parte del ejército argentino en el Neuquén. Exigiéndole que se solicitara a la brevedad al gobierno transandino explicaciones por el abuso de poder expansionista cometido, carta que careció de respuesta.
También llegó a tener gran cantidad de tierras en el valle de Cayucupil, al oriente de Cañete, donde vecinos lo vieron llegar al toque de trompetas presidiendo su batallón armado, hecho mencionado en la historia de esa localidad.
También fue socio fundador del Club Social y también del Banco de Concepción, en el cual tenía depositada una importante suma de dinero. Por todos sus bienes fue considerado en una encuesta realizada a finales del 1800 por El Mercurio de Valparaíso como el cuarto hombre más rico de Chile.
Sus matrimonios
Casó en Concepción con su prima hermana doña Juana de Dios Leonor Urrejola Unzueta , el 6 de septiembre de 1855, cuando ella tenía 18 años. Con ella tuvo ocho hijos, con solo dos vivos que alcanzaron la adultez, Vicente Ariano, que nació el 4 de abril de 1858, y José Agustín, que nació en Coihueco en 1864, y lamentablemente con seis hijos neonatos muertos: Francisco Javier, Francisco José Emiliano, Juan Bautista y tres más que no alcanzaron a ser bautizados. Doña Leonor falleció precozmente en el año 1865, a los 28 años, después de diez años de matrimonio, muy debilitada físicamente por sus ocho embarazos sin interrupción (en un tiempo en que tampoco existían los métodos anticonceptivos), alcanzando a testar, siendo sus dos pequeños hijos, Vicente y José Agustín, los principales herederos. Viudo, don Francisco, once años después, en 1866, se casó en Concepción en segundas nupcias con Doña Domitila Zañartu Zañartu, llegando a tener cuatro hijas: Elena, Teresa, Francisca Domitila y María Luisa. Sobreviviendo tan solo las dos primeras. Falleció en Concepción el año 1893 de unos 66 años.