Septiembre es un mes lleno de contrastes. Desde hace mucho, es el llamado Mes de la Patria. Pero también es un mes que recuerda el quiebre institucional que desató una barbarie tremenda y negra que estremece la conciencia de los chilenos.
Es el mes en que muchos lloramos la tristeza de un golpe de estado cruento, brutal, oscuro. El rompimiento de nuestra tradición democrática que significó muerte, tortura, desapariciones y exilios. Un paréntesis en nuestras tradiciones que nos debe llevar al "Nunca más". Recordar para no olvidar. A los que ya no están, a los que desaparecieron, a los que se quedaron fuera de Chile, mirando al sur con vista nublada de añoranzas.
Es el septiembre trágico que debemos mantener presente para no repetir, para potenciar la palabra con ideas, por sobre la sinrazón. Para construir futuro con diálogo, con consensos, con el posibilismo de las certezas y sin engaños.
Y septiembre es también el mes de la fiesta generalizada, de celebración de aquella independencia que nos abrió las puertas de la libertad y del crecimiento social, político y económico, basados en nuestras propias capacidades y esfuerzos compartidos.
Septiembre se simboliza con la empanada y el vino tinto, con la ramada y la cueca, con el campesino y el obrero, con el estudiante y el trabajador profesional. Con la mujer y el hombre enfrascados en la sonrisa cómplice y dicharachera, Con los niños encumbrando volantines o correteando por las plazas y parques. Con huasos y chinas luciendo mantas multicolores, vestidos floreados, sobre caballos engalanados y rindiendo culto a la bandera.
Septiembre es aquel mes de la alegría desatada desde hace más de dos siglos. Pero ahora, para los de esta tierra, Septiembre pasa a tener un motivo más para el compromiso. Ñuble es Región y somos dueños de nuestro propio destino. Es el mes en que nos soltaron de la mano y emprendemos la marcha buscando la paz social, la igualdad ciudadana, con el esfuerzo compartido para avanzar en el desarrollo integral. Es el mes de la esperanza, del reencantamiento , de la igualitaria participación, del abrir paso a la imaginación para crear nuevas formas de progreso.
Entonces, septiembre se torna en el mes del nuevo sueño a convertir en realidad por los hijos de Ñuble. Es el mes de la mano tendida, de la solidaridad puesta a prueba, del surgimiento de los nuevos talentos que inundan nuestra geografía social. Es el mes en que miramos con otros ojos nuestro propio futuro.
Miguel Ángel San Martín Periodista.