Entretelones de la nominación de Vicente Méndez a la Intendencia
SU LLEGADA. Tras renuncia del Intendente de Ñuble en 1908, el Presidente Pedro Montt debía nombrar a un sucesor de entre tres figuras públicas: Alberto Basterrica Herrera (P. Liberal Democrático), Alfredo Dueñas Goycolea (Partido Nacional) y Vicente Méndez Urrejola (Partido Liberal). El ministro del Interior de la época, Javier Ángel Figueroa Larraín, jugó un papel clave en la decisión.
La brusca e irrevocable renuncia del Intendente de Ñuble don Ismael Martín Mieres enviada por telegrama a La Moneda el 30 de septiembre de 1908, días antes del término de su mandato constitucional, dejó al Presidente Pedro Montt Montt en una complicada situación política. Él había triunfado en las urnas como abanderado de la Unión Nacional, que era una nueva combinación política integrada por los partidos Nacionales, Radicales, Liberales y el grupo Conservador disidente denominado "Montana", tras vencer al candidato de la Coalición don Fernando Lazcano Echaurren. No era tarea fácil entonces mantener los equilibrios políticos partidistas entre los componentes de la Alianza Gobiernista.
Las intendencias y gobernaciones, entonces, al igual que ahora, eran un botín especialmente apetecido por los partidos por su gravitación electoral, ya que además del poder político en sí significaba preparar y capacitar en el servicio público a futuros líderes que podrían postularse a cargos públicos más importantes incluyendo el parlamento.
En esos años en la provincia de Ñuble predominaban tan solo dos partidos: el laicista Radical avalado por la masonería y el clerical Conservador avalado por la Iglesia Católica. Sus dirigencias insistían ante el mandatario por la apetecida sinecura para sus respectivos partidos, o, al menos, para un elemento cercano.
Surgen Los candidatos
Los posibles aspirantes a funcionarios públicos de carrera en un principio eran don Miguel Rodríguez y don Daniel Acuña, los que no tenían intereses políticos y fueron desechados por la ausencia de respaldo partidista.
Los partidos políticos, en cambio, propiciaban a don Alberto Basterrica Herrera, que había sido Gobernador de Los Andes y que en ese momento era intendente por esa zona. Don Alberto era de familias de Santiago, hijo de don Juan Basterrica Mayol y de doña Francisca Herrera Elizalde, tenía diez hermanos. Casado con doña Amelia Avendaño, tío materno del dentista don Germán Valenzuela Basterrica (el que alcanzaría especial notoriedad nacional e internacional al periciar la dentadura del calcinado cadáver incógnito aparecido en el incendio de la Legación Alemana, descubriendo al ladrón y asesino Guillermo Beckert). Don Alberto era liberal democrático, balmacedista, partido que contaba con una fuerte representación en ambas cámaras del Congreso Nacional.
Su otro candidato era don Alfredo Dueñas Goycolea, también de familias de Santiago. Hijo de don Javier Dueñas Carrera y de doña Benigna Goycolea Carrera, casado con doña Carmen Zorrilla Cifuentes. Don Alfredo que en ese momento era el Gobernador de Bulnes, en cambio pertenecía y era apoyado por el partido Nacional, llamado también montt-varista.
Terna para Intendente
Entonces la terna quedó conformada por don Alberto, don Alfredo y don Vicente, la que fue presentada al Presidente Montt, el que debía cuidadosamente evaluar para llegar a una adecuada elección.
La postulación de don Vicente Méndez Urrejola presentaba muchas ventajas sobre sus rivales: pertenecía al Partido Liberal, del sector moderado coalicionista, con escasa fuerza en Ñuble. Su reconocida religiosidad, unida a sus vinculaciones con las familias Urrejola y Méndez, le hacían ser aceptable para el Partido Conservador, entre los que se contaba su tío senador, don Gonzalo Urrejola Unzueta, que había entrado a la arena política en reemplazo de su sobrino fallecido en la turbulentas aguas del Ñuble, don Guillermo Cox Méndez.
El apoyo del ministro
Finalmente fue decisivo el apoyo del ministro del Interior de ese entonces, don Javier Ángel Figueroa Larraín, que era un más que connotado dirigente del liberalismo, perteneciente a una de las familias políticas de nuestro país.
Don Javier Ángel Figueroa Larraín, en esa fecha de 44 años, había nacido en Santiago el 17 de enero de 1862 como hijo mayor del ex diputado don Francisco de Paula Figueroa Álvarez y de doña Rosalía Larraín Echeverría, hermano del ex senador don Joaquín y del que sería futuro Presidente de Chile, don Emiliano Figueroa Larraín. Estudió en el colegio San Ignacio y en el Instituto Nacional, se titulo de abogado de la Universidad de Chile el 4 de julio de 1882 y estaba casado con doña Inés Arrieta Cañas, con quien tuvo cinco hijos.
Don Javier Ángel era uno de los dirigentes más destacados del liberalismo, militaba en el ala doctrinaria o aliancista, pero aspiraba a realizar la unidad de las distintas fracciones liberales en un solo gran partido. Vieja quimera inalcanzable, perseguida antes que él por muchos líderes del liberalismo, entre ellos el extinto presidente José Manuel Balmaceda Fernández.
En las aspiraciones unitarias del ministro Figueroa Larraín, el nombramiento como intendente de Ñuble de don Vicente Méndez Urrejola calzaba perfectamente: Moderado, cercano a los que habían apoyado a don Fernando Lazcano Echaurren, competidor del presidente don Pedro Montt Montt en la elección presidencial de 1906, podría allegar valiosos elementos que colaborasen con las gestiones unionistas del ministro del Interior, o al menos fortalecieren la mayoría gobiernista en ambas cámaras.
El Presidente dirimió
El jefe del Gabinete Ministerial se jugó por la nominación de don Vicente Méndez Urrejola como Intendente de Ñuble ante el Presidente Montt, haciéndole posponer a su correligionario, don Alfredo Dueñas Goycolea, en pro de don Vicente.
Tras una larga antesala de controversias partidistas, el presidente Pedro Montt Montt -con fecha 14 de octubre de 1908- se decidía designando intendente de Ñuble a don Vicente Méndez Urrejola.
Se iniciaba con esto la identificación entre un hombre y una región, proceso que se extendería hasta la muerte de don Vicente Méndez Urrejola, acaecida el viernes 23 de marzo de 1929.
Al iniciar su gestión, en entrevista publicada por un diario local, al preguntarle el periodista: ¿Se ha preocupado usted de la situación política local? Don Vicente le expresó: "Absolutamente no. Yo no vengo a la Intendencia de Ñuble para servir una política pequeña de candidaturas ni de intereses personales. Mi política será únicamente la del bien público en su más amplia y noble acepción. Seré garantía de corrección y de respeto para todos los derechos. Esa será mi norma en política electoral. He sido nombrado para rejir los destinos de esta provincia con la aceptación unánime de todos los partidos y debo corresponder elevadamente a esas diferencias. Como ya se los he dicho a ustedes, mi misión será de bien público, de progreso y mejoramiento local y nada más".
Estas palabras manifiestan claramente la vinculación hombre-territorio destino histórico, propias de un auténtico forjador de la identidad regional.