Este viernes se conocieron oficialmente las últimas cifras respecto de la situación del empleo en el país y, tal como se había señalado por parte del organismo, el Instituto Nacional de Estadísticas no entregó un detalle desagregado respecto del problema de la desocupación que afecta a la Región de Ñuble. Por tal motivo, prácticamente pasó desapercibido para los medios de comunicación y autoridades nacionales que el nuevo territorio lideró por segundo periodo consecutivo la tasa de desocupación nacional, primero con un 9,0% en el trimestre móvil mayo-julio y ahora con un 9,1% para el trimestre junio-agosto de 2018. Con esta cifra, superó ampliamente a la Región de Tarapacá, que le sigue con un 8,7% de desocupación y muy por sobre el promedio nacional que se situó en 7,3%.
En otras palabras, al mantenerse incorporado a la Región del Bío Bío, que anotó una desocupación promedio de 8,25 en la última medición, la realidad de la Región de Ñuble quedó invisibilizada y, más aún, sin indicadores desagregados por provincias no fue posible conocer si la compleja realidad de su capital regional, Chillán, que registró una cifra récord de 11.9% de desocupación, podría tener paralelos aún más preocupantes en zonas rurales, donde la Encuesta Casen indica que se concentran los mayores niveles de pobreza.
Sin estos datos, relevantes también para la elaboración de la Estrategia de Desarrollo Regional del nuevo territorio, las autoridades debieron salir ayer a tranquilizar a la comunidad con anuncios incluídos en el Presupuesto de la Nación que esta semana dio a conocer el Presidente Sebastián Piñera. Entre otros, la seremi del Trabajo, Yennifer Ferrada, mencionó un plan de capacitaciones enfocado a las realidades de cada provincia, como también la realización de ferias laborales. La autoridad destacó el incremento del 2% de los ocupados, en particular de aquellos trabajadores por cuenta propia; sin embargo, es precisamente este grupo el que se aleja del discurso del gobierno que pretende generar puestos de trabajo de calidad, es decir, con contrato de trabajo y prestaciones.
Para las nuevas autoridades de Ñuble, el único consuelo por estos pésimos indicadores es que la zona podría haber tocado ya el techo de la cesantía, tomando en consideración que desde septiembre comienza a notarse una reactivación del consumo en sectores como el comercio y se reactiva además el rubro agrícola, lo que podría traducirse en nuevas oportunidades.
En este contexto, las esperanzas más inmediatas de revertir estos indicadores pasan por que el Estado acelere las acciones del "Plan Ñuble" destinadas a la inversión en obras públicas y dando un fuerte apoyo a los emprendedores. Ello, en tanto se esperan resultados concretos del plan para atraer inversiones, que desarrolla la Intendencia de Ñuble, y que hasta hoy sólo se ha expresado en sinnúmero de reuniones a nivel público-privado.