José Francisco Urrejola Menchaca, el senador y embajador de Ñuble
HEREDERO. Este doble primo del Intendente de Ñuble, Vicente Méndez Urrejola, se destacó por el sentido regionalista que le imprimió su mentor. En sus 38 años de vida política activa alcanzó los más altos cargos parlamentarios, fue distinguido con la Presidencia de la Cámara de Diputados y el Senado. Como embajador fue condecorado con la Gran Cruz del Sol del Perú.
Es el político que un día representó a Ñuble en dos períodos senatoriales, que alcanzó los más altos cargos parlamentarios en sus 38 años de vida política activa: cinco veces diputado, fue distinguido con la Presidencia de la Cámara de Diputados y del Senado, dos veces embajador en el extranjero representando a nuestro país, por lo que hoy a través de este artículo lo recordamos , homenajeamos y validamos, por ser un doble primo del Intendente Vicente Méndez Urrejola y uno de sus "delfines políticos".
Su genealogía
Nació en Concepción el 20 de mayo de 1881, como el tercero de los hijos hombres de don José Manuel Urrejola Unzueta (el que había nacido en Concepción el año 1848 y moriría en esa misma ciudad a sus 78 años). Don Manuel, su padre, era a su vez hermano de doña Leonor Urrejola Unzueta, la madre de don Vicente y por este cercano vínculo familiar don José Francisco venía a ser doble primo con don Vicente.
Además don Manuel tenía otro lazo familiar, ya que era primo hermano de don Francisco Javier Méndez Urrejola, el padre de don Vicente (ya que el padre de don Manuel, don José Francisco Urrejola Lavandero, era hermano de doña Juana Paula, la madre de don Francisco Javier), por lo que don José Francisco era primo en segundo grado con don Vicente Méndez y por lo mismo venía a ser su "doble primo". Por tal motivo, estos dos últimos eran a su vez sobrinos por parte doble del ex senador por Ñuble, don Gonzalo Urrejola Unzueta (por el lado Urrejola y el Unzueta), y primos -también dobles- con su esposa doña Clara Unzueta Urrejola, la que era además por sus dos apellidos su doble sobrina.
Estrechas y repetidas relaciones familiares que nos muestran parte de la endogamia penquista entre los Urrejola - Unzueta, de la cual don Vicente era parte.
La madre de José Francisco Urrejola Menchaca fue la penquista doña María Isabel Menchaca Sanders, hija de don Camilo Menchaca y Novajas, y de doña Isabel Sanders Bayon, la que falleció precozmente en Concepción, en julio de 1885, después de haber tenido seis hijos. Viudo, tres años después, su padre, don José Manuel, se volvió a casar en 1888 con la santiaguina doña Ana Lecaros Reyes, con la cual tuvo otros seis hijos. Teniendo don José Francisco cinco hermanos y seis hermanastros.
Estudió en el Seminario de Concepción (al igual que don Vicente) su enseñanza primaria y las humanidades en los Padres Franceses, entrando luego a la facultad de Derecho de la Universidad de Chile, graduándose de abogado el 11 de julio de 1903, a sus 22 años.
Contrajo matrimonio en Santiago con doña María Teresa Guilisasti Rodríguez, que destacaría en los medios sociales y diplomáticos por su fina y femenina belleza. Hija de don Manuel Guilisasti Álamos y de doña Virginia Rodríguez de la Cerda, siendo doña María tía de los Guilisasti Tagle y tía abuela de los Guilisasti Gana, relacionados estos con el desarrollo de la empresa vitivinícola de nuestro país, especialmente de la viña Concha y Toro. Con doña María, don José Francisco no tuvo descendencia, enviudando de ella varias décadas después.
Don José Francisco, a pesar de ser primo hermano de don Vicente, era 23 años más joven; es decir, cuando este último ingresaba a dirigir la Intendencia de Ñuble a sus 52 años, don Francisco aún tenía 29 años y aún no se iniciaba en la vida activa parlamentaria, siendo el principal confidente de don Vicente y aprendiz de su actuar político. A este joven político don Vicente le enseñaría con el ejemplo que el servicio público abnegado siempre estaba por los egoístas intereses partidistas.
Una Herencia de servicio
Mi abuelo Víctor, que por haber sido alcalde de Coihueco, correligionario político en el Partido Conservador, agricultor (dueño del fundo "El Bajo de Cato" que deslindaba con "San Antonio de Chacayal", de propiedad de don Pancho), y pariente político por estar casado con mi abuela Olimpia, su sobrina, fue su amigo y su confidente. Siendo niño acompañando a mi abuelo en diferentes ocasiones en que solían reunirse ya fuera en las casas patronales de su fundo San Antonio, en Chillán o en su departamento en Santiago, fui testigo directo de estas conversaciones en las que siempre terminaban recordando la valiosa y especial personalidad de don Vicente como un sabio líder carismático y de lo mucho que había influenciado en ellos para infundirles una mística de honor, servicio desinteresado y entrega amorosa en la participación política, a uno como alcalde de Coihueco y al otro como diputado de la República.
Mi abuelo me confidenciaba que don Vicente y don Pancho siempre habían sido muy unidos y que, aunque primos, al verlos juntos más parecían un tío con su sobrino y que solía verlos juntos sentados en un escaño en la plaza frente a la Intendencia cuando don Pancho estaba en Chillán, dialogando por largo rato y de cómo sonrientes y educados contestaban los piropos que algunas chillanejas les lanzaban al pasar.
Por otra parte, mi abuela Olimpia me comentaba que por orden de su padre, siempre había en el comedor y en el dormitorio de visitas de la Casa Consistorial y de su casa en la Hacienda de Bustamante, un servicio en la mesa colocado en forma extra y una cama preparada, esperando por la inesperada llegada de su tío Pancho, por lo que este llegaba sin aviso a cualquier hora a estos lugares sabiendo que siempre un plato de comida y una cama lo esperaban.
Su vida política
Siempre participó como miembro activo del Partido Conservador, al igual que antes lo había hecho su tío Gonzalo Urrejola. Su primera legislatura se inició el año 1915, cuando tenía tan solo 34 años al ser elegido como diputado por San Felipe, Putaendo y los Andes, trabajando en ella hasta el año 1918, siendo dos veces reelecto, ese mismo año y en 1915 por esas mismas circunscripciones, por lo que permaneció hasta el año 1924.
El año 1926 fue electo como diputado de la 16° Circunscripción Departamental de Coelemu, Talcahuano y Concepción, y el 28 de octubre de ese año asumió como Presidente de la Cámara de Diputados. Cuando contaba con 47 años, en marzo de 1929, debido a la abrupta muerte de don Vicente -a sus 71 años- debió viajar a Chillán para participar de su sepelio y ser uno de los que pronunció en el cementerio un emotivo discurso despidiendo sus restos en nombre de la familia. Pocos meses después, el 29 de noviembre, renunció a esa Presidencia y a su cargo de diputado porque fue nominado embajador en Argentina, cargo al cual debió renunciar prematuramente por la caída del Gobierno de Carlos Ibáñez.
De vuelta en Chile, el año 1933 fue elegido diputado por la 11° Agrupación Departamental de Curicó y Mataquito, legislatura que duró hasta el año 1937. Ese mismo año ingresó al Senado al ser electo como senador de la 7ma. Agrupación Provincial de Ñuble, Concepción y Arauco.
Regionalista
Como político y senador se destacó por su sentido regionalista, luchando permanentemente por favorecer a su zona. El año 1941, terminado el período de esa legislatura, fue reelecto hasta el año 1945, ejerciendo como Presidente del Senado los dos últimos años de este período. Habiendo terminado su carrera como senador, ese año de 1945, fue designado por el Gobierno de Juan Antonio Ríos como embajador del Perú, cargo que ejerció hasta el año 1953, siendo condecorado con la Gran Cruz del Sol del Perú, una distinción al mérito por servicios extraordinarios prestados al Perú y una de las más antiguas de Sudamérica, ya que fue creada por José de San Martín el año 1881. Medalla que orgulloso luce en la foto adjunta, inserta en su pecho al vestir con el uniforme de diplomático de esa época.
Destacándose por tener "una salud de fierro", don José Francisco falleció ya anciano, a sus muy bien conservados 84 años, el 13 de marzo de 1966, por una neumonía aguda mal cuidada. Fue homenajeado en la 83° Sesión del Senado el 22 de ese mismo mes a través de un discurso de don Enrique Curti, definiéndole como: "Una personalidad de gran valía, un varón justo que enmarcó su vida entre el honor y el deber que supo cumplir cabalmente con su doctrina y que actuó valientemente en el Parlamento, como Diputado y Senador".