Redacción
Miles de centroamericanos que sueñan con llegar a Estados Unidos despertaron ayer con donaciones de fruta y café caliente en el estadio Jesús Martínez, en la capital de México.
Las autoridades contaron más de dos mil migrantes en el estadio Jesús Martínez el lunes por la noche, pero la llegada de viajeros era continua.
Las instalaciones tienen capacidad para albergar a unas 6 mil personas. Cuatro grandes tiendas de campaña instaladas en el lugar estaban completas.
Los migrantes dormitaron sobre finos colchones y cubiertos con mantas para protegerse de la fría noche otoñal de la capital mexicana, a 2.240 metros sobre el nivel del mar.
Algunas personas exhibían un brazalete que significa que ya habían sido censadas, mientras decenas hacían fila para el comedor y para recoger pañales o ropa de bebé por las mesas instaladas en el estacionamiento del estadio.
Pero algunos migrantes se han quejado de la falta de agua y ropa. Entre ellos Samuel Mejías, de 25 años, que viaja con su esposa, de 19, y su niño de 10 meses. Los tres salieron de El Salvador acosados por las extorsiones que tenían que pagar a las pandillas a cambio de poder mantener abierta su panadería. Van a Los Ángeles, EE.UU.
Nashieli Ramírez, de la Comisión de Derechos Humanos de la capital, dijo que la ciudad se prepara para recibir unos 5 mil viajeros que podrán permanecer en el estadio el tiempo que sea necesario. Se estima que la caravana principal tiene alrededor de 4 mil integrantes, pero hay otros grupos más pequeños avanzando por el sur del territorio mexicano.
Desazón y optimismo
Ayer, Riña Valenzuela y cuatro amigos salvadoreños escuchaban atentos las explicaciones del Instituto Para las Mujeres en la Migración sobre las posibilidades de recibir asilo en México y Estados Unidos. Valenzuela resolvió que ya no seguirá con la caravana. "¿Para qué irme a pelear allá, tanto esfuerzo y tanto que hemos sufrido para que me regresen?".
Aunque todo apunta a que tendrán que esperar unos tres días hasta que se reinicie la marcha, Nolvia Aceituna se mostró optimista. "Aquí ya estamos mejor que en Honduras", dijo la hondureña, de 29 años, que dejó a su hija de 14 con su madre en San Pedro Sula y viaja con cinco familiares.
El Presidente Donald Trump ha descrito a la caravana como una amenaza importante, ordenó la movilización de miles de soldados a la frontera entre Estados Unidos y México, amenazó con detener a quienes ingresen ilegalmente y hasta llegó a insinuar, sin pruebas, que entre los migrantes viajaban delincuentes e incluso terroristas.
En docenas de entrevistas desde que la caravana inicial partió de Honduras hace más de tres semanas, los migrantes han dicho que escapan de la pobreza y la violencia desenfrenada en sus países de origen: Nicaragua, El Salvador, Guatemala y la citada Honduras. Algunos han partido pues fueron amenazados por miembros de pandillas o perdieron familiares por la violencia de esos grupos. Otros ansían conseguir un empleo que les permita asegurar una buena educación para sus hijos y enviar dinero a sus familiares.
viajeros espera recibir Ciudad de México. Podrán permanecer en el estadio el tiempo que sea necesario. 5 mil