Cristian Flores y Pablo Vidal son amigos desde que estaban en cuarto básico en la Escuela México y desde ahí nunca se han separado.
La amistad se mantiene a pesar de la distancia, entendiendo que Pablo vive en Copiapó y si a eso se le suma la misma pasión por Ñublense y el fútbol en general, el lazo parece irrompible.
La combinación los llevó a coordinar todo lo necesario para ser testigos de la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors la cual no se jugó por actos de violencia que atentaron contra los jugadores de Boca.
En ese mismo recinto donde se iba a jugar el pleito, en el Monumental de Buenos Aires, los dos chillanejos dijeron presente con su camiseta de Ñublense bien puesta la cual lucieron con orgullo, siendo incluso reconocidos por la prensa chilena.
"Me entrevistó Manuel de Tezanos ya que me reconoció con la camiseta de Ñublense, fue algo bien entretenido", relató Pablo.
"Esta final era una oportunidad única para poder ir y cuando faltaban dos semanas para el partido comencé a ver pasajes y una colega me vio las entradas en Argentina, nos fuimos el día anterior al partido y desde que llegamos a Buenos Aires sólo se hablaba de la final", dijo quien ya tiene experiencias en diferentes eventos deportivos como público y que pagó cerca de $400 mil por cada entrada.
"Cuando se suspendió el partido nosotros estábamos dentro del partido, salimos a las 11.30 horas rumbo al estadio, llegamos cinco horas antes y ya habían cerca de 10 mi personas esperando antes que abrieran las barreras, la gente estaba con bengalas, tomando y eso era un indicio de lo que podía pasar después", relató.
Sobre el uso de la camiseta de Ñublense en medio de la final continental dijo que "fuimos con los colores más parecidos a los de River que son el negro, blanco y rojo, la camiseta que diseñaron los hinchas, pero también llevamos algo de River, para mi que el partido se haya jugado o no es secundario, conocer la pasión del fútbol argentino fue lo atractivo", relató quien luego le vendió las entradas a un taxista.
Cristian tiene la misma visión en cuanto a expresar que no ver la final es algo que no fue realmente trascendente. "Todo fue espectacular, la llegada al estadio fue inolvidable y lo que más queríamos era sacarnos la foto con la camiseta de Ñublense, el estadio estaba realmente lleno y cuando ya estábamos instalados nos informábamos por twitter de lo que pasaba, que no hayamos visto la final es un detalle, quizás si es importante para los hinchas de River, pero para nosotros es distinto".
"Nos pusimos la camiseta negra de Ñublense que era un poco parecida a la alternativa de River, ya que nunca nos íbamos a poner la otra que se parece a la de Curicó" dijo el fanático de los Diablos.
"Con Pablo nos conocemos hace más de 30 años, estábamos en la misma escuela, luego uno se fue al Padre Hurtado y el otro al Colegio Concepción, pero nos seguimos viendo y conversando, además la pasión por Ñublense nos une", remató Cristian.
Cristian y Pablo fueron unos verdaderos embajadores chillanejos en la frustrada final, pero será una historia que de seguro contarán con el paso de los años.
Posibles escenarios
La Conmebol ya oficializó que se juega la final, pero no en Argentina y ahora falta definir en qué estadio se jugará la postergada final de la Copa Libertadores 2018 entre River Plate y Boca Juniors. El organismo sudamericano determinó que la definición no se dispute en la capital trasandina. Con este escenario, ya comienzan a salir nombres de ciudades que eventualmente podrían albergar la revancha entre ambos gigantes trasandinos. Primero se especuló con Abu Dhabi, después con Asunción y ahora también en los pasillos de la Conmebol se ha escuchado el nombre de Santiago, entre otros.