Vivienda Social inclusiva
Señor Director:Los resultados de la última versión de la encuesta "Percepción de Calidad de Vida Urbana" del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, revelan que un 76% de la población urbana del país percibe que las viviendas sociales tienen un impacto positivo en la calidad de vida de su comuna y de su barrio.
Una excelente percepción que se traslada a los resultados de convivencia en los conjuntos habitacionales con integración social. Me refiero a las soluciones habitacionales que están bajo el subsidio automático de integración DS 19 que entrega un monto en dinero mayor al tradicional y que integra a familias de clase media y menores ingresos.
Como importantes colaboradores en la construcción de estas viviendas de integración podemos dar fe del éxito de esta iniciativa que mejora la calidad de vida de las personas en los barrios y las casas. Es una política habitacional que privilegia la conectividad y edifica ciudades más amables. Estamos muy contentos con el trabajo de construcción que entrega viviendas inclusivas y poder así ayudar espíritu cooperativo, a las familias chilenas.
Mauricio de la Barra, Gerente general cooperativa Conavicoop.
Sobre migraciones
Señor Director:Cuesta entender que el argumento utilizado por algunos dirigentes, para criticar la posición del Gobierno de restarse del Pacto de Migraciones de la ONU, es que no sería vinculante. Al parecer, olvidaron que hace no mucho tiempo atrás, Chile fue llevado hasta La Haya, por un supuesto deber de negociar salida al mar con Bolivia, en base a un documento que tampoco era vinculante.
Si bien tal episodio terminó siendo favorable para Chile, los costos económicos para el país fueron considerables, y se puso en riesgo parte de la soberanía del país. Y hoy, con la actual redacción del Pacto Migratorio de la ONU, se puede poner en riesgo nuevamente. No hay que ser abogado para entender que, en derecho internacional, hasta lo no-vinculante puede ser vinculante.
Soledad Rodríguez.
Jesús y la Navidad
Señor Director:Hace más de dos mil años, con la llegada de Jesús, en un mundo tan convulsionado y violento como el que hoy vivimos, recibimos a un hombre bueno. Él, sin empuñar ningún arma, logró cambiar el destino del mundo. Un personaje de la historia de la humanidad que tan solo con su palabra de paz y amor, lideró la mayor revolución del universo, hasta hoy conocido. Poco importa si fue un Dios o un hombre de carne y hueso. Tampoco importa mucho si solo fue una historia de esperanza creada por algunos sabios de la antigüedad o si nació en Israel, India, China o cualquier región del mundo y, menos importa, si en otras partes es conocido con un nombre distinto. Solo sé, que con urgencia, nos falta ser más como él.
Todos los meses de diciembre y a veces antes, casi obligados y olvidándonos de Jesús, adquirimos una exagerada cantidad de regalos, cada vez más costosos, pero que en ningún caso serán sinónimo de más amor, más cariño, más comprensión, más perdón, más aceptación o más agradecimientos. Nuevamente, Jesús se quedará con los brazos abiertos esperando su saludo, el de su cumpleaños. Ha sido destronado por un personaje bonachón, de mágica presencia. Las casas comerciales han escondido el pesebre y lo han reemplazado por ese viejo barbudo en su rojo y sofocante traje de invierno. Un socio que les ha ayudado a lucrar con los bolsillos de los embobados consumistas de siempre. El otro, el niño Jesús, es un hombre demasiados bueno, que representa esos valores que violamos diariamente. Bien lo sabe nuestro Contralor General de la República. Hay que esconderlo, Jesús nos causa tanta vergüenza que ante su presencia nos ponemos tan colorados como el traje del Viejo Pascuero. He ahí, quizás, el verdadero significado del color de su traje.
Creo que ha llegado el momento de que la iglesia y todos los católicos -si no somos capaces de poner a Jesús en el pedestal que le corresponde- vayamos pensando en cambiar el día de su cumpleaños. Lamentablemente, no va a faltar el inocente que crea que es más fácil eliminar al inclusivo y transversal Viejo Pascuero. Mientras lo anterior no ocurra, sin revindicar a Mister Grinch y sin destruir la fantasía e inocencia de los niños, los invito a pensar más en el cumpleaños de Jesús y menos en ese viejito que, especialmente -a los católicos- nada nos da, solo nos quita.
Christian Slater Escanilla.
Esperando una vejez digna
Señor Director:¿Cuánto se puede esperar? De acuerdo a las estimaciones de aumento en las pensiones que traerá la nueva Reforma Previsional, cada mes que demoramos en tramitar la ley, un jubilado pierde cerca de $26.000, es decir, en un año perderíamos cerca de $312.000 pesos por pensionado.
Y tal como mencionó el diputado de Silber (DC), los periodos de tramitación hay que tomarlos con cautela, siempre considerando que mientras más tiempo se tomen en legislar, más ancianos vivirán el tiempo que les queda esperando una vejez digna.
Juan Francisco Rosales.