Pasan los días en forma inexorable y nuestras metas como Región se alejan, en vez de acercarse. La hierba nos impide ver el bosque, y la "chuchoca política" cotidiana le pone un palito en la rueda a nuestros sueños de avanzar y crecer.
Desde pequeños grupos movidos por intereses personales, se obliga a caminar mirando hacia el lado y no hacia el frente, donde está la meta siguiente del progreso y la equidad. Y se mira hacia el lado porque desde allí se dispara con "fuego amigo", tratando de frenarse mutuamente, zancadilleándose, minimizándose, y provocando el deterioro del empuje mayor. Y como se trata de personajillos con limitadas luces políticas, pero con un incansable apetito de poder, creo que ha llegado la hora de desenmascararlos y eliminarlos con la fuerza de la razón y el empuje que nos inculcaron los que lanzaron la idea superior de convertirnos en Región.
No se trata de elaborar un nuevo proyecto. Es el momento de retomar la marcha sin el politiqueo menor, con la transversalidad que nos dio la victoria. Debemos superar el escollo que se nos presenta desde trincheras mediocres y recuperar la fe y la esperanza de que la Región de Ñuble va a seguir avanzando hacia las mejores condiciones de vida que reclamamos y que nos merecemos. Hay en nuestro futuro un fin superior. Si aún somos parte del furgón de cola en las cifras de pobreza del país, debemos saber encontrar la fórmula que nos permita construir los peldaños que nos lleven a las alturas del bienestar común. Para ello, basta recordar la visión amplia y generosa de quienes iniciaron todo esto, retomar su transversalidad y reconocer a quienes tienen mayor capacidad de liderazgo para conducir nuestros destinos sociales, económicos, culturales…
No queremos que nos impongan métodos excluyentes, personalistas, ambiciosos y negativamente cortoplacistas. Ñuble y su gente nos merecemos más. Y como somos gente con experiencia en levantarnos tras los malos momentos, así lo haremos. Con certezas, con amplitud, con generosidad y decisión.
Tras mucho batallar, años de lucha y esfuerzos, conseguimos llegar al primer peldaño de la escalera mayor llamada Región de Ñuble. Y lo conseguimos con el apoyo de todos. La transversalidad se impuso y el anhelo superior fue coronado en su primera instancia. Pero ahora, cuando se requiere la mayor unidad posible, cuando el ingenio y la constancia deben codearse con la más generosa consecuencia política, los intereses menores quieren imponerse sobre la idea común de un pueblo en marcha.
Miguel Ángel San Martín
Periodista