Luis Troncoso comenzó con este oficio a los 16 años y corría el año 1949, tiempo en el cual prácticamente no existían los quioscos ni las agencias, por lo que se dirigía hasta la estación de tren para retirarlos.
Hoy, tras su muerte, su quiosco ubicado en Avenida Brasil frente al terminal y en el que después de 70 años dedicado a su trabajo, cerró sus puertas para siempre y con ello también quedaron tres de sus perros el Rocky, La Chica y el Pinta que lo acompañaron gran parte de su vida en el sector Ultraestación donde cada mañana en su bicicleta repartía diarios y revistas.
Luis Troncoso hace 10 años que se encontraba viudo, vivía en su casa junto a única hija y sus 2 nietos.
Su hija, Laura Troncoso, lo describe por ser un hombre luchador, con muy buen sentido del humor . "Él siempre estaba muy bien informado, decía que no era vendedor de diarios, si no que era periodista. Cuando llegaba gente a comprar el diario antes de entregárselo leía los titulares".
"Mi padre cantaba, recitaba cuando llegaba a la agencia a buscar los diarios, fue siempre un luchador, muy responsable, trabajaba de lunes a domingo, nunca se dedicó a descansar siempre estaba preocupado por sus clientes".
Sus cercanos lo definen como una persona alegre, siempre dispuesto ayudar y muy trabajador. Se levantaba todos los días a las seis de la mañana para ir a la agencia ubicada en Sargento Aldea para buscar diarios y revistas. Era considerado uno de los suplementeros más antiguos de Chile.
Enfermedad
En diciembre del 2018 sufrió un infarto cardiaco "el entregaba en el sector de Ultraestación antiguamente llamada Miraflores, ahí le dio su primer infarto, pero no supo que era un infarto, me dijo que sufrió un fuerte dolor de pecho y en el estómago y solo se fue en bicicleta a la casa", recordó su hija.
"Mi padre pudo haber vivido mucho tiempo más porque era un hombre que se mantenía súper bien, pero lamentablemente jamás descanso, nunca se tomó vacaciones, ni siquiera conocía el mall de Chillán, eso le pasó la cuenta", rememoró su hija.
Después del infarto Troncoso fue decayendo por lo que tuvo que dejar sus labores, muchos de sus clientes lo visitaron en su casa para ofrecerle ayuda, por lo cual su familia agradece los gestos de cariño que sus cercanos le entregaron en vida.
En enero le dio su segundo infarto, por lo cual tuvo que ser hospitalizado. Luis Ortiz finalmente falleció el miércoles a las 21.00 horas y sus funerales se realizaron ayer a las 15.00 horas.
En una entrevista que Luis dio a Diario Crónica Chillán en el año 2015 y a sus 82 años, al ser consultado si dejaría la actividad dijo que "a estas alturas de la vida es muy difícil. Lamentablemente no pude ahorrar cuando era más joven, por lo que tendré que seguir trabajando hasta que Dios me dé las fuerzas" enfatizó.
Por último su hija indica que como familia están tranquilos y señaló que "Dios me dio un padre bueno y me inculcó la responsabilidad, estoy agradecida por el cariño que la gente le demostró en vida, no sufrió en su muerte y por fin esta descansando", remató la hija de quien cumplió un oficio que a estas alturas de la vida parece prácticamente un recuerdo romántico.
Toda una vida de trabajo
Comenzó con este oficio el año 1949 cuando un amigo lo invitó a repartir diarios en las poblaciones, el primer diario que repartió fue el Siglo, donde no existía la radio y televisión, el único medio por el cual llegaba el diario era en tren o de lo contrario por avión a Concepción. En el caso que no se vendiera el mismo día, las personas lo compraban al día siguiente ya que la prensa escrita era el medio donde la gente sabía que pasaba en Chile. Luis Troncoso trabajó con lluvia, sol, frío o calor retiraba los diarios, para repartirlos en su bicicleta y posteriormente se dirigía a su quiosco cada mañana.