Hace tiempo que nuestros medios de comunicación ponderan la capacidad educativa que ese país tiene, sobre todo cuando el tema es cómo estamos nosotros enfrentando las exigencias pedagógicas que los tiempos imponen. Tal vez si pensamos en lo que está ocurriendo en este momento, nuestra opinión va a ser negativa. Lo sensible es que esa opinión tiene muchos años de vigencia. La huelga de los profesores que ya se prolonga por varias semanas, forma parte, desgraciadamente, de nuestra historia.
Recuerdo con pena las muchas huelgas que mi gremio escolar, tuvo en mi período de docencia activa. Han sido tantas en los últimos 60 años, que son los que me correspondió profesionalmente preocuparme de esta actividad. Obviamente tuvimos problemas, particularmente por los sueldos. O por el comportamiento burocrático de las autoridades educacionales del siglo que se fue.
Esta forma de pensar que estoy ejerciendo en este instante, está motivada por una carta publicada en un diario capitalino, sobre la educación en Finlandia, firmada por una persona que no se identifica como profesora ni como madre. Francisca Bussaillani me da la impresión que su carta representa a ambas, por el trato amable que emplea.
Cuando ella que integró una delegación que por encargo del parlamento compartieron experiencias con los profesores que los atendieron y allí tuvimos la oportunidad de saber que una de las virtudes que los profesores ostentan es el gran prestigio que han alcanzado en su medio. Según ella, el prestigio del profesorado finlandés, no fue fomentado por ellos a través de campañas, sino que es algo que los docentes de ese país se han ido ganando a punta de esfuerzo profesional y trabajo bien hecho. Ese prestigio de la profesión cimentó los atributos de los profesores.
Ese prestigio hace la profesión docente atractiva, que son muchos los alumnos y especialmente los jóvenes, que postulan a las pedagogías, carrera que en Finlandia es altamente selectiva. También han influido las universidades que preparan de manera excelente a quienes luego se encargarán de enseñar en las escuelas a las generaciones más jóvenes.
Todo esto se da en un contexto en que el sindicato de profesores es muy fuerte y congrega al 90 % de los docentes. El sindicato se presenta como una entidad de atribuciones amplias, la única organización del mercado laboral que protege y ayuda a profesionales del sector, de la educación, la capacitación y la investigación y que es la voz clave como ejemplo mundial. A la luz de los eventos recientes, queda claro que nos queda mucho por aprender de Finlandia.
Por Carlos René Ibacache I. Miembro Correspondiente
por Chillán de la Academia Chilena de la Lengua.