F. Arbulú / Agencias
Durante los primeros días del estallido social, los cines permanecieron completamente cerrados. Ello obligó a las distribuidoras a reprogramar los estrenos que estaban fijados en octubre, corriéndolos, incluso, hasta el 2020. Uno de ellos era la segunda entrega de "Frozen", cinta animada que se estrena hoy en EE.UU. y que primeramente estaba pensada para ayer su debut en la pantalla grande nacional.
Primero se aplazó para el 2 de enero de 2020, pero luego que los cines retomaran en parte su ritmo acostumbrado, quedó finalmente para el jueves 28 de noviembre.
En busca del pasado
En la secuela del éxito animado Walt Disney de 2013, muestra a las hermanas Anna y Elsa embarcándose en una "aventura épica y peligrosa" en un bosque encantado, como explicó Kristen Bell, quien da voz a la hermana menor en su versión en inglés. En el camino, ambas descubren algo nuevo sobre su familia "que no les sienta bien", agregó.
El viaje comienza cuando la reina Elsa -cuya voz interpreta Idina Menzel-, escucha que alguien la llama y se siente atraída hacia el bosque en búsqueda de respuestas sobre su pasado.
"La primera película abordó el amor versus el miedo a lidiar con ser diferente", dijo la autora y codirectora Jennifer Lee. "Ésta aborda el poder del amor sobre el miedo mientras navega a través del cambio y creo que el mensaje de perseverancia está en el centro de todo", agregó.
A su vez, en esta entrega las historias de Anna y Kristof pasan a un segundo plano. Tras una larga relación, la pareja entra en crisis, ya que por una parte él deberá hacer frente a sus sentimientos e inseguridades y ella se alejará de su novio para acompañar a Elsa en un viaje que, como ella misma sabe, debe llevar a cabo la reina sin su ayuda.
Asimismo, y tal como ocurrió en la primera cinta, Elsa saldrá a buscar respuestas con la seguridad de que solo puede salvarle el amor que su hermana y amigos sienten por ella.
Una apuesta única
Lee comentó que "no creamos a Elsa desde el punto de vista de hacer una princesa para este momento". Sin embargo, el hecho de presentar a una princesa fuerte, independiente, que no necesita una relación romántica ni ser rescatada, y que sus apoyos sean su hermana y su familia caló hondo en el público.
A su vez consiguió buenos réditos para la factoría Disney que se embolsó 1.200 millones de dólares en taquilla, convirtiendo a la cinta en un icono global, mientras que su banda sonora coronó las listas de lo más vendido en 2014.
Por ello, la gran factoría del entretenimiento no dudó en dar el visto bueno a una segunda parte de las aventuras de Elsa y Anna en Arandelle. Pero, perdido el factor sorpresa, cuando los creadores de "Frozen" se sentaron a escribir la segunda parte no fue fácil. "En mi caso, yo consulto las redes sociales -confesó Lee en complicidad junto al resto del equipo-. Escuchamos esas cosas pero no podemos atender todas las peticiones. Salían ideas de todo el mundo".
"Tuvimos que apartar todo para construir el argumento desde fuera y continuar la trama, sobre cómo ella aprende a manejar sus poderes y conoce cuál es su pasado, su historia personal", analizó.
Al lado de Lee, su compañero creativo Chris Buck ratificó las palabras de la directora y defendió al papel de la otra protagonista de la historia, Anna, siempre eclipsada por el brillo de su hermana, pero fundamental en el clásico de Disney: "Ella representa a la mayoría de personas. Es una heroína corriente".-
Y aunque ni en la anterior entrega ni en ésta la empresa quiso apostar por una princesa homosexual, lo cierto es que el colectivo gay reivindicó como propio el tema central de la banda sonora de la primera "Frozen", "Let it go", una canción que habla sobre la libertad y derribar las barreras impuestas.
Una reapropiación que el elenco de la película parece apoyar, pues Idina Menzel, Josh Gad y Jonathan Groff -quienes hacen la voz del mono de nieve, Olaf, y Kristoff, respectivamente, aparecieron en el escenario de un bar gay londinense para cantar, delante de una multitud, el tema ganador del Oscar a mejor canción original en 2014.