Nueva Constitución
Señor Director:Lo que más valoran los agricultores, por lo profundo del significado y las experiencias pasadas, es la certeza jurídica sobre la propiedad de su tierra y las aguas. De manera que llama profundamente la atención, y desconcierto, lo publicado por la Asociación de Agricultores de Ñuble ligada al Consorcio Agrícola del Sur (CAS) y a la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), sobre una nueva Constitución. En diario de circulación regional hacen un llamado, "con fuerza y convicción", a votar por una nueva Carta Fundamental, que dentro de sus objetivos está abolir el Artículo 19 de la certeza jurídica sobre la tierra y el Nº 24 que da propiedad a las aguas.
Es volver a las expropiaciones de los años 70. Terminar con la propiedad agrícola que no es "pequeña propiedad rústica", campos de hasta 12 hectáreas básicas que en la zona corresponden a 24 hectáreas físicas. El senador Girardi sin tartamudear sentenció, con fuerza y convicción, "terminar el respeto a la propiedad privada", especialmente sobre las aguas.
Es quebrar el sistema productivo agrícola. Posturas como éstas, y el silencio avalador de los agricultores, producen confusión, en momentos que se está cuestionando todo, el sistema económico y la propiedad privada que se sustenta en la Constitución. Este tipo de publicaciones hacen ecos en posturas extremas de la izquierda al cambio de la Carta Fundamental con página en blanco. Y, el socialismo llega a carrera de caballo de bandido.
Alfredo Schmidt Vivanco, Asociación de Agricultores de San Carlos.
Infantilismo político
Señor Director:Me siento muy lejano del pensamiento y acción de Lenin, fundador del Estado soviético, pero no hay duda que su libro, "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo", constituye un clásico en la literatura política de la izquierda. En síntesis, el líder Bolchevique propiciaba una estrategia para conquistar el poder fríamente calculada que, por lo tanto, excluía todo voluntarismo, toda estridencia verbal sin más efecto que espantar a grupos sociales que detestan el desorden; en suma, sabía que avanzar paso a paso para actuar en el momento preciso resultaría más eficaz que la agitación de consignas fuera del tiempo y el espacio.
Pero en los tiempos que vivimos se lee poco. Así se explica que gente situada en la izquierda se comporte de manera diametralmente distinta a esa "cabeza fría y el corazón ardiente" que propiciaba Lenin repitiendo una sentencia de Marx. El mencionado texto lo desconocen algunos que creen que "avanzan" insultando a medio mundo, funando a quienes no lo siguen en su "avanzar sin tranzar" y, llegar hasta lanzar a personas, civiles o uniformadas -pero "enemigos de clases"- bombas molotov que pueden ser mortales. Por esta vía hemos visto incendiar colegios, iglesias, hospitales, comisarías y una variedad de empresas grandes o pequeñas a las que se indica con rayados en sus muros como "fascistas".
Esos grupos que no han leído la Constitución porque no leen nada y los pocos que leen no entienden lo que leen, según se ha demostrado en variadas investigaciones, sólo atinan a destruir como expresión de rechazo a un modelo económico que, por cierto, tiene luces y sombras, pero que no se reformará con pedradas ni llamaradas sino con acción política serena y situada en el marco de la institucionalidad vigente. ¿Qué hay que cambiar las instituciones? Las instituciones surgen, se modifican y hasta desaparecen según las necesidades sociales, pero en democracia existen los procedimientos para avanzar sin destruir.
Tengo la sospecha que el desorden no va a favorecer en las próximas elecciones al bando que propicia los cambios, al menos en la medida que muchos creen, tal vez pudiera ocurrir lo contrario: el fortalecimiento de los sectores conservadores que se niegan al cambio. La inmensa mayoría de la gente no desfila ni raya los muros, pero vota generalmente por quienes ofrecen moderación y cambios sin violencia. ¿Cuánta gente irá a votar en un clima de incendio social? Me gustaría estar equivocado y que una gran mayoría votará por conservar lo bueno y cambiar lo malo de un proceso histórico que nos distingue en América Latina. Sí, que nos distingue no como un convento inmaculado, nada más y nada menos que como una república que ha preferido el cambio sereno a la estridencia inútil.
Alejandro Witker. Historiador.
¿Hasta cuándo?
Señor Director:El dibujo que difundió el diputado Hugo Gutiérrez (PC) en el que se ve como manipulan niños para trazar al "honorable" matando al Presidente de la República, es inaceptable en nuestra democracia. Resulta deplorable que salga al paso de las críticas a señalar que "no está incitando a nada". No son admisibles excusas de ningún tipo. Se deben buscar sanciones en la Comisión de Ética de la Cámara Baja y en las diferentes instancias que nuestras leyes y la Constitución establecen.
José Luis Trevia.