La política en salud mental ha tenido importantes procesos de re-evaluación y seguimiento, un ejemplo de ello son numerosas iniciativas de estudios y publicaciones que se han desarrollado desde perspectivas cuantitativas, donde los criterios de análisis corresponden a tasas y porcentajes (disminución de hospitalización, aumento en relación a la oferta programática, descentralización de las mismas, etc.). Si bien estos estudios dan cuenta de avances importantes, no hablan de algo tan relevante como la subjetividad desde los usuarios, de sus familias y comunidad, la consideración experiencial y vivencial de las personas a las cuales los conjuntos de acciones debieran beneficiar.
Existen modelos y/o enfoques que intentan llegar a la humanización de la atención de las personas, como el de recuperación, derechos humanos, Comunitario, estigma/autoestima por nombrar algunos. Estos proponen un trabajo que de forma constante y sistemática considere a los sujetos de forma integral y su discurso relevándolos en un plano donde ellos son los protagonistas de toda política, intervención y de las actividades que de ellas se desprendan.
El desarrollo en esta línea queda en evidencia al considerar la actitud actual de las personas afectadas por una situación o condición de salud mental, desde la perspectiva de volverse activos, empoderarse e involucrarse, en la autodeterminación y automanejo de las situaciones de salud de las personas, en aquellos procesos sociales que buscan la des-estigmatización y acabar con los prejuicios.
Si bien existe importante información acerca del impacto que la implementación de estos ejes tiene en la salud, tanto a nivel general como en el aspecto mental de los colectivos, no contamos con estudios en los cuales se establezca desde la propia experiencia de los sujetos. Por lo tanto, la academia debe hacerse parte en este cambio cultural, enseñando en sus aulas una ética de reconocimiento hacia todas las personas (con o sin diagnóstico médico), y desde ahí enseñar a diseñar planes, programas, y políticas que resguarden toda dignidad humana.
Claudio Acevedo Benavides
Académico Escuela Terapia Ocupacional U. Andrés Bello