Con la publicación por parte de la Subtel del acta de apertura de propuestas de las empresas que postularon al Proyecto de Fibra Óptica Nacional (FON) y, adicional a eso, el llamado a licitación de las bandas que permitirán desplegar la tecnología 5G, comienza a concretarse un anhelo de todos quienes abogamos por disponibilidad de acceso a las telecomunicaciones y hacer de Chile un país acorde a las necesidades del Siglo XXI.
Las buenas noticias están alineadas con la necesidad de mejorar la conectividad de zonas aisladas, cuyos déficit de cobertura los deja en una situación de asimetría tal que no resulta descabellado considerar que a nivel digital, hoy contamos con ciudadanos de primera y segunda clase, siendo evidencia de la brecha digital existente en el país.
Como fundación, participamos activamente en la mesa convocada por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, en el marco de la iniciativa Compromiso País, para abordar políticas y soluciones que permitan disminuir la brecha digital que mantiene a cerca de 77.496 personas en 632 localidades a lo largo del país sin conectividad.
De acuerdo a un análisis de Fundación País Digital, si se mantiene el crecimiento de la adopción de internet de los años pasados, 4 de cada 5 personas de 5 años o más en nuestro país serán usuarios de internet durante este año. Por esta brecha aún existente en nuestra ciudadanía, la decisión de la autoridad es consistente con la necesidad de fortalecer niveles de inclusión tecnológica y brindar las mismas oportunidades de conexión, sin importar el lugar en que habiten las personas.
Por lo mismo, impulsar esta verdadera carretera digital en materia de fibra óptica, a través de seis macrozonas que se concursarán de manera separada, conlleva una señal potente de apoyo a las regiones del país, las cuales podrán ser parte del proceso en igualdad de oportunidades, evitando rezagos e inequidades en los tiempos de implementación.
Si queremos avanzar hacia la Cuarta Revolución Industrial e instaurar una cultura digital que permee en todos los ámbitos de la sociedad, necesitamos, ante todo, hacernos cargo de este tipo de déficit, pues la conectividad es determinante en el fomento de oportunidades para las personas, dinamizar las economías locales y en fortalecer servicios oportunos y de calidad, especialmente en zonas geográficamente distanciadas de las grandes ciudades.
En ese sentido, y adicional a estos esfuerzos, debemos entender que desarrollar un ecosistema digital que impacta decisivamente en esa calidad de vida requiere de un compromiso a mayor escala, involucrando no sólo a las industrias directamente comprometidas en el despliegue de infraestructura. Para eso resulta imprescindible generar alianzas público-privadas y el compromiso de ellas en aquellas áreas y servicios beneficiados por el incremento de conectividad, lo que permitirá mejorar la productividad, la inclusión y el desarrollo del país en todas sus dimensiones.