Frases
"Los donantes han caído en un 50%, y los stock de sangre están al límite".
Víctor Pérz Varela — Senador
"Permanezca en sus casas, siguiendo las disposiciones de la autoridad sanitaria".
Enrique Rivas — Gobernador de Diguillín
"Los donantes han caído en un 50%, y los stock de sangre están al límite".
Víctor Pérz Varela — Senador
"Permanezca en sus casas, siguiendo las disposiciones de la autoridad sanitaria".
Enrique Rivas — Gobernador de Diguillín
Presidenta se refirió a la situación
de la economía al inaugurar en Cabrero nuevo Centro de Inspección Fitosanitaria.
Alcaldes de comunas que podrían ser afectadas por la erupción del volcán Chillán piden ayuda del gobierno.
Penales de Bulnes y Chillán ofrecen posibilidad a internos que incluso estudian carreras técnicas bajo la supervisión de los DAEM.
En marzo fuimos formándonos una creencia de que la pandemia del coronavirus en que estamos inmersos, ha sido lo peor que le ha ocurrido a nuestro país y región en términos de enfermedades epidémicas. Sin embargo, si revisamos los hechos históricos en archivos y en prensa, nos encontramos con sorpresas. La ciudad de Chillán, sus pueblos y campos aledaños fueron sitios inseguros para vivir en varias oportunidades de su historia.
Las situaciones de coyunturas epidemiológicas fueron frecuentes a fines del siglo XIX y durante el siglo XX. La provincia de Ñuble, al igual que el resto del territorio nacional, fue escenario de asoladas de viruela, tifus exantemático, cólera, sarampión, tuberculosis, entre otros. Esas epidemias causaron miedo en una población, la mayoría analfabeta, viviendo en condiciones de gran insalubridad, con viviendas precarias, barriales, calles con focos infecciosos, donde los desperdicios corrían por las acequias, con letrinas de pozos negros, etc. Esos eran tiempos con escasos o nulos accesos a la salud, sin antibióticos, antivirales, escasas vacunas, donde aún no existía ni la penicilina, etc.
Chillán, la actual capital regional, contaba con un Hospital desde la Colonia y luego ante la llegada de la viruela en el siglo XIX, con tan importante contagio se improvisaron lazaretos para variolosos, atendidos por mujeres y monjas, instalado uno al suroeste de la línea del ferrocarril, fuera de los límites urbanos, aislando así a los contagiados para disminuir el número de infectados en la población del hospital y la ciudad.
Común a nuestros tiempos del covid - 19, también se decía hacia 1873 en la prensa local que el número de camas era insuficiente en el Lazareto, para los variolosos. Así mismo, se cuestionaban las medidas de las autoridades municipales y de la policía, etc. Un diario local señalaba en ese año: "La acción no puede limitarse solamente a socorrer en parte a los atacados por la epidemia. Es necesario que la enfermedad no siga propagándose como hasta aquí…El desaseo, el descuido acaso y la completa ignorancia de la higiene en la gente del pueblo han sido las principales causas del desarrollo de la viruela".
Hacia 1910, otra voz, la de Valdés Canje, seudónimo de Alejandro Venegas, profesor del Liceo de Hombres, en su libro, "Sinceridad. Chile íntimo 1910", se puede leer las condiciones insalubres del Chillán de la época, en tiempos en que recién se implementaba el alcantarillado en la ciudad. Por otra parte, en la "Memoria del Intendente de Ñuble" Ramón García, se registra que en 1887 habían fallecido 263 personas en Coihueco, 96 en Pinto, 41 en Yungay, 300 en San Carlos y 293 en Bulnes, sin entregar las cifras de Chillán.
Al final de esta pandemia de coronavirus podríamos comparar el porcentaje de fallecidos entre la de éste y la viruela de 1887, en proporción al número de habitantes de la población de Ñuble. Y sólo entonces podremos asegurar cuál de estas dos coyunturas epidemiológicas fue más grave en términos de fallecidos en sus respectivos pueblos.
Alicia Romero Silva Historiadora
Con un Domingo de Ramos especial se dio inicio a la Semana Santa, tiempo religioso en el cual se recuerda la vida, muerte y Resurrección de Jesús, creencia base de las religiones cristianas. En tiempos normales esta fecha habría implicado reuniones masivas y bendiciones de las ramas que los fieles ponen en las puertas de sus casas como señal; sin embargo en época de coronavirus las comunidades se vieron obligadas a oraciones a la distancia y a ocupar incluso la tecnología digital y las redes sociales para reflexionar sobre las Escrituras y dar comienzo a este tiempo sagrado.
Independientemente de las creencias de cada uno, la situación es muy fuerte a nivel comunitario, considerando que estas prácticas están en la base de la cultura occidental, que estas fechas en particular son las más respetadas por los feligreses y que Chile es un país que se declara mayoritariamente católico (55%). Aunque los índices han disminuido en los últimos años.
Pero también hay otras razones, no espirituales, que obligan a una mirada práctica y preocupada hacia Semana Santa y para encender algunas alertas. Por lo regular, estos días feriados en el calendario son sinónimos de pequeñas vacaciones familiares, salidas por el fin de semana y descanso. Este año, también por las circunstancias de la pandemia, eso no debe suceder. En nuestra región pese a los cordones sanitarios existentes y las cuarentenas ordenadas para Chillán y Chillán Viejo hay que estar atentos.
Es necesario que se tomen medidas de precaución frente a estos días que vienen, pues si bien está prohibido salir de paseo por el Estado de Excepción, hay demasiados que no comprenden lo que sucede y que no han tomado el peso de lo que estamos viviendo. Este fin de semana se informó que numerosas personas intentaron ingresar a Quillón donde van de turismo o porque tienen una segunda residencia. Misma situación de riesgo existe en el Valle de Las Trancas, destino favorito para muchas personas en el país. Igual cuidado hay que tener en Cobquecura y otras localidades que para muchos son sinónimo de descanso en familia. Ya habrá nuevos tiempos para descasar y pasear en familias. Ahora hay que cuidarse.