El teletrabajo se ha presentado como una gran oportunidad para mitigar los impactos de esta pandemia mundial, ya que evita de forma efectiva el contacto entre las personas. Así también la educación en formato online o a distancia, se muestra como una alternativa para la continuidad de los procesos educativos de las instituciones de educación. Ambas tendencias sociales tienen una estrecha relación, ya que al implementar el teletrabajo nos damos cuenta que como trabajadores, no tenemos una cultura para realizar nuestro trabajo desde la casa, muchas personas y empresas no cuentan con los recursos tecnológicos para llevar a cabo de buena manera sus funciones desde el hogar, no solo es un buen computador, también se debe incluir una videocámara, una buena plataforma para realizar videollamadas, una impresora, scanner, insumos, buena señal de wifi y otras aplicaciones que se pueden implementar en el computador o en un buen celular.
Pero ¿cómo íbamos a estar preparados? cuando por primera vez estamos expuestos a estas condiciones, es en este punto donde aparece las clases online y remotas, que se han masificado en los últimos años, la cual en un principio se vio como una forma de educación criticada por supuestos menores índices de calidad que la forma presencial, pero con el tiempo ha demostrado que el estudiante online, genera ciertas aptitudes que hoy son ampliamente valoradas en un mundo laboral, cada vez más complejo y tecnologizado.
Esos beneficios se traducen en una mayor autonomía, capacidad de un aprendizaje autodidacta, planificación, adaptación tecnológica, entre varias otras. Pero también ha significado para los profesores, un llamado a la actualización, no se trata de hacer lo mismo que en una clase presencial, el alumno está expuesto a otros factores que lo distraen, la televisión, la familia, el celular, la comida, entre otras variables que no encontraría en una sala de clases.
Por este motivo el profesor debe ser capaz de mantener la atención, a través de programas que nos permitan interactuar a distancia con nuestros alumnos, como hacer una pregunta y que responda a través de su celular, o que en una clase a través de una videollamada deba ir haciendo preguntas a cada uno de los alumnos que están conectados en forma aleatoria, para mantener su atención, resolver ejercicios entre todos, y muchas otras herramientas que se van descubriendo a medida que se aplican estas clases online y que en el futuro se podrán aplicar en un teletrabajo.
Esta crisis, cambiará muchas cosas a nivel mundial, la forma de trabajar, la forma de enseñar, la forma de aprender y también la forma de relacionarnos, las instituciones de educación que no lo entiendan así, tenderán a desaparecer.
Hugo Moraga
Universidad Andrés Bello