Jefas de hogar y pandemia
Hoy hacemos frente a una realidad que nadie imaginó: una crisis sanitaria, social, económica, siendo éstas las aristas más visibles, dentro de una amplia gama de cambios manifestados en el último periodo. En este contexto, me quiero detener en un espacio muchas veces invisible, me refiero al que ocupan las familias monoparentales, especialmente, aquellas que son conformadas por mujeres y sus hijos.
Lo que hoy enfrentan los núcleos con jefaturas de hogar femeninas es realmente complejo, pues, los roles y tares no pueden ser compartidos ni asumidos con menos presión como en el caso de las familias tradicionales. Las mujeres deben entender que no son superhéroes, que existen circunstancias que se alejan de su control y que es preciso aceptar, no me refiero a la resignación, sino más bien a aceptar lo que se enfrenta y buscar nuevas formas de solución.
Aceptar que los hijos deben aprender a tolerar la frustración, sobre todo en la situación actual, pues estos aprendizajes, por duros que sean, les permitirán desarrollar las capacidades de espera y postergación de satisfacción inmediata, algo que hoy con la inmediatez que nos invade, no logramos desarrollar en plenitud.
Ser honesta con las emociones, dar permiso para contactarse con los miedos, penas, tristezas, entender que están ahí y que son sentimientos o emociones que llegan como visitas a nuestras vidas y como tal, en algún momento se irán. Si una visita me agrada quiero que se quede y hago todo para que se sienta cómoda, las emociones negativas son visitas no agradables, entonces, hay que aceptarlas, recibirla y despedirlas amablemente.
Por último, se debe intentar encontrar el sentido más profundo de las circunstancias que se viven, entendiendo que es un desafío enorme, que permitirá desplegar nuevas habilidades y llegar aún más lejos de donde se está hoy.
Ivonne Maldonado, académica Escuela de Psicología Universidad de Las Américas
Riesgo y glocalización
El destacado sociólogo alemán Ulrich Beck desarrolló un trabajo cercano a la Psicología Social cuando afirmó que el problema cotidiano de las personas y colectividades humanas es el de la relación entre la persona y el Estado y no el de él o ella, con la sociedad.
En el centro de su "Teoría de la Sociedad del Riesgo" coloca a la autoconciencia de las personas más allá del aquí y el ahora, articulada con una "conciencia global" por la influencia de la televisión y los medios colectivos de masas.
Por eso el individuo puede acoplarse o ser influido por la emergencia y destino de "nuevos movimientos sociales". Estos movimientos se defienden de la incertidumbre y la necesidad, por la acción o la falta de acción de los gobiernos y la precariedad de sus Estados y del bienestar que defienden.
El malestar psíquico y social actual, se debe a esta conciencia donde las ventajas del intercambio y la comunicación global de riesgos se reparten desigualmente junto a los medios para controlarlos. El Estado Nación y la idea de protección y progreso es desmentida por la experiencia, más que antes.
Por eso la noción de glocalización que desarrolla más que otros Beck, es central para explicar la comprensión dual de la sociedad en que todos y todas sentimos como normal el riesgo en una sociedad periférica. Esta noción señala que lo global se localiza de manera distinta en cada lugar y colectividad.
La tardanza en construir una red de salud, educacional y viviendas, como se intentara desde los 50 hasta el gobierno militar, fue acumulando daños y carencias en un amplio sector de la población y hoy ello se reconoce ampliamente. Hay que informar mejor los cambios.
Georg Unger, psicólogo y académico UCEN
Renuncia
La renuncia de Macarena Santelices al Ministerio de la Mujer resultó ser una desafortunada señal por parte del gobierno, especialmente cuando lo que más necesitamos hoy es una gestión sólida y con visión a largo plazo. Aunque considerando su trayectoria este último mes, era difícil pensar que pudiera sostenerse mucho más en el tiempo.
Si bien desde un inicio Santelices enfrentó resistencia por parte de grupos feministas, la verdad es que sus 34 días como ministra dejaron bastante que desear. Desde la bochornosa campaña audiovisual contra la violencia, hasta el cuestionable nombramiento del ex productor del "piscinazo" como Jefe de la División de Estudios del Ministerio, se evidenció una falta de tacto y prudencia que van más allá de simples descuidos políticos. Tuvo la oportunidad de probar a sus detractores que estaban equivocados, pero falló en cada ocasión.
No se trata de hundir al gobierno en críticas, pero sí urge hacer un llamado de atención respecto al discurso de igualdad de género del gobierno y la forma en que se está procediendo desde de La Moneda. Lo importante ahora es que la nueva ministra, Mónica Zalaquett, demuestre estar a la altura de las circunstancias. Chile no resiste más pasos en falso.
Bárbara Haas