Chillaneja y su familia residen en isla ubicada 'al fin del mundo'
CASO. En medio de la pandemia, la familia de Nataly Lagos y su marido Ariel Barrientos, se encuentran desde diciembre viviendo en Isla Hornos.
Ariel Barrientos y Nataly Lagos se conocieron en Talcahuano, cuando él iba a la Escuela de Grumetes, donde llegó como instructor del Curso de Comandos Infantes de Marina de la Armada de Chile, mientas ella, en tanto, se desempeñaba como profesora de Lenguaje y Comunicación de la institución. Ya en 2010, más precisamente en diciembre de dicho año, la pareja contrajo matrimonio, en Chillán -ciudad de Nataly Lagos-, en el local Caníbal, que por aquel entonces abría sus puertas nada menos que con dicha celebración como hito de apertura. Actualmente, el matrimonio junto a sus tres hijos viven hoy isla Hornos, comuna de Cabo de Hornos, en la provincia Antártica Chilena.
Aquello se debe a que a fines del año pasado iniciaron un proceso de postulación que se desarrolló con éxito, y que tiene a Ariel Barrientos, quien es suboficial de la Armada e infante de marina especialista en Comando, llevando a cabo labores orientadas a la parte litoral, donde los esfuerzos se concentran en el tráfico marino. "Esta es como una estación meteorológica manual, cada tres horas debo hacer un reporte y eso se eleva a Punta Arenas y al norte", dijo, quien, cabe mencionar, es oriundo de Coyhaique.
Chillaneja
Nataly Lagos se considera chillaneja, pese a la lejanía que hoy la separa de la actual capital de Ñuble. "Chillán es mi casa y la casa de mi familia. La cuidad que me vio crecer y donde me desarrollé hasta que emigré por estudios. Siempre me he considerado chillaneja, lo llevo en la sangre".
Ambos viven hoy alejados de la urbe y las grandes ciudades. Sus hijos, según relató Ariel Barrientos, se han logrado adaptar de manera correcta, y si todo sigue tal como está, su estadía en la isla se extendería hasta diciembre, según lo estipulado desde la institución de la cual él forma parte. Lagos, en tanto, definió su estancia como "vivir en esta Isla es sentir tranquilidad, paz y a veces miedo. Las condiciones climáticas son adversas. Es un eterno invierno que no permite disfrutar de salir. La mayoría del tiempo estamos dentro de la casa y nos ingeniamos para realizar todas las labores y a la vez estar en familia".
Eso sí, la chillaneja agregó que, a propósito de las circunstancias actuales que aquejan al mundo debido a la pandemia, vivir en el lugar en el cual se encuentran es considerado de igual manera una bendición, según comentó. "En estas circunstancias donde la pandemia del covid-19 está afectando a todo el mundo, nos sentimos bendecidos de estar en estos momentos lejos del contagio".
"Antes de que se cerraran las fronteras estuvimos siempre alertas ya que recibíamos entre 1500 a 2000 turistas provenientes de otros países que incluían Italia, China, Estados Unidos que viajaban vía marítima o aérea a conocer el último lugar del mundo. Por ello, estuvimos siguiendo las recomendaciones y cuidándonos para no ser contagiados, eventualmente", añadió Nataly Lagos.
Una visión similar es la que posee Ariel Barrientos, quien explicó que "para nosotros fue justamente en el minuto exacto el haber postulado, el habernos venido, a hacer una vida familiar alejado de lo que sucede, nos sentimos, como muchos nos dicen, bendecidos por haber venido en el minuto exacto".
Vivir al fin del mundo
Las condiciones climáticas, según explicó Nataly Lagos, son adversas, principalmente por el intenso frío además del fuerte viento. Por ello, según relató, es que la mayor parte del tiempo lo pasan en casa, lugar en el que los tres niños han sabido buscar entretenciones en el cual llevar adelante sus días. Ariel Barrientos explicó que las bajas temperaturas bordean el grado cero.
"Acá el clima es adverso, las temperaturas mínimas fluctúan entre los -2 grados Celsius o los 1. Hemos tenido vientos de 125 nudos, que ha sido lo máximo. La casa es bastante firme, fue construida para estas eventualidades, y el tiempo que nosotros pasamos lo hacemos mayormente dentro de la casa", dijo.
Ariel Barrientos, a propósito de Chillán, destacó el mercado además de considerar a la ciudad y sus alrededores como una zona muy tranquila, mencionando que Pinto es una comuna que se asemeja a Coyhaique.
"Dentro de la zonas que más me gustó de allá fue el sector de Pinto, que lo encuentro muy tranquilo, muy similar a la región de donde soy (Coyhaique). Chillán tiene muchos atractivos. Donde nos casamos tuvimos la posibilidad de inaugurar el local Caníbal, fuimos a preguntar si se hacían eventos, y nos dijeron que recién estaban con la idea de abrir al público. A ellos les llamó la atención que nosotros estuviéramos en búsqueda de celebrar nuestro matrimonio, así que allí fue donde nos casamos", dijo.
Respecto de las proyecciones, la familia, según está estipulado, seguirán adelante con la vida que hoy llevan hasta diciembre. En los planes a futuro, según dijo el uniformado, estaría ir a vivir a Coyhaique, aun cuando dependerá de las condiciones que más adelante se presenten. "Si ella me apoya, la idea nuestra es irnos a radicar a Coyhaique. Obviamente viendo el contexto que vive Chile, creo que la Región de Aysén es una de las menos tocadas en este minuto con respecto a la pandemia, así que por ese lado estamos bien también", sostuvo.
"Vivir en esta Isla es sentir tranquilidad, paz y aveces miedo. Las condiciones climáticas son adversas. Es un eterno invierno que no permite disfrutar de salir".
Nataly Lagos