Urge un cambio de conducta personal
Más allá del cambio de ministro, lo urgente es que la gente entienda que debe existir una modificación en la conducta de todos. Costará mucho dejar atrás la crisis sanitaria si cada uno no asume que debe incorporar medidas como el distanciamiento social o el uso de mascarillas.
Un año justo alcanzó a estar a la cabeza del MINSAL el exministro de Salud, Jaime Mañalich. En una breve ceremonia desarrollada en el Palacio de La Moneda, el Presidente Sebastián Piñera aceptó su renuncia y nombró en su reemplazo al doctor Enrique Paris Mancilla.
Con 71 años, este profesional oriundo de Puerto Montt, ex líder del Colegio Médico, en dos oportunidades, exasesor de la Presidenta Michelle Bachelet en su primer mandato y también actual integrante del Consejo Asesor para la Pandemia del Coronavirus, llega entonces para asumir el mando de una cartera que ha estado en el ojo del huracán.
Y el problema es que no solamente las cifras al alza en cuanto a personas contagiadas y fallecidas producto del coronavirus, son las que han generado cuestionamientos a la labor realizada en el Ministerio de Salud, sino también el débil manejo mostrado a la hora de convencer a la ciudadanía para que cambie su comportamiento y entienda las características propias de la emergencia sanitaria, haciendo suyas medidas como el distanciamiento social, la limitación de desplazamientos o el uso de mascarillas.
Entonces ¿Podrá un cambio de gabinete resolver todos los problemas?. Una primera aproximación a la respuesta de esta interrogante nos sugiere que no, más aún si cada uno de nosotros no asume que la disminución de las distintas conductas de riesgo es muy necesaria y que varias de las acciones que estábamos acostumbrados a realizar hasta el año pasado, ciertamente ya no podrán volver a ejecutarse.
Tal vez ante el desgaste de la figura del saliente secretario de Estado el cambio de figura ministerial alivie en parte lo tenso del ambiente político; sin embargo, donde deben darse los cambios más urgentes es en la conciencia de las personas.
Si eso lo tenemos claro, por supuesto estaremos en condiciones de trabajar unidos para superar la crisis sanitaria y establecer los parámetros que se requieran para volver a empezar; en su defecto, si ello no ocurre, difícilmente una modificación como la que vimos ayer lleve efectiva tranquilidad a los miles de hogares que sufren los efectos del covid-19.