Proteger contra el hambre
La alimentación de la población es una propuesta que ha crecido en el discurso político y social en Chile durante la pandemia COVID19. Este debate nos debe recordar las obligaciones de nuestro país en materia de alimentación adquiridas ante organismos internacionales. Chile tiene el compromiso de "proteger contra el hambre", específicamente consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ONU, 1966). Más aún, la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición (OMS y FAO, 2015) establece para los Estados miembros el compromiso de "erradicar el hambre" y "promover sistemas alimentarios sostenibles mediante la formulación de políticas públicas coherentes desde la producción hasta el consumo y en los sectores pertinentes para proporcionar acceso durante todo el año a alimentos".
Paradójicamentemente, los hechos en Chile durante la pandemia COVID19 en relación con la mitigación del hambre reflejan que nuestro país carece de una política pública amplia y eficiente para dar cumplimiento a estos compromisos. Esta carencia está evidenciada, por ejemplo, por los desaciertos en la compra y entrega de cajas de alimentos en iniciativas gubernamentales creadas como parte de un manejo de crisis. A mucho pesar, el resurgimiento en pandemia de ollas comunes organizadas por la población es también una demostración de la falta de una política pública preexistente y eficiente en la materia. Considero que Chile no debe continuar confiando tanto la alimentación de su población a la caridad y medidas tomadas en un manejo de crisis. También pienso que Chile no puede esperar que exista hambruna o desabastecimiento de alimentos para emerger con una política pública alimentaria de amplia cobertura más aún cuando el país se promueve internacionalmente como potencia alimentaria. Hago un llamado, en particular a los parlamentarios de Ñuble, a legislar en profundidad y con la mayor celeridad para proteger contra el hambre y promover sistemas alimentarios sostenibles en Chile. En el escenario actual específicamente, esto es fundamental para la efectividad de una cuarentena y el control de COVID19, entregando sistemáticamente alimentación a la población para evitarle la necesidad de salir a trabajar para adquirir alimentos. Pero por encima de eso, Chile, en virtud de sus compromisos internacionales, debe proteger permanentemente a su población contra el hambre, con o sin pandemia.
Jorge Fernández Vargas
Coacción
Resulta grave ver cómo las amenazas y la violencia son los argumentos utilizados para aprobar el retiro de fondo de pensiones.
Por un lado, el diputado Jackson dijo que si se rechazaba el retiro, "el estallido social que se pueda venir es imaginable"; por otro, la diputada Cariola fomentando la violencia al justificarla con hambre, necesidad y libertad.
Chile no quiere ni necesitar vivir con miedo y bajo constantes amenazas. Chile no necesita un grupo de políticos que fomentan el matonaje para lograr sus objetivos e imponer sus ideas.
Lo que nuestro país necesita son soluciones eficientes y adecuadas para superar sus problemas, las que deben ser analizadas por su mérito y discutidas en un sano debate con respeto a la democracia y a la tolerancia de pensar diferente.
Francisca Matamala Tocornal.
Votación
Independiente de las discusiones contingentes, es evidente que contamos con una clase política lamentable y fácilmente maleable de acuerdo a la voluntad de las redes sociales y las barricadas. Vemos a los partidos más intervencionistas dando las declaraciones más libertarias, para después proponer un sistema de pensiones estatal.
Los diputados han transformado la Cámara en un set para montar los más ridículos actos en pos de crear una imagen disruptiva y revolucionaria, pasando a llevar toda la seriedad que debería existir en un espacio de debate diseñado para guiar a una nación completa hacia buen puerto.
Nuestra clase política hace uso de la voz de la experticia sólo cuando les es útil para respaldarlos, pero si la evidencia es contraria se escudan en que toman sus decisiones de acuerdo a herramientas populistas.
Si queremos continuar en vías de desarrollo, no debemos seguir dándole cabida a representantes incapaces de ser consistentes, consecuentes y conscientes.
Martín Altamirano N. Fundación Para el Progreso