Misas regresaron con cupos limitados y medidas sanitarias
CATOLICISMO. La Catedral de Chillán y templos parroquiales en la región recibieron el aforo esperado.
El coronavirus ha cambiado un muy buen número de las pautas sociales que imperaban hasta el pasado mes de marzo y las conductas religiosas no escapan. Un ejemplo de ello es que la primera misa abierta que se realizó en la Catedral de Chillán, parroquia El Sagrario, inició con la comunión, luego con la eucaristía y el abrazo simbólico de la paz, fue transformado en una venia que iba girando en torno a los asistentes.
Juani Vergara, corista de la Parroquia El Sagrario, fue una de los 35 feligreses que acudieron, puntualmente, a la primera eucaristía en pandemia, ofrecida por el párroco Luis Flores, en la Catedral de Chillán, realizada a las 12:00 horas de ayer y que se prolongó por unos 50 minutos aproximadamente.
La chillaneja compartió que una vez dentro de la catedral "me dieron muchas ganas de abrazar a los estaban allí, pero todo quedó en la expresión de los ojos, en el codo que rozamos o en la venía que nos dimos cuando nos tocó el momento de darnos la paz", acotó que es otro momento y debemos ser conscientes de esta realidad "que no sabemos hasta cuándo nos acompañará".
Otra experiencia de esta primera actividad litúrgica fue la vivida por Miguel Ángel Villablanca, uno de los fieles que también asistió a la misa de la Catedral de Chillán. "Vine por varias cosas, entre ellas porque era la primera misa del nuevo párroco, padre Luis Flores, y teníamos que acompañarlo. Además, quiero destacar el orden y respeto a las medidas de seguridad que implementó la parroquia. Esta pandemia nos ha enseñado muchas cosas y entre ellas, el respeto por la vida de los demás. Hemos aprendido a respetar tanto las medidas, como al resto de las personas que nos rodean y eso se vio en la primera misa presencial de la Catedral de Chillán".
Se suma la mirada del feligrés Germán Vega, quien apoyó en la Parroquia San Vicente para el control de ingreso de los asistentes y evaluó que "no tuvimos inconveniente alguno, al contrario. Las personas que llegaron a la misa conocían perfectamente el protocolo para poder participar y todos se sometieron a la toma de temperatura, a la aplicación de alcohol gel y siguieron las indicaciones dentro de la iglesia, tendientes a mantener la distancia física. Yo destacaría el respeto de las personas por las medidas que adoptó la Diócesis en este sentido", exaltó.
En tanto la máxima autoridad de la iglesia católica en Ñuble, el obispo de la Diócesis de Chillán, César Pérez de Arce manifestó con respecto al regreso de las eucaristías presenciales a la región en el contexto del nivel 3 del Plan Paso a Paso que "es un retorno que hemos asumido con mucha responsabilidad y gradualidad. En un escenario en que el virus nos acompañará todavía por varios meses, hasta que haya una vacuna, lo importante no es recluirnos del todo, sin celebrar nuestra fe, sino hacerlo cuidándonos unos a otros, atendiendo a las medidas y criterios dados por la autoridad".
Además el obispo Pérez de Arce, indicó, por ahora, la medida se implementó en las sedes parroquiales y que poco a poco se irá extendiendo a otras capillas de la región, y que la comunión sólo serán entregada en la mano por los sacerdotes.
Feligreses necesitaban el cuerpo de Cristo
La parroquia San Gregorio de Ñiquén fue una de las capillas de las comunas rurales que realizó la eucaristía. Con respecto al encuentro, el párroco Pablo Valladares comentó que "la gente estaba muy necesitada de alimentarse del cuerpo de Cristo", hecho que se evidenció en la 45 personas que acudieron a la iglesia en San Gregorio, quienes además llegaron muy temprano, cumplieron con todas las medidas sanitarias y la propia comunidad prestó apoyo para el control de temperatura y distribución de alcohol gel.