Ramaderos de la región lamentan las pérdidas por no trabajar el "18"
FIESTAS PATRIAS. Desde distintas agrupaciones ven que las ganancias que recibían en septiembre este año quedarán en el olvido. Pero también los preocupa que se pierdan las tradiciones.
"Las ramadas del Guatón Rana tienen 85 años, mi madre era ramadera, entonces cuando murió quedé a cargo. Hemos estado en Chillán, Concepción, Talcahuano, Ninhue, en todos lados y nos sacábamos casi siempre el primer lugar. Somos una ramada de larga trayectoria que ahora está decayendo. No sé qué vamos a hacer", relató Juan Márquez, dueño de la conocida ramada "El guatón rana" de Chillán.
Este es el drama que vive la mayoría de los ramaderos de la región de Ñuble y de todo el país, quienes tras lo que ha significado el covid-19 en la zona, tuvieron que suspender, tajantemente, el desarrollo de las tradicionales ramadas que se efectuaban durante los días festivos del Dieciocho, debido a la prohibición de realizar eventos masivos y, porque, además, Chillán se encuentra en cuarentena. Una situación que tiene a los pioneros de esta antigua costumbre de brazos cruzados.
"Para mí ha sido muy triste y frustrante, pero también para mi familia. Todos, de alguna manera, esperabámos las ramadas, el que era uno de nuestros principales sustentos en el año. En este tiempo ya deberíamos estar parando el negocio. Ya hubiesemos tenido casi todo listo, incluso habíamos adquirido una carpa más grande, pero todo quedó ahí. Hemos intentado buscar otro sistema para movernos igual, pero en realidad lo vemos muy lejano", expresó Márquez.
La agrupación de ramaderos "Tradiciones Criollas" de Chillán está conformado por 33 miembros, quienes desde el año pasado, cuando los instalaron en la Fiesta de la Chilenidad que se realizó en la plaza de Chillán, que sienten que esta típica manera de celebración ha ido cayendo. "No dejaban que el estilo que tiene la ramada se desarrollara como es. Incluso hasta los clientes se quejaron de que no era lo mismo, es que sobre todo ellos estaban muy acostumrbados a nosotros. Por eso, cuando vuelva todo a la normalidad esperabamos tener un parque ramadero y ahí seguir la tradición", dijo César Salazar, dueño de la Cocinería "La Chilenita" que llevaba 9 años .
Cero recursos
Para César al igual que Juan, las ramadas formaban parte de su principal entrada de dinero en el año. Durante años vendieron empanadas, terremotos, almuerzos de todo tipo e, incluso, algunos habían pensado en reinventarse y comprar un foodtrack, una manera de adecuarse a la nueva forma en que se desarrollaban estas fiestas, pero con la pandemia esas ideas quedaron estancadas, ahora solo esperan que desde la municipalidad de Chillán le entreguen alguna ayuda para que pueden, aunque sea, vender empanadas a domicilio.
"Tomé esta agrupación porque me prometieron que íbamos a tener un terreno, exclusivamente, para las fiestas y ahí hacer nuestras ramadas, pero hasta la fecha nada y menos ahora con la pandemia. De hecho, andaban rumores de que nos iban a dar una subvención como ramaderos, pero después nos enteramos que nunca fue así. Nadie se ha acercado a nosotros", detalló Virginia González, presidenta de la Agrupación de ramaderos "Tradiciones criollas" de Chillán.
El camino para estos ramaderos ha sido de hartos obstáculos y con mayor razón ahora, por eso algunos están viendo la manera de igual ofrecer sus productos, ya que como todos los años sus clientes ya están preguntando que pasará con sus típicos platillos. "Me limita que por ejemplo no tengo horno para hacer empanadas y vender en casa, si tuvieramos ese recurso nos salvaríamos aunque fuera para vender empanadas y otros productos. Pero no tenemos y no creo que el alcalde nos ayude", contó la presidenta de la agrupación, quién lleva 8 años en el cargo y 22 años de ramadera.
Algo que asusta a estos emprendedores es que esta tradicional forma de celebrar el cumpleaños de la patria, en algún momento, muera definitivamente. "Hay socios que son muy antiguos y para ellos forma parte de una tradición familiar hacer ramadas, por lo que seria muy triste que no se hicieran más y un grave problema para la economía de casi todos nosotros", sostuvo González.
Rosa Reyes, secretaría de la agrupación y dueña de la cocinería "Rosita", ve con la misma desesperanza que las tradicionales ramadas vuelvan a ser lo mismo. Durante 9 años trabajó arduamente en estas fechas, momentos que no sólo compartió en familia, sino que también con sus compañeros ramaderos."Recuerdo cuando salíamos todos a participar en ramadas en Ninhue, San Miguel entre otros lugares, instancias que siempre se van a recordar. Por eso, ojalá que no mueran las ramadas. Pero como están las cosas sabemos que es imposible hacerlas. Por eso, creo que la única manera de no desaparecer es seguir vendiendo nuestros productos, buscar la manera de que lleguen a nuestros clientes", finalizó Reyes.
"Para mí ha sido muy triste y frustrante, pero también para mi familia. Todos, de alguna manera, esperabámos las ramadas, el que era uno de nuestros principales sustentos en el año"
Juan Márquez, Dueño del las ramadas "El, Guatón Rana"