"La tozudez y la sordera también tienen que tener una evaluación y un castigo social"
La doctora explica por qué no apoya una acusación constitucional contra Jaime Mañalich y al mismo tiempo rechaza su actuar.
Como decana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago, la doctora Helia Molina hizo esta semana una presentación a los médicos que están haciendo alguna especialidad en esa casa de estudios. Les habló sobre equidad en la salud y sus determinantes sociales. "Puse la pandemia como modelo de cómo no se distribuyen las epidemias al azar ni al que le tocó le tocó, sino que son más frecuentes, se expanden más y son más graves en la población más vulnerable. Y eso se da en todas las enfermedades", indica quien fue ministra de Salud en el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
Dice Molina que nunca pensó que Chile iba a tener las cifras que presenta de contagiados y muertos por el covid-19, que tenía la certeza de que el país estaba preparado para enfrentar la pandemia. "Estamos en una situación bastante más mala que la que yo hubiera esperado, porque Chile siempre se ha caracterizado por una muy buena salud pública, buenos epidemiólogos, con manejo de epidemias, tuvimos el cólera en el 90, H1N1 en 2008 y siempre hemos tenido muchos menos casos que otros países. Ahora, si bien el peak lo tuvimos a mediados de junio, nos estamos manteniendo con una cifra estable pero alta de casos, cerca de 2.000 todos los días, y eso no cabe duda de que mantiene la espada arriba de la cabeza todo el rato, es una amenaza permanente de tener un rebrote importante", comenta.
-¿Y qué pasó?
-La pandemia parte en las comunas más pudientes de Santiago, entonces empezó a subir lento, porque era la gente que tiene la mejor situación de vida, mejor inmunidad, mejor estado en todo sentido. Pero cuando salta a las comunas del norte, sur y occidente se ve inmediatamente una expansión enorme de casos y llegamos a tener 7.000 casos diarios. El Estado o el Gobierno, el ministro hicieron muchos esfuerzos para poder tener una oferta de servicios hospitalarios de primer nivel, con ventiladores, con todos los insumos necesarios y la ampliación de la oferta en camas y reconversión de camas, y compra de ventiladores mecánicos, etcétera. Esa visión hospitalocéntrica vende bien, porque uno dice "adquirí tantas cosas" y todo tiene número, entonces la gente lo lee como mucho éxito que se hayan generado más camas. Pero las epidemias no se manejan desde el hospital, uno lo que tiene que evitar es que la gente llegue al hospital. En el hospital hay que tener lo mejor, porque si llegas tienes que ser bien atendido y no que te mueras.
-Se acusa al ministro Mañalich y al Gobierno de no haber escuchado a los expertos.
-Yo firmé la carta de los 40. Mucho antes del peak, desde marzo que veníamos hablando de esto. Cuando uno sabe que le va a llegar un flagelo de esta naturaleza, porque hay que decirlo, este es un desastre para cualquier país, no sólo es una catástrofe sanitaria sino económica y social, para poder abordar la pandemia, hacerte cargo y que no lleguemos a niveles tan altos, había que haber trabajado en distintos flancos, no sólo salud, que obviamente es importante, pero también había que trabajar desde un comienzo el tema laboral, de los trabajadores informales, el apoyo de protección social, para que la gente realmente pudieran hacer las cuarentenas. Todo tiene que ir a la par, tiene que ser simultáneo, porque si no, no funciona, porque no sacamos nada con hacer las cuarentenas cuando ya está la embarrada.
-¿Ya había literatura sobre como enfrentar una pandemia de esta envergadura o estamos aprendiendo todo desde cero?
-Estamos aprendiendo. El primer caso enfermo en China fue el 31 de diciembre del 2019. O sea, la pandemia tiene en total ocho meses. En este tiempo por supuesto que hay lecciones aprendidas, porque a nosotros nos llegó en marzo, entonces vimos los errores que cometieron otros y nosotros también cometimos algunos, como minimizar el riesgo, comunicarlo mal, la gente no hizo caso, no se generaron las cuarentenas a tiempo. Cometimos muchos de los errores que cometieron los primeros. Y esas son las evaluaciones que hay que hacer en todas las universidades y vamos a tener que trabajar en investigación para poder identificar a cuáles hubieran sido los resultados si se hubieran tomado estas medidas o estas, cuántas muertes se habrían evitado. Pero eso es claro que van a ser estudios posteriores.
-Tres organismos están investigando las decisiones tomadas. ¿Qué le parece ese camino?
-El error de no haber considerado el nivel local, la atención primaria, el testeo a los no enfermos, focalizar en los hogares de ancianos, en las cárceles, en los hogares Sename, en los lugares donde viven hacinados los inmigrantes… no haber hecho ese trabajo preventivo y controlar la pandemia es un error garrafal. Eso hay que decirlo y para eso no hay que hacer ningún estudio de la Contraloría ni nada, porque eso está a la vista y fue así nomás. Y lo ha manifestado el Comité Asesor, han dicho que lo hacían ver y no les hacían caso.
-¿Apoya una acusación constitucional contra Mañalich?
-No le veo gran valor en este minuto. No sé si se justifica, porque no soy abogada constitucionalista. Pero a mí me parece que para hacerlo hay que haber cometido dolo o mala intención, pero uno no cree nunca que un Gobierno o un ministro van a tener mala intención si todos los que llegamos a esos cargos o los gobiernos quieren hacerlo bien, ninguno quiere hacerlo mal. Pero la tozudez, la sordera también tienen que tener una evaluación y un castigo social, digo yo, porque si no es llegar y equivocarse. Era muy importante ser estratega, transmitir muy bien el riesgo, haber profesionalizado la comunicación. Pero una acusación constitucional, cuando todo el país debiera estar pendiente de cómo sacamos adelante un plebiscito, una nueva Constitución que realmente cambie las cosas, que sea una verdadera terapia de sanación para esta sociedad que estaba enrabiada e insatisfecha, creo que es perder energía.
-¿Y el sumario de la Contraloría?
-Los que trabajamos en el servicio público tenemos que dar cuenta de cómo usamos los recursos, si lo hicimos bien, si se usó en lo que había que usarlo, si no se está pagando plata de más. Contraloría tiene la obligación, si se está trabajando con recursos fiscales, de meter la mano.
-Y el Ministerio Público está investigando también la administración de los datos.
-Mire, yo puedo decirle que un ministro puede equivocarse en una estrategia, pero no puede ni manipular datos ni no usar la verdadera información para tomar decisiones. Ese es un tema de seriedad en el trabajo. ¿Para qué se usa la información, para qué se registra todo? Para que a la hora de tomar decisiones, de ordenar una cuarentena o levantar otra uno use los datos y los mejores posibles. Si uno no usa los datos y usa otros porque le acomodan mejor, eso hay que investigarlo, no me parece correcto. Para eso están los departamentos súper técnicos del ministerio hace años ahí. En Epidemiología hay gente que cuando yo llegué ahí llevaba 25 años y sigue, son expertas en los temas, no cambian con los gobiernos. Sin embargo, no les hicieron caso, ni siquiera a la jefa. Eso sí merece una investigación, porque por más que uno sea gobierno y tenga poder, no puede hacer lo que quiera, sino lo que debe.
-¿Qué hemos aprendido en esta pandemia?
-Yo tengo mis ideas políticas, pero jamás, ¡pero jamás! usaría una pandemia, una catástrofe de esta naturaleza con fines políticos, nunca. Así que si yo critico técnicamente lo que se ha hecho, no tiene nada que ver con el gobierno que sea, porque es un tema de salud pública, no de gobierno. Es un tema de Estado, de derechos de las personas. Porque es refácil comentar que esta doctora dice esto porque era de Bachelet… no tiene nada que ver. Tiene que ver con un comportamiento ante una catástrofe que no lo hemos hecho bien. Y lo digo en plural porque de alguna manera todos somos actores, en mayor o menor medida. Ahora, me habría gustado que mi universidad desde el principio hubiera sido más considerada. Empezaron los ingenieros con mi facultad a producir ventiladores baratos, porque los que se traen de Europa o China son caros, valen varios millones, 20 millones los más baratos. Empezamos a hacer ventiladores, a adaptar, y con cuatro millones hacíamos uno. Pero nunca nos inflaron. Nos pidieron todo tipo de información y reuniones por Zoom, pero nunca se usó realmente. Hay mucha inteligencia perdida, mucho know how que pudo haberse ocupado y no se hizo. Bueno, es un aprendizaje.
"Estamos en una situación bastante más mala que la que yo hubiera esperado, porque Chile siempre se ha caracterizado por una muy buena Salud Pública".