"Tenemos muchos temas abiertos y debates no resueltos"
El legislador cree que hace un año "no estaba en los planes de nadie" un proceso constituyente. Escribió un libro sobre el estallido social y la pandemia y cree que este 18 de octubre será "muy similar al del año pasado en algunas materias".
Jaime Quintana aparece en todas las fotos que registraron la noche del 15 de noviembre del año pasado el Acuerdo por la Paz que llevó al plebiscito del próximo 25 de octubre. Como presidente del Senado en esos días, el político del PPD fue elegido para hacer de vocero y aprovechó su conocimiento en primera persona de lo ocurrido para escribir un libro que se llama "Sírvanse conectar. Crónica de acuerdos y desacuerdos entre el estallido social y la pandemia".
Quintana es el autor de la famosa frase de "nosotros no vamos a pasar una aplanadora, vamos a poner aquí una retroexcavadora", en el inicio del segundo período de Gobierno de Michelle Bachelet. En diciembre del año pasado la reflotó y dijo que el país necesita "tres retroexcavadoras" para cambiar. El "estallido social" vivía días complejos, pero la pandemia aún no asomaba en el mundo.
-A un año del "estallido social", ¿cómo interpreta lo ocurrido el 18 de octubre del 2019?
-Con la perspectiva del año, hay muchos acontecimientos y debates que hoy siguen vigentes: seguridad, Carabineros, salud, pensiones, son temas que de alguna manera están presentes en el debate. Esto tiene que ver con lo dinámico de los acontecimientos políticos y con los temas no resueltos. Si bien el proceso constituyente es algo que se encauzó, un año atrás no estaba en los planes de nadie que íbamos a terminar así. Un año atrás no teníamos ningún antecedente de que íbamos a terminar en un proceso constituyente. Si bien hubo una reacción exaltada del mundo de la política, tenemos muchos temas abiertos y debates no resueltos. Y eso hace que tengamos un 18 de octubre encima muy similar al año pasado en algunas materias.
-¿Hubiera cambiado algo si el alza de 30 pesos no se hubiera producido?
-Yo creo que fue un síntoma. Hubo errores del mundo político en algún momento de entender que, despejado ese punto, se bajaba la movilización. El Senado inmediatamente procedió a dejarlo sin efecto, pero creo que con el correr de los días, ya con estado de emergencia, los políticos tenían muy claro que ese había sido un detonante, pero que había varios procesos que se venían activando y que eso no se iba a detener. Puede que alguien haya abrigado esa esperanza, de que tal como las cosas se hacen, se deshacen, y que desactivando esa alza esto terminaría. Pero no había por dónde. Las primeras propuestas del mundo político, los 10 días siguientes al inicio del estallido, abordaban el conflicto desde medidas inmediatas, de corto plazo, políticas sociales pequeñas.
-¿Y una nueva Constitución llegaría al fondo?
-Llevamos ya casi un año de proceso constituyente en curso y siento que, aunque esto derive en la aprobación de una nueva Constitución, de todas maneras van a quedar otros temas pendientes. Y no vamos a tener un país desmovilizado porque gane el Apruebo; tenemos demasiados temas pendientes. Por ejemplo, en materia de pensiones, que es un tema crucial; en reducir las inequidades; las deudas estudiantiles; en la salud misma, que ha quedado en evidencia en la pandemia, en cómo tenemos un sistema con tanta precariedad y que golpea más fuerte a quienes tienen ingresos más bajos y no tienen seguros de salud. ¿Qué pasa con los adultos mayores, que están completamente afectados, con enfermedades mentales y a los huesos? La manera en que viven los chilenos; la segregación; el sistema escolar que va a dejar su huella, lo que ha quedado en evidencia al desnudo en estas dos crisis que nos han asolado. La necesidad de seguir transformando este país sigue vigente.
-¿Estamos igual que hace un año o ha habido cambios?
-No es que esté igual Chile. Hay procesos que se iniciaron, como el constituyente. No nos olvidemos que el 25 de octubre se produjo la marcha más grande de Chile y eso generó algo muy potente. Algunos dicen que los cambios constitucionales se deben al miedo, pero eso no es real. Es un factor, nadie lo puede desconocer, pero también fue un pueblo movilizado. Y hoy no se trata de cuán movilizada esté la gente, la que se movilizó espera que se produzcan cosas en el país. Incluso la gente del Rechazo también espera que pase algo, ajustes o cosas menores.
-¿Y usted cambió desde ese día?
-Pienso que todos. El mundo de la política tiene una cuota de responsabilidad importante de lo que ha pasado en Chile en muchos años. Pero también es bueno decirlo, que todo el mundo es igualmente responsable, porque hay gente que cometió errores, pero la centroizquierda ha venido de algún modo intentando hace muchos años hacer cambios y hay quienes hasta el día de hoy se resisten y buscan frenarlos. Por eso es importante que este proceso se resuelva de una vez el 25 de octubre.
-Hoy se ve mucha polarización, incluso saludos nazis. Pareciera que no se ha avanzado.
-Hay una expresión de grupos violentos. También la hubo el año pasado y hoy en el marco de una confrontación política, porque estos grupos neonazis han aparecido en el marco de la opción Rechazo, con discursos de odio muy evidentes. Claramente representan una preocupación y un peligro también. Espero que el gobierno ponga mucha atención a esos grupos que con su expresión manifiestan e incitan a la violencia.
-¿Y cómo ve la respuesta del gobierno a las denuncias de violaciones a los DD.HH.?
-Ahí tenemos uno de los grandes problemas que han aflorado el último año, porque lo que el gobierno nunca entendió es que había una línea que Chile nunca podía volver a traspasar. Chile carga una mochila pesada de la dictadura en esa materia. Este es un tema de la máxima importancia y que el gobierno no supo sopesar bien hasta que aparecen los primeros informes internacionales y trata de defenderlos, de desacreditarlos, y eso fue muy evidente. Eso es tremendamente delicado y casi no se había visto en democracia. Lo que no se entendió nunca es que esa es una línea que no se podía volver a traspasar. Porque al igual como muchas veces los sectores productivos se quejan, y con razón, de que la imagen país se deteriora con la violencia, bueno, esto también afecta la imagen país, violar los DD.HH. y volver a las prácticas de barbarie por agentes del Estado. No basta con hacer solo un reentrenamiento a un grupo reducido de la policía, sino que requiere una reestructuración mayor que involucre la formación, el reclutamiento, la admisión de los jóvenes, cómo se están formando y quiénes los están formando.
-En el capítulo 3 de su libro detalla los entretelones del acuerdo del 15 de noviembre. ¿Le llamó la atención que pocos días después ya comenzaran algunos a bajarse?
-Me sorprende mucho que algunos que salieron en la foto, que esa noche empujaron ese proceso, después se arrepintieran. Puede haber ocurrido algo que desde el mismo sector del Rechazo siempre dicen, y es que sólo primó el miedo. Pero aquella noche estaban muy jugados y hablaban de nueva constitución. A mí me cuesta entender ese desmarque. Pero me quedo con la gráfica principal, donde la gran mayoría entendió que había que conectarse con el sentimiento profundo de los chilenos.
-De cara al proceso constituyente, ¿no es un mal indicio que la oposición no pudiera llegar a un acuerdo para las primarias?
-Es un pésimo indicio, creo que así como casi todo el sistema político, porque algunos no fueron parte, lograron una conexión con la ciudadanía la noche del 15 de noviembre, eso se desvaneció, se pierde cuando más unidad se requería en la centroizquierda. Hay algunos que optan por un camino propio o la búsqueda de identidades particulares, pero creo que francamente eso es desconocer totalmente todo lo positivo que nos ocurrió como país el año pasado, especialmente el mensaje tan nítido que nos traspasó la sociedad chilena. Ahí hay un error que tendrán que asumir algunas directivas más que otras en un futuro cercano. Hay un aprendizaje que no se hizo con lo ocurrido el año pasado.
jaime quintana, senador PPD, a un año del 18-O.