"El tiempo que los niños puedan ir al colegio es fundamental para su salud mental"
DESESCALADA. La también sicóloga pide valorar los aprendizajes no formales que se puedan adquirir en pandemia.
Los dos nietos de Adriana Delpiano están yendo a clases. La socióloga y exministra de Educación en el segundo gobierno de Michelle Bachelet explica que los pequeños están practicando Educación Física y que no tuvo ningún temor de que volvieron a las aulas, pese a la pandemia. Reconoce que le daba más temor el aislamiento y que juntarse con sus compañeros para hacer ejercicio "es la mejor manera de volver al colegio".
El retorno a clases sigue siendo un tema complejo de abordar. Por un lado, está el valor de una clase presencial, del contacto con los pares, la experiencia de aula; por otro, la posibilidad del contagio. "Igual, sabemos que los niños se enferman menos, o menos grave que los adultos. El peligro está más en la contaminación que pueden llevar a sus casas", dice quien fuera además secretaria de Estado en las carteras de Bienes Nacionales (con Eduardo Frei Ruiz-Tagle) y del entonces Servicio Nacional de la Mujer (en el gobierno de Ricardo Lagos).
-¿Cómo califica este año 2020 desde lo educativo? Hay quienes lo etiquetan de año perdido.
-Es un año atípico, pero no malo. Calificarlo va a depender del apoyo que los niños recibieron de sus familias, de sus profesores, de cómo se organizó cada establecimiento, cuál es la pérdida de conocimiento que puede haber afectado al niño. No hay una sola condición en esto. Hay lugares remotos, de pocos niños, donde los profesores llegaron hasta a las mismas viviendas de sus alumnos para apoyar y entregar, guías porque no había internet. Yo creo que habría que valorar también los aprendizajes no formales que los niños pudieron adquirir en las casas. El nivel de conversaciones familiares, cómo incorporaron o no incorporaron las labores domésticas, los que aprendieron a cocinar…
-¿Y cómo proyecta el 2021?
-De todas maneras va a tener que haber un esfuerzo muy grande el próximo año de puesta al día, de recuperación. Hay estudios interesantes que te muestran que en el mismo nivel socioeconómico, de nivel equivalente, es muy distinto el proceso de aprendizaje de un niño de nueve o 10 años si ha contado con una adulto apoyándolo en la casa. Van a producirse polarizaciones dentro de los mismos colegios, de los mismos cursos. Claramente los niveles socioeconómicos más desfavorecidos lo han pasado peor porque el hacinamiento atenta contra las posibilidades de disponer de un espacio para que los niños estudien, o el silencio suficiente para conectar a los niños, o si no hay forma de conectarlos. Va a ser un año que no se va a poder medir con las mismas varas que se han medido otros años. Va a ser un año que va a requerir mucho apoyo, mucha flexibilidad. No sabemos en la situación en la que nos vamos a encontrar en marzo. Por lo tanto, aquí lo más importante es cómo cada comunidad educativa, con los apoyos necesarios del ministerio de Educación y los sostenedores, puedan ir tomando decisiones que por un lado eviten un miedo paralizante, pero por otro lado se tengan todas las condiciones necesarias hasta que llegue la vacuna.
-La gran duda es qué nos espera en marzo. Todo apunta a que las condiciones no necesariamente van a ser mejores que hoy.
-Exactamente, y por eso yo creo que el tema es aprender a vivir con la pandemia. No podemos volvernos locos en el verano, sentimos libres y estar todos hacinados en la playa más pituca o la menos pituca, pero todos hacinados. Nosotros tenemos que ser capaces de aprender de un hecho fehaciente y que es lo que pasó en Europa, donde la gente se relajó en las vacaciones. El virus está con nosotros y mientras no llegue la vacuna, tenemos que tener mucho cuidado y claramente en el tema de los niños y la vuelta al colegio hay que buscar una fórmula de grupos más pequeños, que vayan pocos días y pocas horas a la semana, pero ese tiempo que puedan ir al colegio es fundamental para la salud mental de los niños. El otro tema que va a ser complejo es por la cantidad de niños cuyos colegios han perdido el contacto con ellos. No se sabe de esos niños, dónde están, qué les está pasando, si están vinculados a un proceso de aprendizaje o no, si están trabajando, en el caso de jóvenes mayores. Eso puede ser una generación, un cohorte, como se dice en educación, muy compleja en términos de aprendizaje y sobre todo de vínculos entre los niños y los adolescentes que son claves para su formación social. Los adolescentes requieren más de sus pares incluso que los niños pequeños.
-Difícil decisión para los padres. Por una parte están las ventajas de las clases presenciales, pero por otro la posibilidad de un contagio.
-Para decidir hay que ver la actitud del colegio, ver el nivel de medidas sanitarias que se toman, de distanciamiento, dónde ubican a los niños. Yo conozco colegios donde los niños sólo están volviendo a las clases de educación física, o sea, están al aire libre, ven a los otros niños, juegan al aire libre, tienen sus mascarillas puestas y ya eso es un avance respecto del niño que está encerrado en un departamento con una mamá o un papá que están trabajando por internet, que lo están haciendo callar. Por otro lado, sabemos que los niños se enferman, pero tampoco son los más graves en caso de contagiarse. El peligro es más bien el contagio que producen con sus abuelos. O sus padres. Los colegios deben ir generando una situación mixta, eso les va a dar tranquilidad a los padres que sus niños van dos días al colegio y que no se están contagiando. O armamos o una cosa así o realmente vamos a tener serios problemas. Yo entiendo que el ministerio creó una comisión de expertos para ir viendo la vuelta a clases, pero lamentablemente se ha difundido poco. Nadie sabe quién conforma esa comisión, nadie sabe qué se les consulta, qué opinan, cuáles son los casos interesantes de sacar como ejemplo de buenas prácticas de colegios que sí están logrando que sus alumnos asistan. Deberían mostrarse los colegios donde se ha hecho eso.
¿Cómo califica el rol del Mineduc en este plan de retorno?
-Es muy difícil el tema. Tengo una cierta voz comprensiva, pero creo que no se ha hecho el esfuerzo necesario de poner el tema en la opinión pública seriamente. En ese sentido el ministerio ha fallado en tener alerta y comunicada a la ciudadanía. Se demoró muchísimo en nombrar una comisión de expertos para que le diera confianza a la ciudadanía. Sabemos que hoy la gente no cree en la autoridad, hay una crisis de confianza. Entonces, si no cree en la autoridad, con mayor razón hay que armar una mesa en que estén la presidenta del Colegio Médico, los educadores, los científicos, los sostenedores de colegios, gente que tenga experiencia, que sabe del tema y que junte salud con educación.
-¿Va a cambiar la educación post pandemia?
-Yo creo que un buen rato vamos a tener una educación mixta. Todos, no sólo los escolares, nos hemos tenido que acostumbrar a funcionar de una manera que no habíamos funcionado antes. O sea, la palabra Zoom yo no la había escuchado nunca hasta la pandemia. Creo que mientras no haya vacunación masiva, y se termine el virus, vamos a tener que seguir en esta situación atípica. Los profesores tuvieron que aprender a hacer clases online y los niños a conectarse. Hay una búsqueda de ajustarnos a estas condiciones que tiene su lado favorable, positivo.
-¿Qué pasa con los contenidos no entregados? ¿Alcanzarán los alumnos a recuperarlos?
-Siempre ha habido una queja de que el curriculum es muy recargado y en una de esas el corte que se le hizo en algunas materias tal vez lo mejore. Creo que si logramos pasar bien este curriculum ajustado no debiéramos preocuparnos. Hay muchas cosas que se aprenden en la vida vía lectura y vía los medios de comunicación.
"Es un año atípico, pero no malo. Calificarlo va a depender del apoyo que los niños recibieron y cuál es la pérdida de conocimiento que pueda haberlos afectado". "El otro tema complejo es la cantidad de niños cuyos colegios han perdido el contacto con ellos. No se sabe de esos niños, dónde están, qué les está pasando, si están trabajando".