Kim Ki-duk: el osado director surcoreano que falleció de covid
GENTE. El realizador de 59 años, que abrió el mundo del cine de esa nación en Chile, estaba en Letonia buscando hacer su nuevo filme.
Debido a complicaciones derivadas por el coronavirus, a los 59 años falleció el cineasta surcoreano Kim Ki-duk. El ganador del León de Oro en 2012 falleció en un hospital de Letonia, país al que se había trasladado con el objetivo de comprar una casa, obtener la nacionalidad y negociar el rodaje de su nueva película, según contó el director ruso Vitaly Mansky, responsable del festival de cine ArtDocFest en Riga (Letonia).
Según la agencia surcoreana Yonhap, el pasado 5 de diciembre se había perdido contacto con el realizador, cuyas películas se convirtieron en la puerta de entrada del cine de ese país en Chile.
Y si bien se convirtió en un referente del cine de autor más osado de Corea en la primera década de este siglo, acabó por ser una figura aplaudida y vilipendiada a partes iguales, tanto dentro como fuera de la pantalla, debido a las acusaciones en su contra por abuso sexual que marcaron sus últimos años.
Instalando el cine
Nacido en el montañoso condado de Bonghwa el 20 de diciembre de 1960, se mudó a los ocho años con su familia a la periferia de Seúl donde, tras terminar la escuela primaria, pasó a formarse en una escuela vocacional y a trabajar en una fábrica de electrónica, donde se cimentó en los 70 el milagro económico surcoreano.
Cumplidos los 20, realizó el servicio militar obligatorio y acabó siendo sargento del cuerpo de marines -donde sirvió un lustro-, antes de volcarse en la pintura y formarse como pastor protestante, aunque nunca terminó los estudios.
Por el cine se interesó tras una breve estadía en París como estudiante de Bellas Artes a principios de los 90. De regreso a su país comenzó a escribir guiones, y recién en 1996 estrenó su primer filme como director: "A go" ("Crocodile"), un perturbador relato protagonizado por su actor fetiche, Cho Jae-hyun.
Pero la cinta que le abrió las puertas al mercado internacional fue "Seom" ("La isla"), estrenada en 2000 y que se llevó una mención especial del Festival de Venecia. Ésta fue descrita, entre otros calificativos, como "oscura", "fascinante", "deprimente", "enérgica", "retorcida" y hasta "repulsiva".
A partir de ahí, y siempre bajo su inconfundible sello de autor -que incluía la violencia más cruda, la fe religiosa y los rincones más retorcidos de la sexualidad-, Kim comenzó a dirigir una y hasta dos producciones al año, cimentando la brecha entre aquellos críticos y espectadores que lo consideraban un cineasta atrevido e hipnótico y los que lo veían como una figura pretenciosa, tediosa o banalmente provocadora.
La primera película que de él se conoció en Chile fue "Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera" (2003), que se llevó el premio del público del Festival de San Sebastián, cuatro galardones en Locarno y las alabanzas de la crítica. Ésta trata de dos monjes que viven en un monasterio aislado, y bajo la atenta mirada del más viejo, el más joven ve pasar las estaciones de la vida.
Este trabajo fue seguido por largometrajes bastante más intensos y desequilibrantes. Uno de ellos fue "Samaritan girl" (2004), cinta por la que se llevó el Oso de Plata en el Festival de Berlín a mejor director, y que trata sobre dos colegialas que descubren que la prostitución es el modo más fácil y rápido para conseguir el dinero deseado para ir a Europa. De este modo, una se encarga de buscar a la clientela y la otra de vender su cuerpo.
"Hierro 3" -por el que consiguió el León de Plata-, "Tiempo", "El arco", "Sueño" y "Amén" serían otros de los títulos del realizador que sería reconocido por los festivales, pero alejándose de la crítica positiva. En 2011 llegaría la inclasificable, exorcizante y egocéntrica "Arirang", que amplió aún más la diferencia entre la crítica y los jurados de festivales, llevándose el premio de Una Cierta Mirada en Cannes.
También fue polémico el León de Oro que consiguió al año siguiente con "Pietà", filme en el que se entremezclan violencia, imaginería religiosa, impulsos incestuosos y redención. "Los espectadores mantendrán los ojos cerrados durante la mayor parte de este violento pero emocionante thriller coreano. (...) El maestro Kim Ki-duk vuelve en forma con una historia fuera de lo común", comentó en su momento Deborah Young para The Hollywood Reporter.
Acusaciones cruzadas
Todo iba bien hasta 2013. Ese año estrenó "Moebius", película originalmente prohibida en Corea del Sur por sus escenas abiertamente incestuosas, y que originaría las primeras acusaciones por abusos en su contra y el actor Cho Jae-hyun.
En 2017, una actriz que fue despedida durante el rodaje de esta cita demandó a Kim Ki-duk por una agresión cometida por éste. El realizador admitió haberla abofeteado durante la producción, por lo que la afectada ganó el juicio. Ella, además, aseguró que el director la presionó para intentar mantener relaciones sexuales. A su testimonio se sumaron el de varias mujeres que lo llevaron ante los tribunales por abusos e incluso una supuesta violación perpetrada junto a Cho Jae-hyun, presuntos delitos que ningún tribunal logró certificar, aunque el intérprete pidió disculpas.
La etapa final de su vida estuvo marcada por continuas demandas cruzadas con estas mujeres y asociaciones feministas -que además sospecharon de sus filmes-, así como por cintas tan surrealistas y brutales como "Human, space, time and human", un largometraje plagado de escenas de violaciones. Ésta tuvo una escasa distribución internacional y Kim debió enfrentarse a una reprobación unánime de la crítica especializada en la Berlinale 2018. Su último filme es "Dissolve" (2019), rodado en Kazajistán con actores locales y proyectado solo en el mercado del Festival de Cannes.
Según Variety, el Instituto de Cine de Estonia había rechazado recientemente una solicitud de Kim Ki-duk para realizar una producción que sería coproducida entre Corea del Sur y Estonia, pero que se filmaría en esta última. La razón fue solo porque la obra llegó fuera de plazo y el director esperaba repostular en 2021. La cinta, de acuerdo a la directora del Instituto de Cine de Estonia, tendía el nombre de "Rain, snow, cloud and fog".
"Es una triste que no haya podido hacer la película. La trama parecía muy intrigante, como todas sus historias. Eran cuatro narraciones que se cruzaban y daban lugar a un tejido más grande", dijo a Variety Edith Sepp, directora del Instituto. "Puede que el estilo de Kim Ki-duk guste o no, pero a nadie deja indiferente", añadió.