Tatiana Aular Aguirre

La implementación de maquinarias para sustituir la mano de obra humana en procesos de recolección de frutas, son tecnologías que ya se utilizan en el sector, pero para algunos productores en Ñuble es una opción que aún ven distante ante la inversión que representa.

Uno de estos productores es Álvaro Gatica, quien por más de 30 años se ha dedicado al cultivo, producción, recolección y venta de arándanos, quien refirió que en el caso del rubro que trabaja " si hay máquinas para cosechar, pero lamentablemente esas máquinas no cosechan para frescos, porque golpean las frutas, y eso hace que no lleguen bien a destino. Sirven solo para cosechar frutos que van a hacer congelados y el valor de estos no justifica la inversión de la máquina".

En relación a los costos de inversión para la adquisición de tecnología sustitutiva, el también director de la Asociación de Agricultores de Ñuble comentó que "una máquina tiene precios que van desde los US$ 100 mil (unos $73.700.000) hasta US$ 300 mil ( $ 221.100.000 aprox.)", con el primer monto se puede adquirir un equipo usado y con el segundo nuevos, "pero el precio también puede aumentar dependiendo las características, éstas no son hechas en Chile, son generalmente estadounidense o italianas", indicó Gatica.

En tanto, estimó que para lo que "queda de temporada, que al menos es un mes de cosecha más, aún seguirán hectáreas que no se van a cosechar por falta de mano de obra".

Mano de obra

Ante el escenario que se está viviendo en el sector de la fruticultura, Alfredo Wahling, presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble y también productor indicó que "la disminución de mano de obra es un hecho difícil de solucionar, ahora hemos tratado de racionalizar el uso y mecanizar ciertas labores, no son acciones que se consolidan de un día para otro porque son inversiones importantes que tiene que realizar el agricultor".

Destacó que "lo más grave es que esto ha llevado a una cantidad menor de productos recogidos y por otro lado ha sido complicado, porque han habido y hay superficies que no se han podido recoger".

Señaló que "mucha fruta no reúne las condiciones de calidad para ser exportadas, sino que va al mercado interno y no toda se logra ubicar y otras se han perdido, los daños son importantes".

Wahling consideró que las maquinarias más importantes en el sector "pueden ser las que están diseñadas y van dirigidas a la recolección, pero muchas veces necesitan ser adaptadas de acuerdos al tipo de cultivo. No es que uno el día de mañana va con un proveedor y compra el producto, porque puede ser que el cultivo no está en condiciones de ser cosechado mecánicamente".

Compartió que "aún la recolección por ejemplo de cerezas de manera mecanizada es bastante difícil, pero hay frutas como los arándanos y las frambuesas donde la recolección está bastante mecanizada, pero la calidad del producto no permite muchas veces la recolección para frutas que entran dentro de la clasificación de frescos y justamente ese es el valor que tiene en los mercados internacionales".

Destacó que al hacer uso de máquinas para cosechar frutas que se van a comercializar congeladas "este proceso solo lograr cubrir costos, prácticamente no deja utilidad al productor".

Desde una empresa del sector, Pablo Gallegos, gerente de Operaciones de Agroexportaciones Chile S.A. que funciona en Bulnes, informó que "en este momento no tenemos prevista la adquisición de nuevos equipos. La máquina de cerezas que tenemos es la misma que tenemos desde hace muchos años y sí hay unas más modernas y todo, que requieren menos gente, pero no hemos visto esa inversión".

Explicó que "la máquina que tenemos actualmente, requiere de mucho apoyo humano, solo la máquina para funcionar bien, necesita alrededor de 60 personas".

Rescató que si la tendencia de ausencia de la mano de obra humana se mantiene "y no va a cambiar se van a tener que empezar a buscar alternativas".

De igual modo, Gallegos comentó que se prepara para regresar en abril y "allí nuevamente sabré cómo está la situación", una vez que terminaron la última cosecha con personal redoblado.