Extracto
Adelanto del libro "Manual de entrenamiento metafísico del ejército femenino"
Las respuestas siempre están incompletas.
Bailo y muevo los brazos en la ducha fría.
Yo aceptaba que esto
era la nueva vida que me daban.
Las grandes palabras son mis enemigas mortales.
Las mataré una a una: ¡Bang, bang!
No puedo ser original si mis pies no lo saben.
Dice el instructor que lo primero es hacer la cama,
antes que estar viva, antes que respirar.
Un día malo es menos solo,
al encontrar la sábana estirada.
Yo miré mi camarote de antes, enojado y duro.
Vi el atributo pasivo de la manta,
la oscuridad
De quien no quiere que triunfe la milicia.
Si ataca un tiburón en la niebla del mar
no hay que desmayarse ni sufrir,
solo darle un combo en el hocico
p enterrarle una bayoneta acuática
No quiero hablar sobre la tibia noche
en que crucé el río de la miseria.
Abandoné mi corcel somnoliento y feliz.
Entendí que la vida era una llaga.
Desde ahí que abandoné la casa del yo.
Me fui galopando a la premilitar
a recibir los látigos de la alegría mortuoria.
Quería adelgazar ¡Dios, cómo lo quería!
Entrenaba, comía poco,
encontraba absurdo resumirme.
Lo que quería era salir del capullo idiota
que no me dejaba volar.
¡Hasta aquí no más llegamos!
Le dije al pan y también a mi amor.
Corrí desde la vereda hasta su casa,
le dije que me iba, que no nos veríamos más.
Abrió los ojos y lloró lágrimas de oro.
Era el más bello de todos los dioses del templo.
Se desmoronó frente a mí.
-Antiguos ídolos.
Murmuré entre dientes.