Formación flexible
La necesidad de adquirir nuevas habilidades se ha transformado en un tema crucial producto de la crisis económica causada por la pandemia. Y es que generar más y mejores espacios de capacitación y participación no es trivial, en un momento en que para avanzar hacia la reactivación de los negocios, la reconversión laboral es fundamental para conectar a las personas con los empleos del futuro, que estarán fuertemente marcados por las nuevas tendencias.
¿Cómo lograr un modelo de formación flexible e innovador? La respuesta está en la colaboración. Hoy se requiere sumar esfuerzos a partir de estrategias público-privadas y con la sociedad civil para generar iniciativas con un sello diferenciador, articulando mecanismos capaces de dar acceso a nuevas oportunidades y oficios que permitan a las personas volver a insertarse en la economía de manera más transversal.
La tecnología es otra clave de este proceso, puesto que permite dar alcance a programas de formación de manera inclusiva y amplia, cubriendo territorios aislados y llegando a personas en cada localidad con conectividad en el país. Un buen ejemplo de ello es el programa de capacitación que impulsamos junto a Fundación Emplea, con el patrocinio del Ministerio del Medio Ambiente, que preparó a través de clases online a la primera generación de recicladores de residuos electrónicos y emprendedores de economía circular.
Se trata de un proyecto que, además de resolver un problema muy importante en materia de contaminación, considerando que según el Global E-Waste Monitor 2020, los residuos electrónicos han crecido en un 21% en 5 años alcanzando una cifra de 53 millones de toneladas métricas y de ellas solo el 17% fue reciclada correctamente, conjuga el cuidado del entorno, la conciencia por el medioambiente y la incorporación de personas que no están insertas del mercado laboral mediante una actividad con oportunidades de desarrollo y gran potencial de innovación y emprendimiento.
Leonardo Cerda, gerente de Asuntos Corporativos de Claro Chile
Día del Síndrome de Down
En la conmemoración de un nuevo Día Mundial del Síndrome de Down, es importante relevar las mejoras en materia de inclusión en nuestro país, desde el reconocimiento de la diversidad a nivel educativo, laboral y comunitario, hasta el desarrollo de leyes que protegen a estos grupos que muchas veces presentan situación de vulnerabilidad. A pesar de esto, aún hay mucho camino por avanzar.
El Estado debe desplegar todas las acciones de protección a través de la provisión de los recursos humanos y materiales que apoyen los procesos de inclusión, cuidado y acompañamiento de las personas con Síndrome de Down, además de la eliminación de toda barrera que limite su potencial.
Desde la dimensión ética, es sustancial reconocer a la sociedad y al Estado como actores claves en la eliminación de acciones discriminatorias que afecten la dignidad de estas personas, estableciendo marcos de convivencia donde la diversidad, aceptación, fraternidad/sororidad y colaboración sean los pilares fundamentales que reflejen una sociedad inclusiva.
Por tanto, es necesario mirar la situación de las personas con Síndrome de Down desde una perspectiva estructural, comprendiendo que son las condiciones sociales las que restringen sus posibilidades de inclusión y que todos somos parte del cambio epistemológico-cultural que visualice la diversidad como un valor y no como un mero concepto.
Evelyn Puga, Directora Escuela de Terapia Ocupacional UDLA
Errores en proceso de vacunación
El éxito en la campaña de vacunación se ha visto opacada por la noticia de los errores en la inoculación de una lactante y un grupo de adultos mayores. Lamentablemente los errores en salud o eventos adversos ocurren, son un fenómeno complejo y multifactorial. A nivel mundial los sistemas de salud intentan minimizar al máximo posible los riesgos para evitar los errores por parte del personal de salud, sin embargo, no ha sido posible llevarlos a cero en ninguna parte del mundo, ocasionando un daño involuntario a los pacientes. Dentro de los factores de riesgo para el personal están las condiciones laborales estresantes y el burnout, y justamente eso es lo que están viviendo los equipos de salud hoy en nuestro país. Llevamos más de un año con las UCI en su máxima capacidad, con turnos extenuantes (casi sobrehumanos) y muy demandantes en lo emocional, a lo que se suma una campaña de vacunación masiva y en tiempo record. Creo que es urgente que las autoridades de salud implementen estrategias que permitan aliviar la sobre exigencia a la que están sometidos los equipos de salud, por medio de la contratación de refuerzos que se mantengan más allá de la actual contingencia y con intervenciones en crisis dirigidas a aliviar el estrés y los problemas de salud mental del personal de manera permanente. Si no se aborda esta problemática, probablemente tengamos que presenciar más errores involuntarios.
Consuelo Cerón, U. de Los Andes