Las otras cartas que Mistral le escribió a Doris Dana
En "Doris, vida mía" (Lumen) se pueden leer las cartas rezagadas que la Premio Nobel Gabriela Mistral le escribió a su amor y albacea, la escritora Doris Dana.
Más de 400 hojas de cartas, escritas con lápiz mina, son las que le envió la poeta Gabriela Mistral a la escritora norteamericana Doris Dana; 250 de esos manuscritos se publicaron en "Niña errante" (2009), quedando fuera documentos importantes de esta relación epistolar. Para completar la historia, la investigadora de la Biblioteca Nacional Daniela Schütte González, compiló y ordenó las cartas faltantes en "Doris, vida mía" (Lumen) libro que acaba de ser publicado. El epistolario comienza en 1948, cuando Mistral ya tenía 58 años, tres años después de recibir el Nobel.
En estas cartas escritas por Gabriela a Dana hay pasión, amor, celos, especulación, rabia. Mistral encabeza sus esquelas, primero con "Cara Doris" y luego con un tajante "Amor, mío". Unos años después, en 1952, una carta comienza "Doris silenciosa y alejada". También se refiere a ella como "Doriña" en otras cartas. Se conocieron en 1946, cuando Doris se acercó a la poeta en una visita universitaria a Estados Unidos de Mistral, y un tiempo después envío la carta que uniría sus destinos. Luego Doris la visitó en la casa de Santa Bárbara, California, donde residía temporalmente Gabriela Mistral. Todo comenzó como una relación intelectual. La admiración conjunta hacia Thomas Mann.
"Era una persona tan llena de simpatía, de alegría, de hospitalidad, maravillosa, ¡realmente maravillosa! Tan espiritual. Vi gringas que no sabían quién era y quedaban maravilladas de su persona. Ella era excepcional. Nunca conocí en mi vida a una persona que pensara menos en sí misma y más en los otros y en el mundo. Y que tuviera una visión tan profunda. Era una mujer de gran visión", dijo Doris de Gabriela.
El prólogo de este libro está a cargo de la escritora chilena Alia Trabucco Zerán. Escribe que son "apasionadas cartas de una mujer a otra mujer donde Gabriela Mistral expresa con ferocidad y dulzura sus angustias, sus celos, su amor, sus aprensiones y su ternura hacia una de las personas centrales no solo durante su vida, sino también después de su muerte".
La edición y notas de este libro están a cargo de Daniela Schütte, quien apuesta por un orden donde se incluye documentos no enviados, también hay cartas mutiladas y algunos momentos donde la misma letra de nuestra poeta no da tregua a la transcripción.
La epistolera
El año 2007 por fin se pudo repatriar el archivo de Gabriela Mistral. Pedro Pablo Zegers, Director de la Biblioteca Nacional, fue el encargado de traerlo al país que vio nacer la poeta. Un par de años después armó "Niña errante", en el que también trabajó con Daniela Schütte.
El director evoca, "en su momento, publiqué la correspondencia con lo que había, en esa época estábamos recién terminando de catalogar el material. Entonces esas veinte y tantas cartas que Daniela rescató después son las que quedaron rezagadas, son las que yo no alcancé a revisar y transcribir en el libro", afirma.
Para el especialista mistraliano, "todas las cartas son interesantes, porque las cartas de Gabriela son expresiones de mucha sinceridad, de apertura de sus sentimientos, de lo que sentía en esos años por Doris. O sea, no había solo una relación de carácter amoroso por así decirlo, sino una relación de amor-odio también, eso se refleja en las cartas. Cada vez que Doris salía o se arrancaba, Gabriela quedaba muy complicada, atormentada, esa es la verdad. Se lo manifestaba Gabriela en las cartas".
Para Zegers la pasión de Gabriela Mistral estaba en todo lo que hacía, no solamente en este aspecto amoroso. "Gabriela siempre fue una poeta apasionada, en su poesía, en sus discursos, en su retórica, en su prosa, con una posición muy adelantada a su tiempo. Hay gente que ha querido ver en esto la parte afectiva, incluso la parte más morbosa del cuento, pero no es así. Nadie quiere que se haga la radiografía de la vida íntima de Gabriela Mistral. Lo que se quiere dar a conocer es el rasgo tan potente en su actualidad, tan rica en su prosa, en su poesía, y tan increíblemente apasionada en su vida privada. Todas las cartas tienen encanto, todas tienen su pasión por la vida, por su pasión por decir las cosas".
"Epistolera" le llamaba Gastón von demm Bussche a Gabriela Mistral, "un viejo mistraliano amigo mío", al decir del director de la Biblioteca Nacional, quien afirma que "Gabriela era una persona que escribía en promedio 20 cartas diarias: tenía una gran correspondencia. En el legado de la Biblioteca Nacional hay más de 12 mil cartas recibidas, imagínese cuántas habrá emitido
Doris Dana y Gabriela Mistral en el restorán Renzo y Lucía de Nápoles en 1952.
Gabriela Mistral y Doris Dana en un viaje al sitio arqueológico Chichén Itzá en 1948.
ella, cuántas más que se habrán perdido o no se conservaron o no se pudieron recoger. Eso habla del que género epistolar en el mundo, en un momento de la historia. Las cartas eran el medio de comunicación habitual, porque no había fax, no había correo electrónico, solo existía el correo ordinario que todo el mundo ocupaba, era el medio más rápido en ese minuto".
"Era casi romántico", continúa Zegers, "porque uno mandaba una nota en un momento dado, con una percepción del mundo y podía recibir del destinatario otra, porque podía haber pasado semanas en que una carta llegara de un lugar a otro. O un mes, quién sabe. Pasaba que las cartas se perdían, o que llegaban a destiempo. Eso le daba al epistolario de esa época un sabor muy distinto al de la inmediatez que tenemos hoy con el WhatsApp. No tenemos el misterio, la magia que se tenía en esa época", puntúa Zegers.
Desde que trajo el legado mistraliano a Chile, Zegers ha sacado varios libros de Mistral, mostrando distintas facetas de su prosa y cartas. "El legado está digitalizado en pantalla y abierto, hay 10 mil fojas para Chile y el mundo", invita.
Sentimiento en roneo
Alia Trabucco Zerán rescata en su prólogo Gabriela Mistral pintada (y ficcionada) en los muros de Santiago, como uno de los íconos del estallido: con jeans, bototos, bandera chilena negra y pañoleta verde, representando un feminismo moderno. Una nueva Gabriela Mistral. El estallido, entonces, "rompió gráficamente la idea de Mistral como maestra rural que por largos años se enseñó".
Para Daniela Schütte, la correspondencia y otros documentos permiten desplazar la figura clásica construida de Gabriela Mistral, "nos acercan a dimensiones que han sido opacadas por la lectura prejuiciada y sesgada que durante tanto tiempo se hizo tanto de su obra, como de su figura. Mistral construyó un personaje público que logró instalar en un espacio oficial un discurso para minorías. Esa construcción, naturalmente, tuvo un costo y me atrevería a decir que es, a ese costo, al que nos podemos acercar con estos documentos. Y eso es, en mi opinión, valioso pues nos permite situar de mejor forma y con mayor profundidad el lugar desde el que ella escribía".
Respecto a la correspondencia, la investigadora de la Biblioteca Nacional, nos cuenta que la "predilección por la escritura de cartas terminó articulando una parte importante de su producción. Hacia 1934 cuando estaba desempeñándose en Madrid como cónsul de Chile, comienza a publicar sus recados quincenales, que según su misma definición son una especie de 'carta para muchos'".
Del intercambio de cartas, Schütte encuentra especial belleza en una que es de los primeros años. "En una carta de mayo del 49, le dice que está recién 'orillándola' y que tiene 'cogida solo una esquina de quién ella es', es bonita esa imagen de cuando se estaban conociendo. También muchos de los cierres de las cartas resultan conmovedores, 'Te beso, te espero, te busco y te tengo' y, en contraposición, cartas oscuras, melancólicas que nos permiten adentrarnos en la intensidad de esta relación".
Una relación parcial, admite la investigadora. "Es un archivo que fue en primer lugar organizado por Doris, luego pasó largo tiempo guardado y luego donado a la Biblioteca Nacional. Es difícil saber si algún documento no fue considerado al momento de su donación, por ejemplo, lo que sería perfectamente atendible. No obstante, la revisión del material disponible fue bastante exhaustiva y de acuerdo a la propuesta del libro, se incluyeron las cartas que pudieran dar cuenta de la vida que vivió Mistral junto a Doris desde la primera carta hasta el momento de su muerte".
Los documentos digitalizados muestran la letra de Mistral, que la investigadora señala "en ocasiones no es todo lo clara que uno quisiera y además no ayuda que escribiera con lápiz mina y habitualmente en papel roneo".
Para Daniela, lo más complejo fue ordenar las cartas: "Mistral solo ocasionalmente databa las cartas por lo que el trabajo con los sellos postales del correo, no siempre legibles, además de las notas que a veces ponía Doris en los sobres resultó central. Sin embargo, no todas las cartas tenían esta información".
En ese sentido, Schütte fue a veces más que una investigadora literaria, tratando de ordenar los documentos. "Fue entonces necesario armar una especie de rompecabezas para determinar un posible orden. Para esto, lo primero fue identificar marcas de viajes, visitas, lugares, acontecimientos que pudieran situar el momento en el que había sido escrita la carta".
Pero a veces eso no resultaba, y terminaba en otros documentos, revisando "comunicaciones oficiales como memorándum, oficios consulares, telegramas, diarios de la época y otros documentos. Luego, las cartas que Mistral intercambió con otros interlocutores o las cartas que ella recibió en el mismo periodo y que hubieran estado datadas y en las que hubiera alguna coincidencia con estas marcas".
La penúltima posibilidad fue la "revisión de las cartas que Doris intercambió con las personas cercanas a Mistral en ese periodo. Este ejercicio fue muy interesante, no solo en términos de data, sino también, como una suerte de objetivación de acontecimientos externos comentados en las cartas. Y, por último, cuando ninguno de estos caminos condujo a razonables certezas sobre la fecha en la que había sido escrita, el foco fue la continuidad narrativa de los documentos".
"Doris, vida mía"
Gabriela Mistral
Lumen
474 páginas
$16.000
Por Cristóbal Gaete
"Todas las cartas son interesantes, porque las cartas de Gabriela son expresiones de mucha sinceridad, de apertura de sus sentimientos, de lo que sentía en esos años por Doris".
Archivo del Escritor, de la Biblioteca Nacional de Chile
Archivo del Escritor, de la Biblioteca Nacional de Chile
"Cada vez que Doris salía o se arrancaba, Gabriela quedaba muy complicada, atormentada, esa es la verdad. Se lo manifestaba Gabriela en las cartas".