Oficios tradicionales en Chillán luchan por sobrevivir ante el confinamiento
AYUDA. Trabajadores de rubros tradicionales como zapatería y sastrería dan batalla no sólo frente a la modernidad sino también al cierre de sus locales y servicios en medio de la cuarentena.
Las extensas cuarentenas en Chillán se han transformado en dolor de cabeza para aquellos trabajadores que mantienen vivos diversos oficios tradicionales en la ciudad. Las pocas semanas en Fase 2 no fueron suficiente para que los chillanejos dedicados a la zapatería o sastrería, por ejemplo, pudieran generar ingresos para el resto del confinamiento. Con la baja afluencia de público y la prohibición de abrir negocios "no esenciales", los emprendedores observan con preocupación el futuro de su labor.
En Chillán Viejo, Alejandro Lagos lleva 13 años arreglando zapatos. Su labor en "Calzados El Jano" era lo suficientemente sustentable para poder llevar una vida tranquila. El confinamiento complicó el escenario, lo que llevó a llevar su taller a redes sociales. "Trabajo solo. La gente ve mis publicaciones y me pregunta qué cosas puedo arreglar. Cuando tienen tiempo, llegan a mi taller y les veo los calzados. Pero ha bajado bastante a lo que se hacía antes. La gente ahora prefiere guardar el dinero para otras cosas y evitar salir de la casa para arreglar un zapato. Estamos batallando", sostuvo.
"Antes este trabajo estaba bien, era sustentable. Con el tiempo ya no. Ahora es poco lo que se rescata para poder darse vuelta", añadió.
Desde 1985, Elías Chávez comenzó en el rubro del calzado. Hace más de 30 años instaló su emprendimiento familiar "Ficene" en Chillán, que poco a poco fue creciendo en la zona, llegando montar un conglomerado con cinco locales: "La bota verde", "La morenita", "La esperanza" 1 y 2 y "La liquidadora". Pero la pandemia y el confinamiento han venido a poner en riesgo la labor de toda su vida.
"Ha sido bastante complejo para nosotros. Uno (de los locales) lo tengo cerrado desde que comenzó la pandemia. He tenido que mantener todo el personal porque entiendo que ellos necesitan seguir viviendo, tal como lo hace uno. Es complejo", comentó Chávez.
"Ficene" cuenta con 20 personas que han colaborado por 30 años en el negocio. "La gente es tan antigua que pasa a ser como una familia. De la noche a la mañana, que los tengas que dejar sin un ingreso es complejo. Hasta ahora lo hemos soportado, pero no sabemos hasta cuándo", agregó, recalcando que "aparte de ser complejo en la parte económica, también lo es en la parte emocional y sentimental. Hay gente que ha estado mucho tiempo conmigo".
Peluquería
Hace 66 años, la peluquería Ramis se encarga de mantener la belleza en la comunidad de Chillán. El retroceso a cuarentena provocó que el local cerrara sus puertas y viera otras posibilidades para seguir con sus servicios. Desde el rubro, solo piden volver a trabajar normalmente para cumplir con sus obligaciones económicas.
"A nosotros como peluqueros y del sector de la belleza, nos han cortado las manos. Al no trabajar, no podemos producir para seguir manteniendo los arriendos, pagos y compromisos para mantener el local. Hay muchos colegas que han tenido que cerrar sus negocios y se han tenido que ir a sus casas", indicó Yuri Ramírez, peluquero e hijo de Ramis Ramírez, dueño del local.
Agregó que "aquí, nuestras autoridades de la región tienen que tomarnos en cuenta. Yo veo que todos se cortan el pelo, salen en la tele y en todos lados, y ¿dónde se lo cortaron? Somos importantes, pero no nos quieren tomar en cuenta".
Esperar para abrir
La Sastrería Espinoza es otro de los tradicionales locales de Chillán que se dedica a poner de punta en blanco a los chillanejos. Sin embargo, la reducción de eventos de gala y el extenso confinamiento en la comuna, provocó el cierre del local hasta nuevo aviso.
Elías Espinoza, dueño de la sastrería, comentó que "el local lo tengo cerrado desde que comenzó toda la cuarentena, hasta que lo pueda volver a abrir. Llevo como 30 días así. El año pasado lo abríamos un poco cuando se podía, pero después a cuarentena otra vez. Todo se complica, porque estando cerrado, no hay recepción de trabajo".