Mucho se habla de la importancia de innovar con el fin de aumentar los procesos productivos de los negocios y empresas. Si bien esto es una realidad, hoy más que nunca la innovación se vuelve crucial para adaptarnos y enfrentar los nuevos desafíos, sobre todo en tiempos de contingencias sociales, económicas y sanitarias. Sin embargo, esto sólo tiene sentido si la comunidad le da valor a esto y su beneficio es recíproco.
Según el Índice Global de Innovación (Global Innovation Index), dado a conocer el 2020, Chile se ubica en el primer lugar entre las economías de América Latina y el Caribe, en relación con su capacidad de innovar. El estudio, que analiza los resultados de innovación de 130 países, fue liderado por Suiza, Suecia y Estados Unidos, mientras que ubica a Chile en el lugar 54, destacando el liderazgo sostenido de nuestro país a nivel regional en esta materia.
Dentro de sus principales conclusiones, el estudio destaca cómo la crisis del COVID-19 necesariamente repercutirá en la innovación, lo que enfatiza la necesidad de llevar a cabo acciones que contribuyen a recuperar emprendimientos, que ayudan a su vez a levantar la economía local. Esto cobra mayor relevancia si consideramos que en plena pandemia, Chile batió el récord en cuanto a la creación de nuevas empresas y sociedades, superando las 158 mil en 2020, un 14,4% más que el año anterior.
Y si bien innovar es una invitación a hacer las cosas de manera diferente para sorprender positivamente a las personas, no existe una receta perfecta para que esto funcione. Aquí, la clave del éxito es que esté al servicio del propósito de la marca y necesidades de la comunidad, un foco que jamás se debe perder, ya que de lo contrario pasa a ser solo un objetivo comercial, lo que puede tener frutos a corto plazo, pero cuando los beneficiados son los mismos consumidores, la gratificación de un trabajo bien realizado va mucho más allá. Es un compromiso con el bienestar general.
Es por esto que la innovación debe penetrar a todo nivel en la compañía: debemos desarrollar culturas innovadoras, ofrecer productos creativos y adaptar nuestros modelos de negocio a las nuevas tendencias del entorno, de manera que podamos fortalecer una mejor experiencia a nivel país.
Para esto, es necesario que las empresas consideren dos pilares fundamentales, que deben estar conectados y alineados: por una parte, la cultura innovadora y por otro la conexión con el exterior, con el entorno.
Vanessa Parra Gerente de experiencia clientes e innovación de Salcobrand