85 escritoras homenajean a la poeta Alejandra Pizarnik
LITERATURA. La argentina habría cumplido 85 años.
Agencias
Exploradora del silencio y de las sombras y hacedora de un lenguaje bello y herido, pero que no pudo salvarla, Alejandra Pizarnik, la poeta argentina que se suicidó a los 36 años, en 1972, hubiera cumplido hoy 85 años.
Con este motivo, 85 voces amigas, escritoras de 15 países -España, Argentina, Chile, Cuba, Uruguay, Perú, México, Polonia, Bulgaria, Australia, Marruecos, Francia, Rumania, Italia e Israel-, se unieron en un libro para celebrar el aniversario de quien dijo: "Yo he firmado un pacto con la tragedia y un acuerdo con la desmesura".
Publicado por Huso en la colección Homenaje y titulado "Alejandra y sus múltiples voces", contiene diferentes miradas sobre Flora Pizarnik Bromiquier, como así se llamó al nacer el 29 de abril de 1936 en Buenos Aires.
La selección de los textos y su edición es de Mayda Bustamante, quien dice en el prólogo que a Pizarnik "el suicidio le jugó una mala pasada. No contó nunca con que su muerte la convertiría en inmortal".
"Gracias, Alejandra -añade-, por permitirme, como diría mi amiga Marifé Santiago Bolaños, 'entrar en el bosque para encontrar los claros que todo bosque guarda'".
Sobrina y hermana
La escritora y filósofa española Marifé Santiago fue quien reunió a muchas de las autoras y llevó a sus páginas los textos de Sandra Riaboy y Miriam Pizarnik, sobrina y hermana, respectivamente, de Alejandra.
Ambas aportan también documentos gráficos, imágenes familiares. Miriam Pizarnik, solo un año mayor que la poeta, incluye una ponencia leída en la Universidad Hebrea de Jerusalén en representación de la familia de Alejandra, para inaugurar el Coloquio Internacional Pizarnik en Jerusalén.
"Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla", susurró Pizarnik, una de las voces más importantes de la segunda mitad del siglo XX, cuya vida siempre estuvo rodeada de cierta maldición, y a ello contribuyó el que se quitara tan joven la vida, con una sobredosis de barbitúricos.
Transgresora en la vida y en la poesía, Pizarnik era hija de inmigrantes judíos de origen ruso-polaco que se ganaban la vida como joyeros.
Delicada y sensible, en 1954 ingresó a la universidad para estudiar filosofía, con el deseo y el sueño de conocer la cultura francesa. En la educación superior también conoció el periodismo y la literatura.
Juvenil despertar
Pizarnik empezó a escribir desde muy joven, a escondidas, y publicó un primer libro, "La tierra más ajena", con la ayuda de su padre.
A los 18 años, la poeta ya trababa amistad con referentes de la época, como Oliverio Girondo, Nora Langué, Manuel Mujica Laínez, Victoria Ocampo, Bioy Casares, Silvina Ocampo y, muy especialmente, con Olga Orozco.
Escribió y publicó mucho. Consiguió la beca Guggenheim en 1968 y en 1971 la Fulbright.
A los 24, cumplió su sueño de viajar a Francia, donde vivió cuatro años. Antes ya había publicado "Las aventuras perdidas", en 1958.
En París, estudió y tradujo a Artaud, Michaux o Bonnefoy, y conoció a alguien fundamental, Julio Cortázar, con quien entabló una amistad muy estrecha. Después regresó a Buenos Aires, pero siguió con sus vaivenes de angustia, entradas y salidas del hospital e intentos de suicidio.
Entretanto produjo títulos imprescindibles, entre ellos, "Los trabajos y las noches" (1965), "Extracción de la piedra de la locura" (1968) o "El infierno musical" (1971).
En "Alejandra y sus múltiples voces", autoras como Chantal Maillard, Cristina Peri Rossi o Fanny Rubio, entre otras muchas, componen con sus poesías y ensayos a una Pizarnik completa, haciendo de este libro una obra de referencia.