El escritor colombiano Gabriel García Márquez señalaba que: "La vida no es la que vivimos, sino cómo la recordamos para contarla", dado que la memoria es evocativa y creativa.
Helia Magdalena Barra Rodríguez (San Ignacio 1934- Chillán 2021), profesora normalista, hija de Evaristo Barra Sepúlveda y de Julia Rosa Rodríguez Cerda. Casada en 1956, con Rodolfo Mario Alejandro Witker Velásquez, historiador, con quien formó una familia con cuatro hijos: Iván, Rodrigo, Helia y Pablo Witker Barra, quienes le dieron diez nietos. El mapa personal de esta ñublensina se dibuja a través de ríos profundos, en la provincia de Ñuble y de Concepción. Su continuo fue trazado en las ciudades de Chillán, Talcahuano y Concepción, para luego volar a Ciudad de México, y años después volver a la tierra de Ñuble, al inicio, para cerrar el círculo de su "árbol de la vida".
Los constructos indestructibles, que estableció junto a su marido, fueron los de una esposa leal y fiel; una madre que brindó cobijo emocional a sus hijos, en los años fantasmales, cruciales años, en que las pesadillas impensadas nublaron su cielo y la empujaron a trocar su fragilidad femenina por resistencia. El inconmensurable amor a su familia, tan vasto como la inmensidad del océano, no le permitiría doblegarse a las constantes adversidades y dolores de los aciagos años tras el golpe de Estado en Chile y su posterior exilio en México.
Paralelamente, a la crianza de los hijos, trabajó incansablemente en México y luego en Chile, colaborando estrechamente en los proyectos culturales y editoriales de su marido, como si se tratase de una empresa familiar. Muchos de los trabajos publicados por el historiador, tienen su huella, que resume horas de búsqueda de información y documentos en archivos, bibliotecas y en conversaciones con fuentes orales.
Los maltrechos días de pesar, quedaron en el recuerdo, como un mal sueño, los que a veces recordaba emocionada, como cuando lo hizo en su participación del documental: Alejandro Witker, un afán incansable, donde tuvo una participación central y vital en ese registro histórico. Su última intervención pública.
La recordaremos por su presencia junto al historiador, en toda actividad cultural y social. La extrañaremos con sus joviales conversaciones, en los momentos de calidad que compartimos en encuentros en las ciudades de Santiago y Chillán. Sus trabajos, su sonrisa, su timbre de voz y su aroma quedarán principalmente grabados en su círculo más íntimo, pero también en sus alumnos de la Escuela México y los que le conocimos y compartimos con ella. Y como señaló García Márquez, la memoria es importante para "contar la vida como la recordamos", pero también una cuota de "olvido" es necesaria, según Jorge Luis Borges, el escritor argentino y la señora Helia Barra eligió esto último, al final de su inefable mapa personal.
Alicia Romero Historiadora