Cada vez me parece más oportuno reflexionar sobre la deuda que Chile mantiene con nuestras mujeres. Y esto no solo engloba lo que es la equidad de género, sino también lo relacionado con las facilidades en la crianza. Sí, es cierto que en nuestro país tenemos leyes que nos protegen y hay programas como el de Sala Cuna que facilitan la maternidad en una etapa inicial, pero no es menos cierto que también nos queda mucho por avanzar en todas estas materias.
Cuando imagino a las madres chilenas, no puedo dejar de pensar en lo poco flexible que son nuestras leyes de maternidad en relación con las diferentes realidades productivas de cada una. Cuando yo fui madre, por ejemplo, perfectamente podía compatibilizarlo con mi trabajo, porque soy emprendedora, pero eso mismo que me aligeró el proceso a mi, también me hizo preguntarme: ¿cómo hacen las madres que dependen de un superior? o simplemente ¿cómo hace una mujer que no quiere renunciar a su vida profesional?
Todas esas interrogantes me llevaron a pensar en lo rígido que es el pre y postnatal en nuestro país. La cuestión es que una mujer trabajadora simplemente tiene que forzosamente pasar siete meses fuera de la compañía, dejando a un lado su carrera profesional. Y, ¿por qué no mejor hacemos que nuestras mujeres puedan ser madres sin que esto signifique una amenaza o una pausa en su carrera profesional? Yo creo que puede hacerse.
Creo que Chile y las empresas pueden perfectamente llevar a cabo programas que permitan compatibilizar ambas labores como se hace en otros lugares del mundo sin que esto implique una menor productividad para la compañía y un especie de castigo a la maternidad. De hecho, según un sondeo de SOS Group, un 55% de las madres asegura que fue discriminada en su trabajo por tener hijos y un 92% de ellas piensa que las empresas prefieren contratar mujeres sin hijos. El mismo sondeo muestra que el teletrabajo es una opción bien valorada entre este segmento, entonces, ¿Por qué no avanzamos?
Creo es que nuestra legislación debe ser más flexible entendiendo que la realidad productiva de las madres es distintas. Creo que una de las formas de hacerlo es estableciendo que el derecho a pactar las condiciones entre empleadores y trabajadores. Debemos ir avanzando en esa dirección, teniendo en cuenta que al final esto redundará de forma positiva en las empresas y la economía. Por eso mismo, es necesario avanzar en el derecho a la Sala Cuna Universal y fomentar aún más la corresponsabilidad. La maternidad, es sin duda, una cuota pendiente en Chile que debemos empezar a saldar.
Paula Valverde
Emprendedora, directora Endeavor y gerente general de Grupo Limonada