Tercera dosis
El Covid ha estado con nosotros durante tan poco tiempo, que todavía estamos aprendiendo cuánto dura la inmunidad después de la infección o después de la vacunación y cuál de las vacunas protege mejor. ¿Por qué es importante considerar un refuerzo a la inmunidad con una tercera dosis de vacuna? Se ha demostrado en pacientes vacunados, una disminución del nivel de anticuerpos circulantes con capacidad de neutralizar el virus, lo que no implica falta de protección. La respuesta inmune frente al virus es compleja, los anticuerpos son uno de los efectores que utiliza el sistema inmune en la batalla contra el virus, por lo tanto, no existe una relación lineal. Este fenómeno de disminución del nivel de anticuerpos es normal y necesario en la regulación fisiológica de una respuesta inmune y se ocurre tras cualquier tipo de vacuna o infección natural. (Eso respalda la recomendación de salud pública de que los sobrevivientes de COVID-19 se vacunen, en lugar de depender de la inmunidad natural.) Cuando los anticuerpos decaen, nuestro sistema inmune nos continúa protegiendo gracias a la memoria inmunológica, que lo capacita para reaccionar de manera más rápida y específica en un segundo encuentro con el virus. Para responder de manera eficiente al alto nivel actual de virus circulante, necesitamos estar protegidos con un alto nivel de anticuerpos en sangre, que neutralicen e impidan la infección de células y tejidos. Además, nos estamos enfrentando a la preocupante aparición de nuevas variantes del coronavirus, como Delta. Si los anticuerpos están bajos, el virus Delta eventualmente podría causar una infección moderada a alta, antes de que el sistema inmunológico vuelva a activarse, y diseminar rápidamente gracias a que ha demostrado ser más transmisible. Otra dosis podría aumentar drásticamente la inmunidad, ayudar a la protección y potencialmente detener la propagación de estas nuevas variantes del coronavirus. Pero también hay controversia. A nivel mundial, las autoridades de salud pública tendrán que evaluar si en realidad es prioritario, especialmente porque millones de personas aún no tienen protección. La tercera dosis sería un esfuerzo importante, mientras aún se realizan grandes esfuerzos para que muchas personas reciban su primera dosis.
María Isabel Oliver , directora Ingeniería en Biotecnología, UNAB
Ley Ricarte Soto sin fondos
Una vez más, los pacientes con enfermedades poco frecuentes y de alto costo han quedado excluidos. Esto, luego de que en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados se informara que la Ley Ricarte Soto no podrá sumar nuevas patologías en el decreto que comenzará a regir en 2022.
Según indicó la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda, para poder incorporar nuevas garantías se requiere que se dispongan fondos adicionales, por lo que solo podrían financiar tratamientos alternativos a las enfermedades ya cubiertas.
En el discurso de promulgación de la ley, la Presidenta Michelle Bachelet sostuvo que "el Estado hoy día está asumiendo el rol que le corresponde, protegiendo y velando por la salud de todos y todas, sin distinción alguna". Sin embargo, en estos momentos, aquello se queda solo en una promesa incumplida.
Es inaceptable que luego de años esperando, se nos cierre la puerta de esta manera. Somos muchas las agrupaciones de pacientes que hoy vemos con desesperanza el futuro de miles de personas que necesitan de terapias oportunas. ¿Cómo es posible que el Estado no sea capaz de brindar una salud digna a quienes hoy ven desvanecidas sus oportunidades y pelean contra el tiempo?
Es claro que no podemos seguir esperando. Necesitamos medidas reales que signifiquen un alivio para aquellos que, de no acceder a sus tratamientos, están destinados a sufrir secuelas irreversibles e, incluso en algunos casos, condenados a la muerte.
En cada decreto de la Ley Ricarte Soto existe una esperanza. Por eso, hoy le pedimos a los ministerios de Hacienda y de Salud que nos entreguen una solución, ya que lamentablemente, una vez más, los enfermos han quedado desprotegidos.
Myriam Estivill , directora Fundación de Enfermedades Lisosomales
Presupuesto de la Convención
El aumento del presupuesto de la Convención Constitucional -de $6.700 a $8.370 millones- tras constantes peticiones de los mismos constituyentes, desvía la mirada de los reales problemas de fondo.
El Gobierno ha implementado fuertes medidas económicas para aliviar la crisis que atraviesa la ciudadanía a causa de la pandemia. Entonces, en medio de cifras complicadas en materia de pobreza y desempleo ¿es pertinente pedir mayor presupuesto para la convención?
El problema está en pensar que al tener mayor dinero se podrá trabajar mejor, pero la realidad es que el funcionamiento no pasa por los recursos, sino por la disposición de efectuar la labor por la que fueron electos. Por lo tanto, el recurso que falta no es el dinero, sino la disposición a dialogar.x
Renata García, economista