Alianzas efectivas contra la pobreza
La colaboración entre sectores públicos y privados está en la base del desarrollo y es la mejor vía para superar problemas sociales. Resulta interesante apreciar el esfuerzo que se realiza a través del Fondo Chile Compromiso de Todos, que financia proyectos comunitarios orientados a personas carenciadas.
Hace tres años, desde el Ministerio de Desarrollo Social, fueron definidas prioridades para abordar el problema de la vulnerabilidad social y se identificó a algunos grupos de la población que requieren atención prioritaria, como mujeres víctimas de violencia; adultos mayores con discapacidad o dependencia que viven solos; mayores de edad con escolaridad incompleta: jóvenes que no estudian ni trabajan; jefes de hogar que llevan mucho tiempo cesantes, entre otros.
Era 2018, la tasa oficial de pobreza por ingreso en Chile llegaba a un 8,6% y se proponía que las soluciones debían estructurarse con esfuerzos públicos, privados y de la sociedad civil. En 2021 esa propuesta de labor integral sigue vigente. Pero es todavía más urgente que entonces, pues la pandemia elevó los niveles de pobreza a 10,8% y en Ñuble la llevó a un 14,7%, si se considera solamente la medición por ingresos; pero alcanza a 22.2% si se considera las carencias multidimensionales, es decir problemas de acceso a salud, a educación, a redes sociales, a la integración de la vida en comunidad.
En este contexto es que resulta interesante apreciar el esfuerzo que se realiza a través del Fondo Chile Compromiso de Todos, que financia proyectos comunitarios orientados a personas carenciadas y que en su convocatoria del segundo semestre dispuso más de $4 mil millones a nivel nacional.
En Ñuble se espera que sean varios los proyectos multirregionales y con alcance regional que resulten beneficiados, esto, con la finalidad de ir en real ayuda de aquellos más lo requieren y así reactivar la economía nacional y local que, desde el estallido social se ha visto mermada, siendo la pandemia el periodo más crítico y con más necesidad de tender una ayuda real.
Estos esfuerzos están bien encaminados y atenderán problemas que desde el Estado no siempre es fácil abordar. Es de esperar que muchas iniciativas similares surjan y se mantengan, pues la etapa post pandemia que ahora se vive en la región y el país requerirá de trabajo compartido, unidad y capacidad de mirar hacia objetivos de largo plazo.