"Te voy a ser súper sincero. Vengo de competir en Uruguay, vine por tierra con toda la flota del equipo chileno y al regreso, en Argentina, me volqué. Perdimos todas las embarcaciones, pero volvimos a Chile con 8 medallas. Yo estoy ileso", cuenta por teléfono Robinson Méndez, competidor de paracanotaje de 37 años. Es peculiar que el deportista sea capaz de comentar un encuentro con la muerte (otro, considerando el incidente que lo dejó en silla de ruedas) sin una cierta inquietud en la voz.
Sin embargo, Méndez transmite seguridad. La pandemia golpeó a todo el mundo y frenó en seco una que otra actividad y el canotaje (paracanotaje en este caso) no fue la excepción. Tras uno que otro traspié, el atleta se mantiene firme, para derribar muros. Es que, al momento de balancear, es un hecho que el 2021 ha traído mayores avances respecto a las restricciones que la pandemia ha perdido, en notoria parte gracias al proceso vacunatorio. El deporte no fue la excepción. Sin embargo, el atleta prefiere enfocarse en lo positivo.
"El 2021 no fue tan pesado como lo fue el año anterior. Ya se retomó la práctica competitiva y pude ir al mundial. Regresé ayer de un sudamericano en Uruguay y se pudo volver a competir bien. Además, obtuve buenos resultados. Es premio a la constancia y paciencia, sobretodo. Sabía que pronto iba a competir así que no podía bajar los brazos en el plan de lo que es la pandemia y la incertidumbre de si un campeonato se va a realizar o no, o de si uno se contagia, que no puede viajar. Es todo un cúmulo de cosas. Hay que cuidarse a full porque constantemente hay testeo. Si sales positivo no puedes competir. Desde que empezó la pandemia no me he contagiado así que pude competir y entrenar bien. En el mundial fui plata y ahora en el sudamericano también volví con dos platas. Creo que hemos hecho un buen trabajo de mantención con el equipo. El balance es bueno", cuenta Méndez.
Pese a estos duros revés que la pandemia le ha dado al deporte, Robinson Méndez le da total atención a los tremendos cambios de la vida desde el 2020. En su propia voz describe el duro dolor de no llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio.
"Me estaba preparando para la copa del mundo en Hungría para ir a los JJ.OO. de Tokio y ya con un año y medio de retraso, tuve que parar todo el entrenamiento. Por culpa de eso y también el retraso que tuvimos en el país para poder entrenar bien, estábamos parados mientras otros avanzaban. Esas metas de ir a los JJOO no se dieron, pero había que seguir, como siempre en la vida. Ahora, ya entrenando a full, obtuve el segundo lugar en Dinamarca. Los deportistas vivimos siempre con el estrés y la motivación de superar adversidad. Creo que tenemos un poco más de herramientas para superar problemas que uno vive. Así fue como esta medalla corona lo que hice todo el año y pude mantener durante la pandemia", describe el atleta.
El estrés
Méndez cuenta que, si bien todo el mundo procesa cosas de manera distinta, los deportistas en general lidian mejor con la sobrecarga emocional. Se enorgullece, en el buen sentido de la palabra, de su "fortaleza mental".
"Es complicado. Todos somos diferentes y tenemos distintas herramientas para distintas situaciones. Afortunadamente yo soy súper fuerte emocionalmente y puedo salir de situaciones adversas y hacerlas en positivo, como el accidente a los 12 años de la bala loca que me dejó en silla de ruedas de por vida. Por eso no pude ser futbolista, pero igual pude ser deportistas. Al final estoy logrando el sueño que siempre he tenido desde niño, que es representar a Chile. Hay que tener fuerzas y lograr los sueños que uno se proponga con esfuerzo, dedicación y constancia. Va a haber momentos malos, pero es ahí donde hay que ser fuerte de cabeza y seguir adelante como dice mi papa. Los sueños son como una relación, van a haber momentos buenos y malos, pero hay que batallarla y estar con el amor de la vida de uno", cuenta.
Para cerrar, Méndez afirmó que el accidente que sufrió y que afortunadamente puede contar, bajo ninguna circunstancia frenará sus aspiraciones deportivas del 2022. ¿El norte? Una medalla colgándole del cuello. "Las embarcaciones llegarán de aquí a dos meses. Por suerte puedo entrenar con el ergómetro y trabajo en tierra para ya en mayo viajar a una Copa del Mundo en Polonia. Después tengo sudamericano y el mundial en Canadá en agosto. La convicción es siempre volver con una medalla", finalizó.