Calles para la niñez, seguridad vial, movilidad
La tendencia mundial es volver a recuperar la ciudad para las personas
¡Auto! Para la mayoría de quienes crecimos en los '80 y '90, esta era la palabra clave que nos hacía detener el juego para dejar pasar al inoportuno vehículo que se le ocurría pasar por la calle. El espacio público, y en especial las calles, era el patio de juegos por excelencia. La realidad de hoy es totalmente distinta. Según datos levantados por Ciudad Emergente desde Conaset, en la última década (2010-2019), fallecieron 1.063 niños y niñas en las calles: En Chile cada 4 días muere un niño o niña en un siniestro vial.
Y es que los niños, las niñas y jóvenes se enfrentan a la ciudad siendo peatones y ciclistas, usando una infraestructura que no está diseñada para su seguridad, sino que al contrario, cuando se planifican las calles se considera primordialmente cómo hacer transitar los vehículos a motor lo más rápido y expeditos posibles, y no se piensa en base a quienes caminan o transitan en los modos más vulnerables. Pareciera que nuestras calles perdieron la capacidad de ofrecernos aquello que nos ha caracterizado como humanos por miles de años, y es la posibilidad de movernos caminando, deambulando a pie seguros. Los niños y niñas sin duda han sido los grandes perdedores.
Pero la tendencia mundial es volver a recuperar la ciudad para las personas y especialmente para la niñez. Durante diciembre, tuvimos la oportunidad organizar junto a la Asociación Nacional de Oficiales de Transporte de los Estados Unidos (NACTO-GDCI) la capacitación "Diseñando Calles para la Niñez", con la participación destacada de funcionarios de la Municipalidad de Frutillar, y de muchos otros municipios de Chile. A través de iniciativas como ésta se busca que ciudades de pequeña escala, como Frutillar, adopten tempranamente medidas de movilidad 8-80, es decir, calles y ciudades atractivas para todas las generaciones, desde los 8 hasta los 80 años de edad.
¿Por qué es importante? Si nos remitimos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en los que fundaciones como Plades trabajan fuertemente, nos encontramos con la urgencia de vivir en ciudades y comunidades sostenibles, y una ciudad donde sus calles permiten que los niños, las niñas y adolescentes se muevan seguros, donde el trayecto de la casa al colegio se transforma en una experiencia educativa, donde caminar nos inspira a conocer nuevas cosas, todo esto, es el mejor indicador con que podemos contar para saber que estamos haciendo las cosas bien. Un eje para lograrlo es atreverse a tomar decisiones que logren consolidar la vocación de espacio públicos de las calles, priorizando espacios para las personas y a la infancia.
Javier Vergara Director Ejecutivo Ciudad Emergente