Alta segregación por sexo registra la educación TP
Un estudio de la Universidad Alberto Hurtado sobre prácticas profesionales detalla que las jóvenes chilenas que eligen la formación técnica deben afrontar con complicaciones la inserción laboral en históricas "áreas masculinizadas".
En el estudio realizado por la Universidad Alberto Hurtado, titulado "Prácticas Profesionales de estudiantes mujeres en áreas masculinizadas de la Educación Técnico-Profesional media y superior", se revelaron importantes diferencias estadísticas en la inserción laboral de dichos campos.
Si bien la cantidad de mujeres que ha ingresado a estudiar este tipo de carreras ha aumentado, todavía se nota una predominancia masculina.
"En Chile, la Educación Técnico Profesional (ETP) está relativamente balanceada en términos de género. En el año 2021, 53% de estudiantes mujeres se matriculó en la ETP superior, versus 47% de estudiantes hombres. Sin embargo, gran parte de sus programas de estudio son altamente segregados por género al asociarse a campos ocupacionales específicos donde prevalecen los roles tradicionales entre hombres y mujeres", indica el estudio.
Por ejemplo, la matrícula femenina llega en promedio al 17,7% en sectores económicos de la Educación Técnico Profesional (ETP) Media de carreras de las ciencias, la tecnología, las ingenierías y las matemáticas (STEM).
En tanto, en la educación superior el promedio alcanza el 11,2%, registrando mayor participación en la construcción con un 19,2%.
Las diferencias también se encuentran entre quienes encontraron práctica a través de sus instituciones.
En el caso de la Media, lo logró el 73% de los hombres y el 65% de las mujeres. En tanto, en la ETP Superior es el 16% y 12%, respectivamente.
"no haré baño para ti"
Otro de los tópicos que incluyó la investigación fue si las mujeres se sentían condicionadas para acceder a la práctica simplemente por su sexo.
El 43% afirmó haber perdido oportunidades de prácticas por el hecho de ser mujeres y 7% dijo que su institución educativa se preocupó de colocarla en una empresa de práctica por ser mujer.
Otro 51% señaló que le costó mucho más encontrar práctica y este número asciende a 72% si se trata en específico en el sector de la minería.
Por su parte, los resultados de las encuestas indican que las empresas suelen responsabilizar a las propias estudiantes. El 57% dice que no recibe solicitudes de su parte, mientras que un 39% indica que las mujeres prefieren otro tipo de empresas.
También se añade, en algunos rubros específicos, la creencia sobre que el tipo de funciones que se realiza son preferentemente para hombres. De lo anterior, 44% corresponde al rubro de mecánica y mantenimiento, que incluye a la industria automotriz.
"Las prácticas profesionales uno las tiene que buscar, y qué pasa, que empieza a correr el tiempo, y tú ya vas viendo que no encuentras práctica." señala una titulada de ETP superior de Construcción.
"En varios lugares donde yo intenté entrar a práctica me decían que no, aparte por ser mujer, y me decían 'es que no te puedo recibir porque yo no voy a hacer un baño para ti'. Entonces al final, claro, era muy desmotivante", dijo otra titulada de ETP superior de Mecánica Automotriz.
Cambiar el estigma
Dentro de los principales hallazgos del informe, señalan que "el estudio también confirmó la relevancia de las prácticas profesionales para el proceso formativo de estudiantes tanto de la ETP media como superior".
Al respecto, se destaca el aporte al desarrollo de habilidades prácticas, interpersonales y de conocimiento del campo laboral de sus carreras, así como su potencial de abrir caminos de desarrollo profesional.
En concreto, el 80% de las mujeres asegura que fue bien recibida en las empresas de práctica y valoran la posibilidad de aplicar lo aprendido en contextos laborales reales.
"Las empresas que reciben estudiantes mujeres en práctica indican que integrarlas permite cambiar el estigma 'masculino' del rubro y puede sentar un precedente para que otras empresas hagan lo mismo", asegura el texto.
Entre los atributos que distinguen a las mujeres se menciona su positiva disposición al trabajo colectivo, ser detallistas, la capacidad de comprensión de tareas y de organización y orden en el trabajo, todo lo que se constituiría en ventajas competitivas respecto al promedio de los estudiantes varones.
"No obstante, esta naturalización de atributos supuestamente femeninos nos podría conducir a la segmentación de tareas por género en las empresas, lo que justificaría la orientación de las jóvenes al desempeño o desarrollo de determinadas actividades por sobre otras que no siempre están definidas en el perfil de egreso de su especialidad o carrera", advierte el estudio.
Entre los aspectos negativos de la práctica, 36% de las mujeres tituladas señaló que solo por ser mujeres tuvieron que esforzarse más que sus colegas varones. El 30% dice haber sido excluida de la realización de ciertas tareas, 29% recibió asignación de tareas menos desafiantes y 25% sintió que desconfiaban de sus capacidades.
Para mirar con optimismo el futuro a partir de los datos que arroja esta investigación, una de sus autoras, Paola Sevilla, quien es académica de la Universidad Alberto Hurtado, explica que las empresas privadas, los establecimientos de educación técnico profesional, el Estado y otras organizaciones afines, deberían "trabajar de manera conjunta, para propiciar prácticas profesionales virtuosas para estudiantes mujeres, pues son una oportunidad para incidir y promover una mayor igualdad de género en rubros donde históricamente las mujeres han tenido muy baja participación".
Pese a las dificultades, sigue en aumento la cantidad de mujeres en "áreas masculinizadas".
3.681 encuestas aplicó el estudio, entre junio y agosto de 2021, a egresados y egresadas de educación TP media y superior en todas las regiones, además de empresas que proveen cupos de práctica.